El pueblo gallego con una iglesia inacabada por no rivalizar con la Catedral de Santiago

Conocida de forma popular en toda Galicia como "la pequeña Compostela", la localidad costera de Noia conforma uno de los destinos turísticos más bonitos y visitados de la provincia de A Coruña. Lo que no muchos saben sobre esta gran villa medieval es que su callejero alberga una iglesia que nunca fue terminada para no competir con la Catedral de Santiago, o al menos esa es la razón principal que pervive en el imaginario popular de los noyeses. Un templo "maldito" y envuelto por el misterio cuya leyenda más conocida advierte de que cualquiera que se atreva a finalizar la obra del campanario acabará muerto, tal y como en teoría le sucedió en el pasado al cantero encargado de rematar la torre. 

Mito o realidad, lo cierto es que han sido varios los sucesos a lo largo del tiempo que han avivado esta leyenda urbana detrás de la Catedral de San Martiño. Sin ir más lejos, a principios de la década de los años setenta tuvo lugar uno de los hechos más siniestros y espeluznantes en la historia reciente del municipio coruñés. Durante el rodaje del filme La campana del infierno, su director, el sevillano Claudio Guerín, perdió la vida al precipitarse de forma trágica desde la cima de la torre cuando se disponía a grabar una de las últimas secuencias de la película. En su momento, el repentino fallecimiento del joven y prometedor cineasta causó un gran revuelo en la localidad, pues su caída en extrañas circunstancias hacía a muchos recordar la horrible profecía que desde tiempos inmemoriales se encuentra vinculada a esta catedral de Noia. De hecho, la película fue más tarde acababa por el director Juan Antonio Bardem y hoy en día es considerado el filme más maltido del cine español. 

La misteriosa leyenda detrás de la catedral inacabada

El casco histórico de Noia constituye el escenario perfecto para viajar a través del tiempo, con un entorno mágico repleto de monumentos históricos y una arquitectura popular que permiten trasladar a sus visitantes hasta la lejana Edad Media. De hecho, la Feria Medieval de Noia es una de las más conocidas y visitadas de toda Galicia. Pero más allá del encanto inherente de esta villa medieval en las Rías Baixas, en una de las plazas más concurridas de Noia se oculta la protagonista de la leyenda más enigmática de la localidad: la iglesia de San Martiño de Noia, declarada Monumento Nacional en el año 1931.  

El templo religioso en cuestión hunde sus raíces en el siglo XV, construido a demanda del Arzobispo Lope de Mendoza en un estilo gótico marinero y bajo un halo de misterio que todavía se mantiene presente en nuestros días. Al parecer, y según apuntan los documentos de la época conservados en el presente, el arquitecto encargado de construir las torres de la catedral falleció antes de poder finalizar su obra. Además, aquel no fue el único acotecimiento extraño, sino que poco tiempo después, una serie de incidentes impidieron que la segunda torre fuese erigida junto a su gemela. Lo cierto es que a día de hoy son muchas las incógnitas que surgieron a raíz de la construcción de la iglesia, pero la mayoría de mitos y leyendas coinciden en que existe una maldición que cae sobre toda aquella persona que trata de acabar la segunda torre. 

Más allá de la justificación que estos relatos populares encuentran en la fábula, la verdad es que existe una teoría que desgrana una explicación mucho más lógica sobre el enigma de la catedral inacabada de Noia. Por lo visto, ante el temor de que el templo de San Martiño de Noia pudiese ganar en belleza y protagonismo a la emblemática Catedral de Santiago de Compostela, desde el Arzobispado de la capital gallega habrían prohibido terminar la construcción de la segunda torre de la campana. Además, el aspecto de castillo-iglesia del templo noyés recuerda al que tienen otras estructuras religiosas como la ya mencionada Catedral de Santiago y otras como las de Ourense o Tui. En cualquier caso, la escasa información sobre la obra ha ido alimentando un mito que algunas voces cuestionan como una simple leyenda creada para cubrir los intereses de los grandes estamentos religiosos de la época. 

Qué más ver y hacer en Noia

La localidad de Noia al atardecer. Foto: Shutterstock

Como decíamos al comienzo del reportaje, Noia conforma uno de los destinos turísticos más completos de Galicia. El patrimonio monumental, histórico, cultural, paisajístico e incluso gastronómico de esta villa medieval lo convierte en una auténtica joya para recorrer con calma, con un sinfín de actividades para descubrir el encanto de la localidad. Para aquellos viajeros que buscan disfrutar de la arquitectura popular, civil o religiosa, edificios como el Convento de San Francisco, de principios del siglo XVI y de estilo gótico-renacentista; el Pazo de los Churruchaos, el viejo cementerio de Santa Cristina de Barro o los restos de la Fortaleza de Tapal y sus antiguas murallas medievales son sólo algunos de los espacios más destacados. 

Y en el caso del monumento prehistórico más antiguo del municipio, el Dolmen de Argalo ―también denominado Cova Moura― representa uno de los megalitos más importantes de Galicia y está formado por un sarcófago compuesto por siete losas verticales que en su momento daban lugar a una cámara poligonal y planta circular, que según apuntan los expertos, estaría cubierta. En lo referente a la belleza y el atractivo costero de Noia, en toda la localidad podemos encontrar varios arenales estupendos para disfrutar de los últimos rayos de sol o incluso dar un agradable paseo, entre ellos la playa de Boa Grande, Boa Pequeña, Testal o Taramancos. 

Por último, en el apartado culinario de este municipio coruñés, la cocina marinera es la gran protagonista del grueso de restaurantes de la villa. Los mariscos y pescados frescos de la ría ocupan la mayoría de las recetas de los locales, aunque son los berberechos de Noia los verdaderos tesoros culinarios del municipio e incluso están considerados como los mejores de toda la Península Ibérica. Más allá de los productos del mar, elaboraciones como el lacón con grelos o las empanadas gallegas completan los manjares que los visitantes de Noia pueden disfrutar durante su estancia en la villa medieval más bonita de Galicia.