La cocina catalana tiene grandes platos y productos que han llegado a todos los rincones de España, pero uno muy emblemático y que no es tan conocido para muchos es el calçot. Este producto procedente de Valls (Tarragona), se come acompañado de una salsa romesco y es tradición disfrutarlo entre amigos en las llamadas calçotadas.
Cuentan que a finales del siglo XIX, un ciudadano de Valls descubrió que este tipo de cebolla tierna tenía un gran sabor al acompañarlo de una salsa. A mediados del siglo XX, el plato llegó a los restaurantes y su popularidad ha ido creciendo tanto, que en el lugar que lo vio nacer se celebra todos los años una tradicional calçotada el último domingo de enero.
La forma tradicional de preparar el calçot consiste en cocinarlo a fuego vivo durante 10 minutos y luego dejarlo reposar en papel de periódico durante media hora. Se moja en una salsa romesco, que lleva tomate, ñoras y frutos secos.
En A Coruña no abundan los restaurantes para poder degustar este plato, pero hoy os traemos cuatro propuestas para disfrutar de esta delicia y también de las tradicionales calçotadas.
Casa Assumpta: Pioneros en el calçot
Casa Assumpta es una casa rural en Arzúa (A Coruña) que además tiene restaurante. Allí llevan más de 20 años preparando el calçot, siendo los pioneros en importar este producto: "O noso restaurante é catalán, que é a nosa orixe, e un cliente propuxo facer unha calçotada. Fixemos publicidade e foi moi ben".
La materia prima tiene denominación de origen Valls y se prepara de forma tradicional acompañada de una salsa romesco casera hecha en la propia Casa Assumpta.
Los calçots se comen en un menú degustación de la cocina catalana en el que se pueden disfrutar de otros platos típicos como el pan con jamón o la butifarra, entre otros. De postre, como no podía ser de otra forma, crema catalana. Su precio es de 39 euros y se pueden repetir todos los platos además de tomar café y chupitos. Las calçotadas empiezan a mediados de febrero y duran hasta abril. Se llevan a cabo los fines de semana principalmente.
Restaurante Golosía: Calçotada en A Coruña
Unos que han disfrutado de los calçots de Casa Assumpta son Vanesa Vázquez y Alberto Estévez, dueños del Golosía, un restaurante que ha abierto recientemente en A Coruña y que busca traer a la ciudad herculina esas tradicionales calçotadas.
Ellos llevan años celebrando esta tradición que definen como "una fiesta" junto a sus amigos, y ahora quieren trasladarla también a sus clientes. Para ello cuentan también con gran materia prima catalana y elaboración casera de todos los platos a excepción de la salsa romesco, que proviene de Catalunya. "Está buenísimo, la salsa es un despropósito, al final hasta acabas mojando el pan", dice Vanesa sobre este plato.
Las calçotadas del Golosía se celebrarán a partir de este domingo durante todos los domingos del mes de febrero, aunque no descartan ampliarlo si hay demanda. Hay que reservar para poder asistir y tiene un precio de 40 euros.
La Escondita: Un entrante perfecto
La Escondita en A Coruña es otro gran sitio para disfrutar del calçot de una forma diferente. En este local el producto catalán es uno de sus entrantes, que sirve para abrir boca del resto de platos de la carta. Su relación con el plato se debe a la forma de cocinado de este restaurante: "Como hacemos todo a la brasa, los descubrimos y decidimos probar. Llevamos ya siete años haciéndolos y mucha gente nos llama para preguntarnos por ellos".
Los calçots se hacen a la brasa y se acompañan de una salsa romesco casera. Este producto hay que comerlo de una forma un tanto peculiar, similar a los espárragos, por eso en La Escondita siguen una de las tradiciones catalanas de dar un babero a sus clientes para no mancharse.
Restaurante Greca: Calçot asado
Las personas que quieran degustar el calçot de una forma diferente en su cocinado pueden visitar el Restaurante Greca. Aquí los hacen asados en vez de a la brasa. Lo que sí comparten con la receta original es la salsa romesco, que preparan con tomate, ñora y avellanas y por supuesto, la mejor materia prima.
En este restaurante la gente suele degustar los calçots en parejas o en grupo. "La ración es de doce y muchas personas aprovechan para montar sus propias calçotadas", según cuenta su propietario, Víctor Rubio. Este año todavía no están disponibles, pero esperan empezar a servirlos a partir de la semana que viene.