Poca gente sabe que en el número 12 de la Plaza de Azcárraga, en la Ciudad Vieja, es posible cantar tus temazospreferidos en un karaoke. El bar A Terraza, abierto hace poco más de un año, ofrece los micros para que puedas divertirte con los amigos mientras tomas unas cañas.
Tampoco hay demasiado secreto. En la enorme tele al fondo, Valeria Marques Rodriguez, la dueña del establecimiento, conecta el YouTube y pregunta cuál canción quieren, selecciona un vídeo que reproduzca la letra de la música escogida y listo. Además, muchas veces, el mando se queda entre los clientes para ellos cambien de canción cuando les apetece.
La propia Valeria de vez en cuando se arriesga a cantar con los clientes cuando estos son más tímidos y necesitan un incentivo. Según la dueña, utilizan el aparato más en los eventos privados (donde se puede reservar todo el espacio interno del bar). "Cuando llegan aquí digo que tiene karaoke. Poca gente que sabe que lo tengo", comenta.
Las especialidades de la casa
En el restaurante sirven un curioso fondue de croca al estilo medieval flambeado (que viene arroz caldoso y salsas), además de espetada portuguesa y platos con carnes y pescados. Los entrantes más pedidos son los callos gallegos y la tortilla (de Betanzos, como destacan en la carta).
Es obvio que no podría faltar los sabores brasileños. En los eventos privados suelen cocinar la tradicional feijoada (guiso de frijoles negros con carne de cerdo, arroz y farofa) para grupos grandes. También se hace el vino caliente o quentão, bebidas típicas del San Juan en el invierno brasileño que por aquí la Terraza empieza a ofrecer a principios de noviembre.
20 años en A Coruña
A sus 50 años, 20 de ellos en A Coruña, Valeria dice estar feliz por todo lo que ha conseguido. Sus abuelos son gallegos y sus padres vivieron en São Paulo durante 40 años. En el año 2000 decidió salir del país. "He venido para intentar una vida nueva con mis [tres] hijos", cuenta.
Un reinicio que no ha sido tan fácil. Antes era contable en Brasil, pero aquí la hostelera tuvo que empezar a "emprender" en la calle. "Vendía patatas en los restaurantes, de puerta en puerta. Luego, con el camión que tenía, recogía también cartón por la ciudad". Muchas veces, sus hijos la acompañaban, pues no podía dejarlos solos en casa.
Después pasó a vender cucuruchos de patatas fritas y pinchos morunos en una feria en Ordes (A Coruña). Durante ocho años trabajó en fiestas, verbenas y orquestas, recuerda. "Fue cuando tuve la oportunidad de conocer un restaurante y trabajar en una cocina. Y ahí me apasioné", dice animada.
"Pero he tardado mucho en trabajar en una cocina guay", comparte. De camarera a jefe, Valeria ha conocido todas las funciones dentro de un restaurante. "He hecho lo todo que te puedas imaginar. Y llegó la hora en la que estaba cansada de trabajar para los demás y decidí trabajar para mí."
Su primer establecimiento fue en la Calle Troncoso, luego surgió la coincidencia de estar frente a A Terraza. "Ya había trabajado aquí y me encantaba este lugar. Y pensé: voy a trabajar donde siempre me gustó, en la Plaza de Azcárraga."
"El bar era de una amiga mía que tenía que dejarlo y al final pues me lo dejó a mí", explica. Una de sus hijas, Fernanda Pontes Marques, también lleva con su madre la responsabilidad del negocio.
Una enamorada de la Ciudad Vieja
Valeria es una gran fan de la ciudad vieja, conoce a todos y ha visitado a todos los bares de la zona (aunque El Bajo de Amalia sea su preferido). Además, es tesorera de la Asociación de Vecinos de la Ciudad Vieja (AVEC), que tiene como objetivo crear actividades para visibilizar la área.
"Hicimos nuestra primera fiesta, la de los 123 años de la Fuente del Deseo. Y ahora más recientemente las fiestas del Rosario. Han sido estupendas", celebra.
La Plaza de Azcárraga ha recibido toda esta programación. "Y es la plaza más bonita de A Coruña", dice Valeria sin dudarlo. "Cuando hace mucho frio, me cojo un chocolate caliente y vengo a ver las hojas, los arboles, es mágico. Este sitio es mágico", sentencia.