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Ya son nueve años: psicóloga de día, Mahara de noche en la calle Orzán de A Coruña
La Taberna Mahara tiene la esencia de María, su propietaria desde hace nueve años, que le pone psicología, rock y buenos alimentos a cada noche; sus pacientes de las mañanas y sus maharas de las noches la quieren por lo mismo: la cercanía que desprende
21 noviembre, 2019 17:51Un local oscuro que María ilumina con las ganas que le pone a cada día. Y eso que no hay huecos libres en su agenda: por la mañana ejerce como psicóloga especializada en la atención de personas con trastornos del comportamiento y cuando cae la noche atendiendo a los particulares "maharas", como aquí se llama a los clientes, que acuden en busca de buenas tapas y rock a su taberna.
En el local de la calle Orzán hay espacio para los viajes de los maharas, para fotos de familia y hasta las de sus perros, que también son bienvenidos en el local. María nació en Salamanca, pero su madre coruñesa la trajo hasta aquí. "Y eso que quería estudiar periodismo en Salamanca". Pero al final entró en Sociología y Psicología en la UDC y ahí entró de pleno en el mundo de la hostelería y en el de no dejar un minuto libre al día.
Además de celebrar ya su noveno aniversario al frente del local de la calle Orzán este mes, pasadas las Navidades cerrará unas semanas para hacer un lavado de cara al Mahara, que estrenará cocina e incorporará novedades en la decoración.
El día 30 de noviembre a partir de las 3 de la tarde empezará la fiesta de aniversario del Mahara con pinchos y DJs coruñeses; hablamos con María unos días antes para que nos cuente detalles de esta particular y rockera taberna.
¿Cómo te metiste en esto de la hostelería?
Llevo de camarera desde los 18. Trabajé durante mis estudios en la cafetería de Sociología de la Universidade de A Coruña para sacarme la carrera. Allí aprendí un montón de cosas. Los fines de semana también trabajaba en catering de bodas, y mira, ahora a pequeño nivel preparo caterings para eventos en el Mahara. Este año no hemos parado.
¿Cuesta cambiar el chip cuando te "transformas" en psicóloga por las mañanas?
Ya tengo muy asumido el ritmo, son muchos años, ya desde la época de estudiante. Procuro que sea lo más ameno posible, que dentro de que en la terapia hay que seguir unas rutinas. Al final es algo vocacional. No te creas que me cambio mucho cuando voy a trabajar. Me pongo la bata y ya está. Antes sí que me quitaba el piercing… He de confesar que me empecé a tatuar muy tarde. Cuando eres joven, eres más insegura. Ahora tengo claro que es mejor mostrarse tal y como se es. Confieso también que mis pacientes me llaman la "punki". Dicen: "que venga la punki". Creo que detectan la cercanía y lo valoran.
¿El rock ayuda en algo?
Sí que me ayuda el hecho de tener el Mahara. Me ha hecho ser más paciente. Fíjate, aquí también me toca a veces ejercer en cierto modo de psicóloga. Aquí he aprendido a ejercitar la paciencia, me controlo más. No soy tan impulsiva como era antes. También he aprendido a tomarme las cosas menos en serio.
¿Qué quisiste reflejar en el local?
Hay muchos regalos que me hacen los clientes, por ejemplo pinturas, las fotos por las paredes ¡hasta hay una de mis padres!… De mis viajes procuro siempre traerme algo que me guste. Hay muchas calaveras, de hecho, bromean cuando llega Halloween y me preguntan si yo voy a hacer al revés y en vez de poner más, voy a quitar alguna.
¿Y el nombre de Mahara?
Pues tiene mucho que ver con mis pacientes a los que yo llamo cariñosamente "mis loquitos". Lo de Mahara, además con H, es un juego de palabras por el nombre de mi perro Harpo que además fue muy longevo, como el de los Hermanos Marx. Estuvo conmigo hasta el año pasado, que cumplió 17 años y representó al local.
¿Cómo está funcionando estos años?
Cada vez hacemos más cosas, cocino más platos. Organizamos muchos eventos, cuando hay congresos o cuando los equipos de diferentes deportes celebran algo. Me gusta colaborar mucho con los vecinos del barrio. Pienso que es mejor que nos ayudemos entre nosotros.
Aquí también se come…
¡Sí! Fíjate que no me gustaba nada cocinar. Al principio hasta me costaba, no me lo creía. Me decían: "María, qué bien cocinas" y yo decía "¿en serio?". La verdad que la respuesta es genial: cada vez que hago algo, enseguida vienen a probar. Por ejemplo, con el raxo vegano… Estoy apostando mucho por la carta vegana. No hago nada súper elaborado pero sí voy probando cosas nuevas. No falta tapa con cada consumición hasta las doce de la noche; en ese momento se bajan las luces y se sube la música.
¿Como es eso de hacer barrio?
Sí, siempre intento implicar a la gente. Cuando me voy de vacaciones dejo puesto un mensaje recomendando otros bares de la zona. Al final, si hacemos equipo todos, nos irá mucho mejor, o esa es mi experiencia. Cuando yo cierro, recomiendo otros locales que cierran más tarde. A la Cocina económica le hice tres festivales y suelo patrocinar a locales cercanos… Ahora con el aniversario sorteo un tatuaje en el Katattoomba, que fueron los que pintaron esos cuadros y sortearé una cesta de La Canalla… En cuanto otros locales necesitan que les prepare unos pinchos, por ejemplo, me lo piden. No creo en la competencia, sino en echarnos una mano.
¿Te planteas jubilarte en el Mahara?
Soy la rockera del barrio, y eso que estoy envejeciendo. Eso me gusta. Cuando viajo y veo por ahí a las señoras de 60 en su bar me digo, ¡mira que bien! Hace unos meses empecé a plantearme la reforma de la cocina y pensaba: "Bueno, si me dicen que no me renuevan el alquiler del bajo a lo mejor es el momento de dejarlo y punto". Pero me dijeron que sí. (risas) Yo encantada. ¡Parece que voy consiguiendo envejecer rockera!
Y como buena hostelera…
¿Una banda sonora?
Difícil elegir, pero siempre fui mucho de Ramones. Y Dagla, que tocó en el Resurrection este año.
Una tapa…
Tortilla de grelos con chorizo.
Una bebida para acompañar…
Mencía.
Un viaje…
México.
Algo que cure todos los males…
Viajar cura todos los males, menos el del bolsillo, que te deja un poco más pobre, pero más rico de espíritu (risas). También me cura todos los males salir a pasear con los "Chukeles".