Abrir un negocio de comida internacional que funcione bien no es nada fácil. Hoy en día la oferta es muy amplia y aun están latentes las secuelas económicas del Covid. La tarea se complica más en una ciudad donde la gastronomía local es exquisita, como Santiago.
Yoon peregrinó a Compostela en tres ocasiones y en 2016 se instaló aquí para abrir un restaurante coreano; fue entonces cuando El Camino de Santiago acercó Corea a la ciudad peregrina por primera vez.
Ubicado en la Avenida do Mestre Mateo, el local podría pasar desapercibido puesto que es sencillo, sin muchos adornos ni excentricidades. Pero las más de 400 personas que entran allí cada semana saben que bien vale la pena una visita por la comida y el trato. Entramos en NuMaru.
Yoon y Kim: cocina de 10, amabilidad de 11
Yoon, que es encantador, nos recibe con los brazos abiertos y una sonrisa. Al preguntarle por los inicios de NuMaru, nos confiesa que no tenía ni idea de cómo reaccionarían los compostelanos a este tipo de comida porque cuando él y su mujer (Kim) llegaron a ciudad, no había ningún local exclusivo de esta cocina tan lejana. “Todo el mundo me apoyó mucho, sobre todo vecinos y estudiantes”, afirma, “estoy muy agradecido a toda mi clientela que sigue viniendo desde el principio y también a la nueva”.
Kim elabora deliciosos platos y Yoon se encarga de servir a las y los comensales tras haberles aconsejado según sus gustos. Una de las preguntas más repetidas es cuál es el nivel de tolerancia de picante; pues existe incluso un nivel volcánico. Solo para los más atrevidos.
Los secretos de la comida coreana
Sobre la comida coreana Yoon explica que es imprescindible el arroz. “Para los coreanos es como el pan aquí, acompaña a todo”, afirma. Además también son protagonistas las verduras y las sopas.
Yoon, que es amante de la comida gallega y especialmente del marisco, comparte con nosotros la similitud que ha encontrado entre su cocina natal y la de aquí: “La comida de Corea es como la de Galicia: abundante y generosa, los platos se sirven llenos para que nadie se quede con hambre”, se ríe.
"Pollo buldac" y el "ramen" son los platos estrella del local de Avenida do Mestre Mateo, mientras que el "cerdo picante" es el favorito de los comensales del local de Vista Alegre.
Una casita de invitados
Yoon y Kim son una pareja dedicada en cuerpo y alma a su negocio y bienestar de todos los clientes, acogiéndolos como si estuviesen en su propio hogar, porque de alguna manera, lo están.
Antiguamente en las grandes casas de Corea había una más pequeña que se destinaba a acoger a los invitados más especiales de las familias. Esa casita tenía un nombre: NuMaru. Solo hay que acercarse allí a comer (13:15 – 16:30) o cenar (20:30 – 23:30) algún día de martes a sábado para comprobar que es verdaderamente un lugar en el que sentirse como en casa.
A NuMaru se acercan locales y turistas de todo el mundo, atraídos por la curiosidad de conocer nuevas culturas en una ciudad que se caracteriza por ser amable y abierta con todos sus visitantes. “Aquí vienen personas que tienen ganas de probar cosas nuevas”, afirma, “y también gente de Corea que ya conoce la cocina y quiere sentirse cerca del país”.
Si tienes la suerte de escuchar a Yoon hablar su idioma natal con algún comensal coreano, aunque no entiendas nada, te darás cuenta de qué bonito es viajar y conocer culturas de tan lejos… tan cerca.