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A Porta Verde (Rúa do Hospitaliño, 18) ofrece platos y postres ricos, variados, elaborados de forma casera al igual que los exquisitos aliños que los acompañan. “A menudo se entiende la comida vegetariana como algo sencillo y monótono, cuando puede ser tan variada, creativa, sabrosa y de calidad como cualquier otro tipo de comida", explica Carmen, "tratamos de ofrecer platos que se salgan de lo que la gente elabora en casa y damos a conocer productos que no se utilizan habitualmente".

Ensalada de guacamole y pesto vegano

La carta varía a medida que hacen pruebas de cocina, aunque ciertos platos siempre están disponibles por su alta demanda. “Tenemos un falafel casero que a la gente le encanta”, aclara la gerente. Las recetas, inspiradas en la cultura americana, mexicana, india, asiática, árabe… son aptas para todos los gustos y para todos los bolsillos, pues ningún plato de la carta actual sobrepasa los diez euros.

Carta actual A Porta Verde

Los productos utilizados en la elaboración de cada receta suelen ser comprados en tiendas locales, del vecindario. “Siempre que tengo la opción, por disponibilidad en el mercado, compro productos ecológicos para elaborar los platos del restaurante”, aclara Carmen. La soja texturizada, el tofu o un curry inglés que trae Carmen directamente de Reino Unido, son algunos de los favoritos de la carta actual.

Bol Tex-Mex.

“La comida de aquí tiene sabor, te sacia, te da fuerza y, sobre todo, te sienta bien”, explica, “hay que buscar una alimentación equilibrada”. Ya que una de las máximas de A Porta Verde es que la comida le siente bien al comensal, Carmen invita a cualquier persona con intolerancias a consultarle para adaptar los platos “como son elaboraciones caseras, en casi todos podemos hacer una modificación para adaptarlo a intolerantes a la lactosa, al huevo, al gluten…”, afirma.

Tabla de patés.

Además, trabajan con la empresa gallega de cervezas artesanas Meiga y también con los zumos Andainas elaborados por Andaina Pro Saúde Mental, una asociación sin ánimo de lucro que cubre un vacío que existía en la atención global a las personas con problemas de salud mental de las zonas rurales próximas a Santiago.

Un equipo pequeño, pero muy suficiente

Tras esta puerta color esperanza, además de Carmen, está la camarera Daria y los cocineros Lucas y Antonio. “Nuestra prioridad no es vender, sino que la gente que viene, vuelva”, afirman, “queremos que estén a gusto y satisfechos con la comida”.

Fuera de carta, el equipo siempre tiene alguna receta preparada al momento, como las sopas del día durante estos meses de frío o zumos naturales en verano.

Al ser un equipo pequeño, a veces tienen que cerrar las plataformas por exceso de pedidos, pero Carmen anima a los interesados a llamar por teléfono (981 07 55 30) o acercarse al local para hacer sus pedidos. “Las plataformas se cierra porque la prioridad es atender a los clientes del local tiene que ser un servicio inmediato”, explica, “pero si alguien me llama con tiempo o se acerca hasta aquí puedo organizar y programar la cocina para que nadie se quede sin probar los platos”. 

Una puerta color esperanza frente a la pandemia

Cuando llegó la pandemia no hacía ni un año que la puerta verde de este restaurante se había abierto al público. “No facturaba pero los gastos fijos seguían sumando”, aclara Carmen, “cuando empezaron a relajarse las medidas me di de alta en las plataformas de comida a domicilio”. Y eso fue una de las cosas que salvó su local, porque era el único bar vegetariano y vegano disponible para delivery en dichas plataformas. 

Pedidos a domicilio.

Muy emocionada, Carmen aclara que lo que la mantuvo a flote fue, sin duda, el apoyo de los vecinos y amigos. “Me emociona hablar de ello porque muchos locales de hostelería se quedaron por el camino”, afirma. Y es que la crisis de la Covid-19 fue un golpe para este sector, muchos locales continúan recuperándose o adaptándose tras tantos meses de cierre y restricciones. “Cuando nos dejaron abrir de forma razonable, yo sabía que mi negocio estaba salvado”, afirma Carmen, “Ahora muchos de los clientes que me pedían comida para llevar durante la cuarentena, siguen viniendo aquí a comer, cenar… estoy muy agradecida”.