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Cambios de mesas e insultos al personal: por eso ha cerrado el Central Park de A Coruña
Los responsables de la terraza de Emilia Pardo Bazán y del Roots "estudian reabrir en varios días con horarios reducidos para comprobar cómo va evolucionando la gente”
13 mayo, 2020 20:19Clientes que demandaban más rapidez a la hora de servirles sus consumiciones, que hacían caso omiso a la orden de no entrar en el interior del local o que movían las mesas rompiendo la distancia de seguridad de dos metros además de vecinos que realizaron llamadas para insultar al personal, fueron algunas de las razones que llevaron a los responsables del Roots y del Central Park de la calle Emilia Pardo Bazán de A Coruña a cerrar sus terrazas tan solo un día después de reabrir tras semanas de confinamiento. Así lo cuenta uno de los socios, Fernando Estévez, que deja claro que su interés es "abrir lo antes posible" y reconoce que lo que está valorando es "volver a abrir en un par de días con horarios reducidos para comprobar cómo va evolucionando la gente".
Estévez asegura que el lunes, el primer día que estaba permitida la apertura de terrazas ya que Galicia está en fase 1 de desescalada, "se vieron un poco desbordados" y explica que "sí contaban con que la gente tenía ganas de ir a una terraza" pero "no con la manera en la que sucedió todo". "Teníamos mucha ilusión por abrir pero no nos esperábamos un primer día así, de saberlo a lo mejor hubiésemos actuado de otra manera", cuenta, a la vez que detalla que la decisión de parar la actividad de nuevo (que explicaron en un comunicado publicado en las redes sociales de los locales) se debe principalmente a que "quieren invitar a reflexionar" sobre lo positivo que es que ya se pueda ir a tomar algo al aire libre.
A su vez, afirma que "no cree que a nadie le suceda nada por tener que esperar 10 minutos más de lo que lo hacía antes", en referencia a las quejas que realizaron el lunes algunos clientes por la tardanza en ser atendidos y poder ocupar una de las mesas, una demora que Estévez califica como "lógica" y que se debe a los nuevos protocolos de "limpiar mesas y sillas tras cada uso al igual que los baños, las bandejas o las encimeras" con el objetivo primordial de "garantizar la seguridad de la clientela y los camareros en todo momento".
"El personal está equipado con mascarillas y guantes y cumplen todos los protocolos parando a la gente antes de sentarse y de que recojamos y limpiemos las mesas", aclara, a la vez que se muestra molesto con las voces que el lunes criticaban que sus locales "incumplían las normas". "Nos dicen que la culpa es nuestra cuando por un lado tenemos a clientes que no nos respetan, a los que tienes que decir 20 veces que no pueden entrar dentro del local, que no te hacen caso y que piden rapidez y por otro se nos achaca que estamos incumpliendo las medidas y que no ponemos a la gente en su sitio", asegura, al mismo tiempo que confiesa que la propia Policía Local les marcó los sitios donde debían colocar las mesas. "Nos vemos un poco desamparados", reconoce, y cuenta que el lunes también recibieron en el Central Park llamadas de gente insultando a los camareros y dedicándoles palabras poco amables como "sabandija" o deseándoles que enfermasen de coronavirus.
El lunes las terrazas de ambos locales abrieron a las 09:30 y a las 10:00 respectivamente y las horas de cierre estaban programadas para las 23:00 y las 00:30, pero en el caso del Central Park sus responsables decidieron desmontar la terraza alrededor de las 23:10 porque "la cosa empezó a ser incontrolable". "El cierre también se hizo antes porque era el primer día de apertura y porque además seguimos en estado de alarma, no es vuelta a la normalidad. En general la gente es formal pero algunos tienen que entender que hay cosas como chillar, aplaudir, bailar o juntarse más personas de las debidas en una mesa de cuatro que ahora mismo no se pueden hacer en una terraza porque estamos en una situación excepcional y hay que ser respetuosos porque este tipo de actitudes son perjudiciales para todos", afirma Estévez.
Sobre las medidas de prevención, el responsable de los locales asegura que muy poca gente de la que acudió a las terrazas iba protegida y critica que "la mayoría piense que ya pasó todo". "Desgraciadamente la enfermedad sigue ahí, se siguen dando casos y no sabemos lo que va a pasar en 15 días. Por nuestra parte el domingo por la tarde estuvimos cuatro horas trabajando en los nuevos protocolos a seguir y además desinfectamos la ropa de trabajo cada día entre otras muchas medidas", cuenta. Además, hace hincapié en que el cierre hasta nuevo aviso que han decretado "es una llamada de atención y concienciación hacia los clientes, vecinos y otros locales de hostelería" y explica que "si se permiten ciertas cosas hay que aprovecharlas cumpliendo la normativa todos y no unos sí y otros no".
"Estamos en una tesitura de que si tenemos tres días como el de ayer la situación es insostenible para todos, entonces hoy (por el martes) estuvimos hablando con la policía y mañana (miércoles) lo haremos con la asociación de hosteleros de A Coruña porque necesitamos saber los mecanismos que tenemos para garantizar la seguridad de clientes y trabajadores y sentirnos respaldados", concluye, a la vez que manifiesta que "está intentando hacer las cosas bien adaptando las rutinas a las nuevas condiciones actuales e intentando como sociedad y como establecimiento que los clientes se sientan seguros de sentarse en las terrazas".