La singularidad de los camposantos, la belleza de las tumbas e incluso la importancia histórica de muchos cementerios ha hecho crecer al conocido como turismo negro o necroturismo dentro de Galicia. De hecho, el territorio gallego cuenta con dos de estos espacios sagrados incluidos en la Ruta Europea de los Cementerios (The European Cemeteries Route), declarada Itinerario Cultural del Consejo de Europa ya en el año 2010.
Los cementerios de San Amaro, en A Coruña, y de San Froilán, en Lugo, son los destacados de esta senda dedicada a difundir el patrimonio material e inmaterial que gira entorno a unos lugares comunes a todas las ciudades europeas que tienen una función cultural y religiosa bien definida. No obstante, los citados camposantos no son los únicos que merece la pena visitar en el ámbito de Galicia, pues la realidad es que hay muchos otros que destacan de igual manera por su monumentalidad, valor histórico e incluso ubicación.
De todos cuantos existen, uno de los cementerios más curiosos que podemos visitar en Galicia se encuentra en el corazón de la Mariña Central lucense, concretamente en la monumental ciudad de Mondoñedo. De hecho, podría decirse que el Cementerio Viejo de Mondoñedo se encuentra entre los camposantos con más historia de la región, reconvertido en el presente en un parque que todavía mantiene una división en alturas por clases sociales y que además conserva los restos de personalidades ilustres tan importantes de la cultura gallega como el literato y periodista Álvaro Cunqueiro; el compositor musical del himno gallego, Pascual Veiga o el médico y escritor local Leira Pulpeiro, entre otros.
En las entrañas de un camposanto con historia
Los cementerios son también el reflejo de la historia, de la memoria colectiva e individual grabada a fuego sobre epitafios y nombres que todavía evocan sentires. Lugares sagrados como el Cementerio Viejo de Mondoñedo conforman a su vez el testimonio vivo de una época, de clases e incluso tendencias artísticas. Lo cierto es que una de las grandes particularidades que hacen tan único y especial a este camposanto lucense es el hecho de haber conservado la división que otrora separaba por clases sociales a la ciudad al término de su muerte. Así, en los límites del recinto se pueden observar todavía hoy tres espacios bien diferenciados: la parte alta, donde se encuentran ubicados los grandes panteones de las clases más pudientes; una parte central destinada a las clases medias; y un último eslabón más bajo donde eran enterrados sobre la tierra las familias más humildes.
Al margen de la curiosa estructuración por clases del espacio, cabe señalar el hecho de que en uno de los laterales del Cementerio Viejo de Mondoñedo podemos encontrar también un cementerio civil en el cual eran sepultadas antaño todas aquellas personas que no habían sido bautizadas o que se declaraban así mismas como ateas. Sea como fuere, gran parte del valor patrimonial y cultural de este camposanto gallego viene dado también por el elevado número de personajes ilustres vinculados a la identidad de Galicia cuyos restos reposan en él. Además, resulta oportuno mencionar que, en el presente, este histórico lugar de descanso se ha recuperado como jardín público con áreas de paseo, miradores e incluso zonas de entretenimiento para niños y mayores.
Las tumbas de ilustres en el cementerio
El Cementerio Viejo de Mondoñedo puede presumir de albergar entre sus muros los restos de hijos ilustres del municipio ―y de toda Galicia― como Pascual Veiga, Manuel Leiras Pulpeiro o el propio Álvaro Cunqueiro, el más universal escritor mindoniense. En la lápida del literato, por ejemplo, un epitafio deja constancia del amor de Cunqueiro por su tierra con unas palabras que dicen así: "Loubado seña Deus, que me permitiu facerme home neste grande Reino que chamamos Galicia". Bajo la citada declaración, otra frase repleta belleza e intención que recuerda el enorme valor aportado por el escritor a la cultura gallega: "Equí xaz alguén que coa sua obra fixo que Galicia durase mil primaveras máis".
En el caso particular de Pascual Veiga, los restos del músico y compositor mindoniense tuvieron que ser trasladados desde Madrid a su villa natal a finales de 1912, donde se le construye un mausoleo en su honor. El monumento en honor a este personaje ilustre tiene grabado en relieve sobre su estructura la silueta de una gaita y una especie de arpa de lira.
Por su parte, los restos de Manuel Leiras Pulpeiro descansan al margen de la zona sagrada, fiel a sus principios e ideología republicana federal que le hicieron enfrentarse en más de una ocasión al clero mindoniense y los sectores más tradicionales. Por último, también las tumbas del escritor y periodista Eduardo Lence-Santar y del compositor y maestro de capilla José Pacheco se encuentran entre los muros del Cementerio Viejo y forman parte del orgullo de Mondoñedo.