La villa marinera de A Coruña con el primer secadero de bacalao de la ría de Arousa
- El pintoresco pueblo de Palmeira se erige como un baluarte de la tradición marinera en Ribeira, con un legado que conecta su historia con la pesca del bacalao entre los años 1924 y 1927
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El perfil sinuoso de la ría más grande de Galicia parece esculpido por la mano paciente del tiempo, dando forma a un mosaico perfecto de ensenadas y penínsulas que guardan en cada uno de sus pliegues la esencia misma del Atlántico. En la vertiente norte de la ría de Arousa, localidades como Ribeira, A Pobra do Caramiñal y Rianxo emergen como joyas salpicadas entre el verde de los montes y el azul profundo del océano. En la cara sur, son rincones como Carril, Vilaxoán o Cambados las que deslumbran con su propio encanto.
Estas históricas villas de pescadores, bañadas por las suaves brisas y las frías corrientes atlánticas, conforman un auténtico baluarte de la tradición marinera. A orillas de la ría de Arousa, la vida sigue avanzando al compás de las mareas y de los oficios ancestrales que sobreviven al paso del tiempo, en una sintonía perfecta que entrelaza la cultura y el carácter de un pueblo que encuentra su alma en el mar.
Entre todos estos rincones repletos de magia destaca el caso de Palmeira, una pintoresca villa marinera que asoma su cara a la costa sur de la provincia de A Coruña. Parte del municipio de Ribeira, este pequeño puerto guarda en su historia un hito singular, el de ser el primer secadero de bacalao de la ría de Arousa, establecido por Esmeraldo Dominguez, pionero en impulsar este tipo de pesca a partir de 1925. Un legado imborrable que confirma su lugar destacado en la rica historia marítima de las Rías Baixas.
Una ventana abierta a la tradición marítima
En este pintoresco núcleo marinero de Ribeira, las estrechas callejuelas serpentean entre viviendas marineras que susurran historias de un pasado lleno de cotumbres y tradiciones. El vínculo de Palmeira con el mar se pierde más allá del tiempo, aunque fue a partir de la primera mitad del siglo XVIII cuando su dependencia de los océanos se intensificó. Este pequeño puerto comenzó a prosperar no sólo a través de la comercialización marítima, sino también con la aparición de industrias auxiliares en tierra firme. No es de extrañar que aquí naciera el primer secaderos de bacalao de la ría de Arousa, testigo de su importancia en la historia pesquera de la región.
En el presente, la zona portuaria del pueblo de Palmeira se encuentra presidida por una imponente escultura de cinco metros de altura, erigida por iniciativa popular como un sentido homenaje a la emigración gallega. Siguiendo la línea de costa, la ensenada que abraza este rincón de la ría de Arousa da forma a la playa de A Corna, un paraíso natural que destaca por su sistema dunar protegido, testimonio de la riqueza natural y paisajística que envuelve a esta pintoresca villa marinera.
Historia del secado del bacalao en Palmeira
Conviene recordar en este punto que la primera fábrica de salazón de Galicia se estableció en la isla de Sálvora en el año 1770, marcando el inicio de una actividad que transformaría la economía y el paisaje de la ría de Arousa. Con el tiempo, pequeños puertos como Aguiño, Ribeira o Corrubedo empezaron a florecer, siendo este último la principal base portuaria de la ría hacia 1900. En Ribeira por su parte, destaca la villa de Palmeira, el lugar elegido por Esmeraldo Domínguez para fundar el primer secadero de bacalao en la zona.
Esmeraldo y su hermano Manuel Domínguez, oriundos de Panxón, emprendieron en 1924 un ambicioso proyecto para conquistar los caladeros de Terranova. Fletaron entonces 18 vapores que operaban en su mayoría desde puertos andaluces, dedicando su esfuerzo a la pesca del bacalao. Su buque insignia, Melitón (bautizado en honor a su padre), zarpó a Terranova con una tripulación de medio centenar de hombres liderados por Antonio Sobrido, inicialmente franceses en su mayoría y, más tarde, gallegos en las siguientes campañas hasta 1926.
En Palmeira, los hermanos instalaron secaderos al aire libre y cuatro mecanizados al vapor, que funcionaban cuando el tiempo no permitía el proceso de secado exterior, y que daban empleo en tierra firme a otro centenar de mujeres locales. Sin embargo, la aventura derivada del Melitón fue breve y con resultados modestos: en tres años apenas se alcanzaron las 1.100 toneladas de bacalao, el 1% del consumo nacional. Es por ello que en 1927, la firma gallega abandona la actividad para redirigir sus labores hacia la pesca de merluza en el banco canarioafricano.
A pesar de todo, el propósito de la empresa dejó un legado significativo en la historia marítima de España, reabriendo los fértiles caladeros de Terranova a los barcos españoles. La realidad es que su estela fue seguida poco después por los buques vascos de PSYBE, la empresa más grande de España dedicada a la pesca y secado del bacalao; y una flota de PEBSA (Pesquerías Españolas del Bacalao S.A.), fundada en Salamanca en plen aguerra civil.