Galicia cuenta desde hace poco más de un año con su primera y única marca de salsas picantes. Se trata de A Factoría do Lume, una cooperativa de Narón formada por dos socios: Joaquín Pérez Sabín y Elena Sabín. Hijo y madre decidieron embarcarse en esta aventura justo antes de la pandemia.
"El día que se anunció el confinamiento me pilló comprando ropa elegante para hacer trabajo comercial de las salsas", bromea Joaquín. La idea de crear estas salsas y productos picantes le viene de su amor por la cocina. "Durante la crisis del 2008 yo trabajaba en automoción. Me quedé sin curro. Soy un poco friki de la cocina. Me fui a Inglaterra a trabajar en un restaurante. Entre medias, tomé contacto con el mundo de los chiles", cuenta Joaquín.
Su curiosidad por todo lo que hay en la cocina de un restaurante le llevó a preguntar por eses ingredientes picantes. "Siempre pregunto mucho, en la cocina me gusta saber de todo. En Londres hay cocineros de todo el mundo. Nunca me había gustado el picante ni tenía ni idea. Me dieron a probar un habanero y quedé sorprendido de los sabores que tenía", cuenta.
De Londres viajó a Latinoamérica, donde también son expertos en chiles y pimientos picantes. En la cabeza de Joaquín empezó a rondar la idea de volver a Galicia y abrir su propio negocio. "Estuve dándole vueltas y vueltas a montar algo. Un restaurante es muy esclavo, no me quería meter en ese mundo otra vez. Me di cuenta de que aquí no hay salsas picantes. Iba a comer por ahí y me faltaba ese puntillo de picante. Lo único que tenemos son pimientos de padrón, pimentón y algún chorizo", señala Joaquín.
Mucho más que salsas picantes
Así arrancó su aventura. "Empecé a darle vueltas, a probar, a experimentar… Tenía la casa toda llena de botes de chiles", cuenta. Constituyó la cooperativa junto a su madre. "Ella siempre fue una friki de la cocina, siempre se comía muy gourmet en mi casa. Curiosamente, no le gusta el picante. Nunca pensé que fuese a trabajar con mi madre", señala Joaquín.
La pandemia les pilló en el peor momento, el de darse a conocer. "Tuvimos mala suerte, pero nos sirvió para desarrollar mucho más las redes sociales y crear algo de engagement. Fuimos muy poco a poco. Lo hacemos todo nosotros. Todo artesano, sin máquinas. El diseño es nuestro también", cuenta Joaquín.
Para sus salsas, llamadas Lume e Inferno, utilizan distintos tipos de chile. "Son salsas fermentadas, cuya acidez balanceamos con azúcar. A mayores, tenemos la del Pracer, que acabamos de presentar. Esa no lleva azúcar, ya que el ajo asado ya le proporciona esa nota de dulzor", comenta. No será la única colaboración de A Factoría do Lume con restaurantes y otras empresas. "Queremos explotar esta vía. Tenemos sorpresas para el futuro. De hecho, nuestro licor café es fruto de la colaboración con una empresa de Narón que lleva generaciones haciendo licores. Nosotros lo maceramos con chiles habaneros, que le dan un toque picante", cuenta. Ese licor café lleva por nombre Bravus y también está disponible en su página web.
En tiendas e Internet
En la actualidad, A Factoría do Lume trabaja con diferentes establecimientos de toda Galicia y también de Madrid, País Vasco y Barcelona. Sus productos se pueden encontrar, sobre todo, en tiendas gourmet, aunque también están disponibles en su página web.
Además de las salsas picantes y el licor café, también cuentan con adobos para el churrasco, especias e incluso los propios chiles secos. En cuanto a la intensidad de sus salsas, Lume es más "suave" y está hecha con jalapeños, mientras que Inferno es más intensa y su ingrediente principal es el chile fantasma, el más picante del mundo. "La gente ya nos empieza a pedir una más picante todavía. Estamos trabajando para tener nuevas salsas próximamente", comenta.
"Me decían que aquí eso no iba a funcionar. Que no se consumía picante. Yo creo que no se consume porque no hay oferta. Creo que estamos empezando a generar demanda de picante en Galicia", señala Joaquín. A Factoría do Lume ha llegado para quedarse y para enhorabuena de los amantes del picante.