Pensaron en llamarle "tele espeto" pero finalmente Sardinas Conchita ha sido el nombre ganador con el que se conoce al proyecto gastronómico que está revolucionando Malpica (A Coruña) este verano. Los responsables son José Verdes y su primo, Moncho Pardo, naturales de la zona y ligados al sector de la pesca y a quienes se les ocurrió que sería una buena idea recuperar la tradición de las sardinas asadas entre la gente del pueblo.

Comenzaron haciendo sardinas en una parrilla en su propia casa y atendiendo encargos de gente que acudía a buscar las sardinas, mientras a los mayores de la zona les acercaban el género a casa si residían dentro del casco urbano de Malpica. Debido a la alta demanda y a que también colaboraban con negocios hosteleros de la zona, han cambiado recientemente el formato y trabajan cerca de los principales restaurantes solo por la noche, debido a que el volumen de trabajo les exige dedicación exclusiva.

Entre los clientes iniciales estaba gente de avanzada edad y trabajadores de la zona que hacían encargos con antelación para regalarse al paladar pescado fresco y recién hecho antes de su jornada laboral. Incluso un repartidor ataviado con uniforme con el logo creado para Sardinas Conchita recorría las calles de Malpica llevando el género a sus legítimos dueños.

La idea surgió porque rememoraron que antiguamente en la zona de Malpica "asaba sardinas todo el mundo al ser un puerto de mar y de cerco", algo que desde hace unos años se ha perdido. El proyecto comenzó a fraguarse gracias a que José trabaja en el puerto descargando barcos y un compañero le ofreció sardinas de calidad, de donde decidió sacar provecho y hacerlas llegar a gente que no tiene acceso a este pescado fácilmente. Tal es la dedicación, que el emprendedor elige personalmente el género según llega del mar.

400 raciones de sardinas semanales

Los responsables de Sardinas Conchita calculan que en una semana despachan habitualmente 400 raciones de sardina (a 6 piezas por ración) a un precio de 10 euros. "El sabor es lo que más le gusta a todo el mundo, sobre todo a la gente mayor que hace años que no probaba este pescado", afirman poniendo el ejemplo de una anciana de 90 años que hace encargos todas las semanas. "Mucha gente tomó sardinas fritas, pero asadas no y por eso ha sido el éxito", explican.

Con el cambio de formato del negocio que ha conllevado un cambio de localización del centro de trabajo, reconocen que echan de menos las vistas de los inicios, ya que tenían el privilegio de asar las sardinas en un enclave con las Islas Sisargas en el horizonte. A pesar del éxito, apuntan que es un negocio puramente estival, debido a que "es cuando la sardina está en pleno esplendor". "No vale la pena producto de peor calidad o que haya que congelar", aclaran.

Tienen claro que en 2024 repetirán hazaña y continuarán con el proyecto de manera mejorada, algo fácil para ellos porque destacan que la sardina es un pescado fácil de hacer en la parrilla que solo requiere "vuelta y vuelta". Asimismo, reivindican que todo el género es de la zona de Malpica, sobre el que aseguran orgullosos que es el de mejor calidad de toda Galicia.