En el año 2003, Maxi, Eduardo y Ramón pusieron la primera piedra de un negocio de éxito. Se trataba de la primera cervecería O’Sampaio. Ahora, 17 años después, regentan hasta nueve locales de hostelería y son una de las cadenas más exitosas de A Coruña.
Pero no todo fue fácil durante estos años. Maxi Calviño y Eduardo Barba, primos naturales de Santa Icia (Arteixo), perdieron a su primo y socio Ramón. Pese a ello, supieron reponerse y mantener la esencia de un negocio nacido para aglutinar a los trabajadores del polígono de Pocomaco.
Después llegó Vilarrodís, Arteixo, la calle Bailén, la Estrella, la Marina, Santa Cruz y, por último, Matogrande. Allí nos encontramos con Maxi, que nos enseña este nuevo local y nos cuenta la historia y los secretos de la gran cervecería coruñesa.
Una cervecería de éxito desde el 2003
¿Qué tal la acogida de este nuevo O’ Sampaio?
La acogida está siendo muy buena. Está claro que ya somos conocidos en A Coruña. Muchos clientes de otros locales están viniendo por aquí a vernos, a conocer el sitio, a probar la nueva comida… De momento, todo muy bien. De hecho, tenemos clientes que comenzaron viniendo a tomar su caña a Pocomaco y ahora vienen aquí.
¿Ya os dedicabais a la hostelería antes de montar vuestro primer local?
Sí. Yo tenía O Estudiante, un bar en la avenida de A Sardiñeira. Además, trabajaba para Hijos de Rivera. Surgió la posibilidad de coger el local de Pocomaco y nos pareció una buena idea. Así fue como montamos la cervecería.
¿Cómo fueron aquellos primeros años?
Fueron muy buenos, años de bonanza. Había mucho más dinero que ahora. La gente tenía más alegría en el bolsillo. Con el tiempo, nos animamos a expandirnos a la zona de Arteixo, a nuestro municipio natal.
¿De dónde viene el nombre?
Viene del patrón de Santa Icia, nuestra localidad natal, que se celebra el primer domingo de junio.
¿Queríais enfocar el negocio a esa gran cadena que ha acabado siendo?
Nuestra idea era la de ofrecer comidas y menús del día para la gente que trabaja en el polígono. Tener cerveza de bodega, un horario amplio que permita tener cenas y desayunos… Tenemos precios económicos y platos típicos como raxo, tortilla, chipirones. Los fines de semana, además, se junta mucha gente en Pocomaco para ver el fútbol o tomar algo con los amigos.
¿No quisisteis introducir novedades en la carta en alguno de los locales?
De hecho, lo hicimos en Santa Cruz, donde tenemos parrilla y una carta de carnes que incluye chuletón de vaca, de ternera o buey, lubina a la brasa… A este local de Matogrande también le dimos un aire similar, con carnes de distintos tipos. Eso sí, siempre tenemos nuestras tapas y raciones de toda la vida.
¿Cómo ha sido llegar a Matogrande?
Aquí están los mejores hosteleros de la ciudad, igual que en el centro. Si quieres estar a la altura, tienes que estar con los mejores. Como en el fútbol. La verdad es que pensé que Matogrande no iba a ser una zona de puntillas, calamares, raxo y esas raciones, pero están teniendo mucha aceptación.
Supongo que llegar al centro también sería un gran paso.
Nos cogió en un mal momento por el fallecimiento de mi primo. Pero ya éramos conocidos en A Coruña como hosteleros y la gente nos ofrecían locales. Surgió el local de Bailén y nos pareció una zona maravillosa. Después llegó el de la Estrella y al final, el de la Marina. Con este último ya estamos en la crème de la crème, en los mejores sitios de la ciudad. En Santa Cruz fuimos más a la aventura. Nos gustó la idea de introducir parrilla. Es una zona muy buena, con grandes vistas. Ha funcionado muy bien, sobre todo en verano. Lo último ha sido Matogrande. Era una zona que teníamos en mente.
¿Cuántos trabajadores tenéis?
Ahora tendremos alrededor de 130 trabajadores. Todos a jornada completa. Tenemos muchos clientes y por eso necesitamos tanto personal.
¿Cómo vivisteis la crisis económica en plena expansión de vuestro negocio?
Creo que nos llegó a beneficiar. Antes, la gente gastaba mucho en locales más caros. Con la crisis, hubo que ajustar el presupuesto y nosotros seguimos con nuestra línea y captamos nuevos clientes.
¿Hay nuevos locales en mente?
No, la verdad. Siempre surgen cosas, así que nunca digas nunca. Yo iba a parar en el cuarto local, y ya vamos por el noveno.
¿Os surgió alguna oferta de otras ciudades?
Hubo alguna propuesta. Nos preguntaron si franquiciábamos, pero no quisimos. Preferimos llevarlo nosotros. También hubo quien quiso copiarnos el nombre.
¿Te viene a la mente alguna anécdota en particular de estos años?
Como en todos los trabajos, hay momentos buenos y malos.
¿Y aquel día que reventó un tanque de cerveza en Pocomaco?
Aquel día no estaba yo allí. Fueron 500 litros de cerveza por el suelo. En Pocomaco hicimos muchas fiestas importantes en aniversarios, ascensos del Dépor, San Juan… Lo que pasa es que fuimos creciendo y lo fuimos dejando.
Como buen hostelero
¿Con qué tapa de vuestra carta te quedarías?
El raxo o las puntillas.
¿Una caña o un vino?
Yo me crié en el mundo de la cerveza. Una cerveza de bodega bien tirada sabe muy bien.
¿Te quedas con alguno de tus locales?
Los locales son como los hijos, los quiero a todos por igual. Pero Pocomaco es Pocomaco.