Rock Café: Música, motos, decoración ochentera y mascotas en el Ensanche de Santiago
En el Rock Café Santiago conviven un hilo musical cargado de grandes clásicos del rock, el blues y el soul, una decoración ochentera y el amor por las mascotas y las motos
27 junio, 2021 10:59Santiago de Compostela siempre ha destacado por contar con muchos locales donde la música ocupa un lugar privilegiado, con una gran apuesta por los directos. Sin embargo, cada vez quedan menos bares rockeros, pensados por y para los amantes de este tipo de música y de toda la cultura que la rodea.
Uno de ellos se encuentra en pleno Ensanche compostelano: el Rock Café, en la Rúa da República Arxentina, donde conviven un hilo musical plagado de grandes clásicos del rock, el blues y el soul con una decoración ochentera y amor por las mascotas y las motos a partes iguales.
"En ningún otro lugar se van a encontrar el calor que se siente en este local: no hay demasiados bares de rock y creemos que es una cultura tan bonita que no se deberían perder", explica en una entrevista concedida a Quincemil Juan Manuel Rey Rivas, propietario junto a su hija del Rock Café.
Su llegada al local fue cosa del destino: Juan se quedó en el paro en 2014 tras trabajar treinta años en un hotel, justo a la vez que su hija, por lo que se propusieron poner en marcha juntos un bar "ambientando en la cultura musical de los 70 y los 80". Al poco tiempo, se enteraron de que se traspasaba el Rock Café.
"Llegamos, lo acondicionamos y le dimos esa tonalidad que tiene a día de hoy como lo que es: un local temático, un museo, un lugar en el que sentarse a escuchar música, con conciertos y una clientela fiel", explica este hostelero, "Rock N Rivas".
Desde el minuto uno se apostó por la estética que el local mantiene a día de hoy, repleto de referencias al cine y a la música, desde Elvis Presley hasta Marilyn Monroe, pasando por discos de grandes clásicos o carteles de conciertos.
"Tenemos carteles de cuando los Rolling Stones estuvieron en Santiago o de cuando Mötorhead tocó en Vigo: todo lo que hay es de verdad", prosigue.
De verdad también son las motos, siempre en exposición en el local: recientemente se vendió una Bultaco que había estado allí durante tres años y su lugar lo pasó a ocupar "un hierro hecho en casa" por un cliente desde el chasis y con un motor de hormigonera.
Otra convicción que se mantuvo desde la apertura fue la de permitir la presencia de mascotas en el interior del local, una práctica que les ha llevado a fidelizar a los propios clientes, sino a sus amigos peludos.
"Siempre que viene un perro tiene un regalito, así que muchas veces pasan por aquí y ya quieren entrar; en todo caso, los clientes agradecen mucho tener un lugar al que ir con sus mascotas, sobre todo en invierno, cuando no hay terrazas abiertas", detalla.
El Rock Café Santiago se anuncia así a través de páginas que recomienda locales dog friendly. Al mismo tiempo, también hace un uso muy activo de redes sociales, "una plataforma gratuita donde puedes dar visibilidad a tu negocio".
Más allá de esta particularidad, el Rock Café tiene todo lo que se podría esperar de un bar de estas características: por las mañanas el soul y el blues acompañan a los cafés, mientras que ya por la tarde y por la noche el rock, las cañas y las copas toman el relevo.
Durante esta pandemia, el propietario de este local tiene claro lo que más echa de menos: los conciertos, una costumbre que espera retomar en cuanto vuelva a ser posible.
"En Santiago hay músicos maravillosos, gente que toca que es una auténtica barbaridad, y hay que darles la oportunidad de que sigan funcionando y tocando en locales, que se les vea", asegura.
Por el Rock Café han pasado todo tipo de artistas, desde Sherpa, de Barón Rojo, hasta Mad Martin Trio o Valentin Caamaño.
"Nos gusta tener conciertos: no es por lo que ganas, porque realmente ganas lo justo, sino porque atraes a los seguidores de esa banda, a gente que disfruta con ellos, y eso es lo que realmente te llena", añade.
La pandemia llegó en un momento dulce, "de subidón", para el Rock Café, que había conseguido "lo más difícil cuando abres, tener un público fiel y muy afín" y seguía manteniéndose en su propuesta, con conciertos que no se pudieron realizar.
"Ahora los conciertos no se pueden celebrar y las copas no se pueden servir, pero hemos logrado sobrevivir y volveremos a crecer", concluye.