Desde el cabo de Finisterre hasta la ría de Ribadeo, las Rías Altas conforman un auténtico paraíso natural, cultural y gastronómico. En cuanto a su riqueza paisajística, hablamos de un territorio marcado por una naturaleza salvaje e imponentes acantilados, un sinfín de pueblos con encanto y sobre todo, numerosos rincones de película muy poco masificados. Sin ir más lejos, en el litoral más occidental de la Mariña lucense, la localidad de O Vicedo se posiciona como uno de los grandes tesoros costeros de la provincia de Lugo. A medio camino entre el mar y la montaña, este rincón del norte gallego destaca por sus innumerables arenales y cuevas marinas, islas o cabos e incluso varias sierras con un patrimonio arqueológico inestimable.
Pero más allá de este patrimonio natural de O Vicedo, uno de los enclaves más singulares y bonitos que podemos encontrar en el municipio se localiza en la conocida como playa de Caolín, un lugar donde la naturaleza y el patrimonio industrial se entrelazan en mitad de un paisaje tropical que parece sacado de una postal del Caribe. Aguas turquesas y cristalinas, arena fina y un horizonte acentuado por un enorme manto verde configuran la estampa habitual de este arenal oculto en la costa lucense. Lo más curioso de de todo es que en este mismo punto se emplazaba antiguamente un lavadero de caolín que con el tiempo, no sólo ha sido el responsable de dar nombre al lugar, sino también de provocar el característico tono y aspecto de una arena que recuerda a esta arcilla blanca y fina que era cargada y lavada antaño en esta playa o la vecina de Arealonga.
El pasado industrial de la playa de Caolín
En este rincón de la costa lucense, hace apenas unas décadas las canteras de la zona destacaban por la abundancia de caolín, un material que en el caso de Galicia era incluso considerado como uno de los mejores de Europa. Cuando hablamos de caolín nos referimos a un material compuesto por una arcilla blanca muy pura, utilizada principalmente en la fabricación de porcelana, aunque también para la pasta de papel, la pintura e incluso la cosmética. En la localidad de O Vicedo, la antigua planta de lavado de este material se situaba justo en el entorno de la ahora denominada playa de Caolín, cuyos restos abandonados todavía son visibles en la parte posterior del arenal.
Cabe destacar que esta no es la única industria en ruinas que podemos encontrar en las proximidades de la playa de Caolín, ya que existen al menos otras tres fábricas abandonadas en todo el perímetro. La actividad de estas antiguas empresas respondían principalmente al sector del mar, con una primera etapa dedicada al salazón y una segunda a la conserva. La primera de las industrias se mantuvo activa desde el siglo XIX hasta más o menos principios del siglo XX. En el caso particular de la conserva, su auge vino dado por la introducción de nuevas técnicas y métodos para la conservación del pescado gracias a la lata inventada por Peter Durand en el año 1810. De hecho, justo en la carretera de acceso a la playa podemos ver la silueta envejecida de la firma de Conservas el Cisne. Y en mitad de los bosques litorales de O Vicedo, las ruinas de Cedonosa también se mantienen ocultas por la maleza.
El paraíso de porcelana de O Vicedo
En la actualidad, la playa de Caolín conforma un pequeño paraíso de apenas 120 metros de largo, rodeado de bosques de pinos y una frondosa vegetación salvaje, así como pequeñas cuevas marinas ocultas entre los acantilados y unas tranquilas aguas turquesas que invitan al baño en las jornadas más calurosas del verano. También la arena blanca de semblante porcelanoso insta a los bañistas a pasear por sus orillas disfrutando de la belleza y la tranquilidad de un entorno natural único en O Vicedo.
En los alrededores del arenal de Caolín, concretamente en uno de los cabos que cobijan a la pequeña lengua de arena (Punta de Castro), también podemos encontrar varios elementos que merecen la pena una parada a nuestro paso por este arenal de aires caribeños, entre ellos un castro costero o un pequeño faro de una sola planta con vistas a la ría do Barqueiro-Vicedo. Y más allá de la zona costera, en las cercanías de la playa podemos visitar asimismo varios pueblos que conservan gran parte del encanto rústico de tiempos pasados.