Villa marinera de Portosín

Villa marinera de Portosín Shutterstock Porto do Son (A Coruña)

Escapadas

El pueblo de A Coruña con orígenes romanos que explotó en el siglo XX gracias al turismo

  • La pequeña villa de Portosín, donde la tradición marinera se combina con paisajes de ensueño y una vibrante vida social, se alza como uno de los destinos turísticos más destacados de la ría de Muros e Noia
  • Te podría interesar: Ría de Muros e Noia, un viaje por la Galicia más genuina
Publicada

Refugio de calma y salitre, Portosín se encuentra anclado en el interior de la ría de Muros e Noia, en un rincón mágico de Galicia donde la serenidad de las Rías Baixas encuentra su contraste con el espíritu indómito de la Costa da Morte. Este pintoresco pueblo costero parece desafiar al paso del tiempo, suspendido entre el azul infinito del mar y el verde imponente de la montaña. Su horizonte se abre paso entre aguas cristalinas y una brisa marina que acaricia su puerto mientras deja una huella inconfundible en la gastronomía local, auténtica y cargada de sabor a mar. 

Como guardián del Atlántico, Portosín ha forjado su historia como un lugar destacado en la pesca de cerco, capturando sardinas, jureles, anchoas y otras especies que acostumbran a danzar en bancos bajo los fondos marinos. Ahora bien, esta villa de orígenes romanos es mucho más que redes y barcos. Sus arenales, que abrazan la costa como auténticos paraísos, son un refugio para quienes buscan la tranquilidad de sus aguas y la belleza inherente de estos paisajes. Aquí, cada temporada tiene su propio encanto: en verano, cuando el realza su esplendor; y en invierno, cuando la melancolía del cielo gris define su carácter sosegado y acogedor. 

Sea como fuere, Portosín se ha convertido en un lugar para descubrir, sentir y guardar en la memoria. Una invitación constante a perderse y encontrarse al compás sereno de las olas, el susurro de los vientos y el eterno vaivén de las mareas.

Un pasado romano

Vista aérea de la villa de Portosín

Vista aérea de la villa de Portosín Wikipedia Porto do Son

En el territorio gallego, cada rincón murmura historias que el tiempo no ha podido silenciar, y pocas son tan cautivadoras como las que dejó el Imperio Romano. Durante siglos, los romanos tejieron su legado en esta tierra de brumas y naturaleza infinita, trazando calzadas que aún hoy desafían al tiempo y levantando murallas que guardan secretos de una época dorada. Aquí, donde la tradición celta se encontró con la grandeza romana, surgió un crisol único de culturas y paisajes que perduran en la identidad de Galicia. 

Portosín también guarda ecos de ese pasado imperial. Se cree que en este rincón costero existió una villa y un puerto romano conocido como Portus Sinum, una parada estratégica en la Vía XX, per loca marítima. Esta antigua calzada romana conectaba Bracara Augusta (Braga) con Asturica Augusta (Astorga), bordeando el litoral atlántico de Gallecia y dejando su huella en ciudades como Brigantium y Lucus Augusti. Portosín, en su quietud actual, sigue evocando aquel tiempo en que Roma marcó el pulso de estas tierras.  

Retazos de este pasado romano siguen vivos en el patrimonio histórico y popular de Portosín. Sin ir más lejos, la iglesia parroquial de Goiáns fue reconstruida sobre los restos de un antiguo templo romano. También se han documentado referencias a una mansión cuyos mosaicos, analizados por arqueólogos, revelan detalles de esta misma época. Asimismo, en toda esta zona costera se han hallado varias aras y lápidas funerarias, como la designada It Rufinus Sieliensis que se conserva en la iglesia de San Esteban de Queiruga, las cuales que permiten reconstruir fragmentos de su historia, mostrando cómo los romanos dejaron su impronta en la vida cotidiana de Portosín.

El legado romano también se percibe en la pesca y la industria salazonera, actividades que los romanos impulsaron sobre los cimientos establecidos por los celtas. Además, construyeron importantes calzadas que conectaban toda esta región. Una de las más destacadas partía desde Bemil, muy cerca de la actual Caldas de Reis, atravesando el río Ulla hacia el entorno de Rianxo y Boiro, donde comenzaba su ascenso hasta la sierra do Barbanza. Desde allí, la vía descendía de nuevo hacia Nebra, bifurcando su camino hacia el Castro ya romanizado de Baroña y Portus Sinum.

La riqueza turística de Portosín

Playa de Coira en Portosín

Playa de Coira en Portosín Booking Porto do Son (A Coruña)

Al este de la ría de Muros y Noia, la costa de Porto do Son despliega más de 25 kilómetros de contrastes, alternando entre arenales abiertos al Atlántico y calas paradisíacas que se esconden al abrazo de la ría. Portosín, joya de esta franja litoral, seduce con su riqueza natural y su encanto marinero. La playa de Coira, situada muy cerca del puerto pesquero, está rodeada de un paisaje semiurbano que no le resta ni una pizca de belleza al lugar. Lo cierto es que la actividad de la villa late con fuerza en el entorno más próximo al muelle y la Plaza do Curro, epicentro de restaurantes y locales de ocio nocturno que animan el callejero de la villa, especialmente durante los meses de verano. 

Cabe recordar que, en el siglo XX, la villa de Portosín vivió una transformación que la llevó de ser una modesta aldea marinera a convertirse en un vibrante núcleo turístico. El auge de las segundas residencias y la afluencia de visitantes la impulsaron a crecer, incorporando núcleos rurales como A Richoliña, O Mariño y parte de Frexido y O Campanario. Y aunque su censo oficial en 2022 apenas superaba los 800 habitantes, en temporada alta su población llega a superar los 2.000 residentes, consolidándose como el corazón turístico y principal destino vacacional de Porto do Son.