Tierra de tradiciones y leyendas, Galicia también destaca por su impresionante patrimonio natural y riqueza paisajística, con un sinnúmero de refugios de la biodiversidad y paisajes que capturan la esencia más pura del noroeste peninsular. Desde los abruptos acantilados y playas vírgenes que asoman sus salvajes perfiles al océano Atlántico, hasta los frondosos bosques, cursos fluviales y sistemas montañosos que dan forma a su cara más interior, la realidad es que la región gallega conforma un auténtico mosaico de enclaves mágicos y de belleza inherente.
Uno de esos tesoros ocultos del interior de Galicia nos transporta hasta las entrañas de la localidad lucense de Palas de Rei, justo en el tramo más alto del río Ulla. Allí se ubican los conocidos como Torrentes de Mácara, un singular conjunto de rápidos y cascadas que está considerado como una de las grandes maravillas naturales de Galicia.
Enmarcados entre los límites de la comarca da Ulloa, los Torrentes de Mácara se sitúan muy cerca de la confluencia de los ríos Ulla y Pambre, uno de sus principales afluentes. En esta zona alta del Ulla, el curso fluvial desciende por un pequeño cañón de granito donde se forman un sinnúmero de rápidos, pozas y pequeñas cascadas. De hecho, la fervenza de mayor tamaño apenas alcanza los 3 o 4 metros de altura. Ahora bien, este paraje salvaje en Palas de Rei puede presumir de una belleza natural única que sorprende a todo visitante que descubre por primera vez este rincón privilegiado del interior de Galicia.
Existen varias rutas de senderismo que recorren los márgenes del río y permiten a los senderistas disfrutar de cerca del encanto de los Torrentes de Mácara. Además, se trata de un enclave ideal para la práctica de deportes como el kayay e incluso ha sido el escenario de varias ediciones de la Copa Galega de Kaiak Extremo.
De ruta por una maravilla natural de Galicia
Para llegar hasta esta maravilla natural en el interior de Galicia disponemos de varios accesos diferentes, ya sea desde la N-547 en dirección a Palas de Rei o bien iniciando el recorrido a pie desde el Castelo de Pambre, una auténtica joya patrimonial que hunde sus raíces en el siglo XIV y que ha sido catalogada como Bien de Interés Cultural, pues se trata de una de las pocas construcciones militares que sobrevivieron a las Revoltas Irmandiñas de 1467.
En el caso de tomar como punto de partida esta antigua fortaleza medieval, el senderista tendrá por delante 6 kilómetros de ruta lineal entre ida y vuelta, descendiendo hacia la ribera del Ulla por un sendero lateral habilitado con escalones de madera y señalizaciones que permiten un tránsito mucho más fluido y seguro. A tan sólo dos kilómetros, antes de cruzar el puente, veremos una pista de tierra con un cartel que indica el sendero a seguir para encontrar los Torrentes de Mácara.
Los frondosos bosques de ribera que rodean los márgenes del Ulla, poblados de grandes arboledas de castaños, carballos, freixos y avellanos, otorgan al lugar y a esta ruta un aura casi virgen repleta de magia y misticismo. A pesar de que se trata de una caminata de dificultad media-alta, con numerosos desniveles y abundantes tramos rocosos, lo cierto es que merece mucho la pena adentrarse en la riqueza natural y paisajística que envuelve a los Torrentes de Mácara.
De hecho, una vez nos sumergimos en el corazón de este profundo valle, el camino empieza a descubrir muy pronto una preciosa zona de rápidos y cascadas así como varios tramos de lagunas de mayor profundidad (algunas de ellas incluso aptas para el baño) como las de Poza Branca y Pozo Negro. En esta última poza se encuentra precisamente una de las cascadas más fotografiadas de los Torrentes de Mácara, la cual alcanza su máximo esplendor en épocas de fuertes lluvias.