El barrio de Os Mallos de A Coruña es uno de los lugares clave de la ciudad para disfrutar de un buen pulpo a feira. Y ya no solo por la concentración de pulpeiras de la zona, sino por la calidad y tradición de las mismas. La de Arzúa (calle Francisco Catoira, 8) es una de las más antiguas, abrió en 1961, y sigue latiendo con una oferta culinaria que incluye empanada casera, chipirones o mejillones al vapor y en escabeche.
Luis Miguel Sánchez Alonso, tras varios años regentando un mesón, cogió el traspaso de la Pulpeira de Arzúa hace unos 20 años para centrarse en servir uno de los mejores pulpos de la ciudad. De hecho, al comienzo solo servían tres cosas: "Pulpo, pan y vino", explica el dueño a este medio. Sin embargo, con el paso del tiempo, además de un cambio de ubicación, tuvo que abrir la carta a otras recetas gallegas para dar respuesta a las demandas de los clientes: "Ahora servimos chipirones fritos, pimientos de piquillo, queso del país o jamón", dice. Además, destaca la empanada casera, que se hace para el fin de semana.
A pesar de esta ampliación de la carta, el pulpo sigue siendo el plato estrella, sobre todo, entre los turistas, tanto nacionales como internacionales, que hacen lleno los fines de semana del verano. Lo cierto, aunque cocinar un pulpo no tiene ningún misterio -se cuece unos 30 minutos-, la clave es que se debe comer recién hecho. Por ello, es complicado encontrar buen pulpo en establecimientos donde es un entrante más de la carta. Además, "sale mejor si cueces entre cuatro y cinco pulpos a la vez", añade el dueño.
La calidad de la materia prima también es importante para disfrutar de un pulpo de calidad. Así, Luis Miguel Sánchez Alonso trata de comprar una buena cantidad de ejemplares de la tierra durante el invierno y congelarlos. Sin embargo, cuenta que, al final, hay que tirar de lo que se pesca en Marruecos o Isla Cristina. El problema, dice, es que se están cogiendo muy pequeños y critica los precios elevados.
El dueño de la pulpeira de Arzúa destaca que todo está caro, desde la bolsa de la compra hasta el precio de la electricidad. Una realidad que está evitando que llegue la ansiada recuperación tras los años de pandemia: "Aquí lo pasamos muy mal", dice. A pesar de ello, confía en tener un buen verano, con una buena llegada de turistas. Un aumento de la clientela que le permite contratar a más gente. Una tarea, no obstante, que le está "costando" ante la falta de trabajadores en el sector.