"Producto fresco, tradición y todo hecho en casa". Así es el lema del restaurante Chirashizushi, que se encuentra cerca de la Plaza de España en A Coruña, en concreto en la calle Atocha Baixa.

Este local tan peculiar, que también cuenta con otro establecimiento en O Burgo (Culleredo), nació hace cuatro años con el fin de preparar sushi de calidad al estilo "nikkei", de origen japonés pero elaborado por descendientes establecidos en otro país. De ahí su nombre, Chirashi, que hace referencia a un plato típico de Japón compuesto por una base de arroz sobre la que se colocan ingredientes variados, normalmente pescados y mariscos.

El país nipón tiene una tradición que consiste en explicar los platos cuando se sirven. Por eso, en Chirashizushi hacen lo mismo. "A los clientes se les explica todo: desde un entrante básico hasta un postre. Se cantan los platos", comenta el chef y responsables del local, Javier Albarado, que añade: "Es importante que la comida esté buena y que el cliente se sienta a gusto, todo debe ir en cadena".

In crescendo

Durante la pandemia, muchos restaurantes han tenido que cerrar o han perdido clientela. Chirashizushi es una de las excepciones. "Gracias al servicio que ofrecemos y al trato tan cercano que tenemos con nuestros clientes, hemos crecido. Nos han apoyado mucho", explica Javier Albarado. De hecho, este local comenzó con tres empleados y actualmente tiene once.

Javier Albarado, chef del restaurante, fileteando el salmón.

Este establecimiento es, además, el único restaurante japonés de A Coruña que trabaja el pescado fresco y sirve platos de comida caliente. "Recibimos el arroz todas las mañanas y todas las tardes porque trabajamos con la filosofía de todo en casa y todo casero", afirma el chef.

Gran variedad de platos

En Chirashizushi no solo se trabaja con tallarines, arroz y sushi. También tienen platos como el okonomiyaki, una masa con varios ingredientes cocinados a la plancha; o el katsudon, un cuenco de arroz cubierto con una chuleta de cerdo rebozada, huevo revuelto y condimentos. La comida más demandada, sin embargo, son los rollitos de sushi o los rollitos especiales, como el futomaki, que contiene salmón, atún, pescado blanco, langostinos, masaba, aguacate y cebollino; y viene acompañado de salsa teriyaki, mayonesa japo y virutas de atún seco.

Futomaki.

El establecimiento también cuenta con menú del día, aunque solamente está disponible para llevar. "Cuesta sobre 24 euros y viene siendo un bento (plato de origen japonés). Está compuesto por cuatro comidas: un entrante, un plato caliente, varias piezas de sushi y una ensalada o un poke", explica Javier Albarado.

Entre 30 y 60 euros por dos personas

El precio medio del restaurante para dos comensales se sitúa entre los 30 y los 60 euros. "Si vienen dos personas y piden para picar unas gyozas o unos rollitos, el precio rondará sobre los 15 euros por cabeza, pero si quieren tomar un vino, unos entrantes y un plato cada uno, ascenderá a 30 euros por persona o más", comenta el responsable del local, que defiende que los precios son asequibles si se tiene en cuenta el producto y la calidad que ofrecen.

El chirashi como precursor del poke

El chirashi siempre ha sido un plato muy tradicional, que nació incluso antes que el nigiri (arroz moldeado cubierto con distintos manjares). De hecho, en Japón se suele vender en la entrada de las lonjas, donde cada día se forman grandes colas para comerlo. "Es un plato de la guerra", declara Javier Albarado. Sin embargo, con el paso del tiempo ha ido evolucionando hasta convertirse en lo que es hoy en día: una comida gourmet.

Chirashi

Poke

A grandes rasgos, este plato está compuesto por una base de arroz y pescado. Es decir, aporta más de una proteína. En cambio, el poke contiene mucha fruta y está compuesto por una única proteína. "El chirashi puede costar sobre 35 o 40 euros. Los hawaianos elaboraron una copia barata, pero que nunca reemplazará al chirashi original", indica el chef.

Innovación y cualificación

Como en la mayoría de establecimientos modernos, en Chirashizushi renuevan la carta cada seis meses. "Intentamos no entrar en bucle e innovar para que la gente no se aburra, aunque también depende del pescado de temporada que tengamos", aclara el responsable del local.

Con todo, el establecimiento cuenta con clientes de todo tipo y de diferentes partes del mundo. "Llegan personas de Vigo, de Madrid. Esto genera más ganas de seguir trabajando todos los días y de no perder el ritmo", manifiesta Javier Albarado, que vive el presente y espera que el día de mañana les siga yendo tan bien. "El 95% de los clientes se marcha satisfecho y eso es lo importante", concluye el responsable del local.