"Es un gato que aunque se llame 'egipcio', no es de Egipto, sino de Canadá", explica Iván Muñoz, veterinario de la clínica Nuestros Amigos ubicada en A Coruña. Este experto trata a unos cuantos mininos de esta especie, por lo que sabe de buena mano que, para tener uno, hay que saber lo que ello conlleva: cuidado, alimentación, trato...
Aunque no lo parezca, el gato egipcio, también llamado esfinge, tiene pelo: cuenta con una capa muy fina y bastante aceitosa. "Es un gato un poco especialito", añade el profesional. Se trata de un gato poco común, que requiere de bastantes cuidados, sobre todo de la piel. Al tener un cutis tan delicado, necesita de sus tratamientos semanales.
"Tienes que limpiar los pliegues de la piel, con productos especiales para ellos: entre los dedos, la cara, por debajo de las nalgas... en las zonas donde se acumula grasa", explica el veterinario. De lo contrario, asegura que podrían desarrollar problemas de dermatitis, entre otras enfermedades.
A Christian, un vecino de A Coruña, le "encanta" esta raza: sus dos últimas mascotas fueron de raza esfinge. "Siempre he tenido gatos comunes, pero me surgió la oportunidad de acoger a un gato egipcio hace años, y otro hace dos. Ambos se llegaron a conocer, pero el primero, Cojón, se nos murió", explica el joven.
Actualmente tienen a Paiman, que a pesar de tener ya dos años, sigue actuando como un cachorro. "Es súper cariñoso, cuando vienen los repartidores siempre sale a que pedirles mimos", indica. "Siempre he tenido gatos, pero no tiene nada que ver con los otros. Todos con los que he coincidido son más amigables y juguetones que el resto", asegura.
"Los Egipcios también se lavan, lo que pasa es que los gatos comunes, por ejemplo, tienen pelo en las orejas, los ojos... que es algo que les protege. A estos la higiene de las orejas sí que se la tienes que hacer tú, porque ellos no llegan a lavarse bien", explica Christian.
En casa de Christian se habían encargado de investigar sobre este animal antes de adoptar. "No es una raza para una persona que solo busque compañía o que pretenda que no le suponga más trabajo que darle de comer, y encargarse de que haga caca y pis, porque si solo se encargan de eso, van a tener bastantes problemas", señala Iván Muñoz.
Además, conviene echarles protección solar si se exponen al sol. "No es el primero que me viene quemado", confiesa el veterinario. Sin embargo, estos animales, a pesar de ser tan delicados, si se les cuida, pueden llegar a vivir una media de entre 10 y 20 años, al igual que los gatos comunes europeos. "Los 14 años tienden a ser críticos para, es decir, que a partir de los ocho o nueve años la revisión en el veterinario es mínimo anual", advierte Muñoz.
Se trata de un animal único en su especie, eso está claro. Pero como todo, requiere un cariño y un cuidado especial, por lo que antes de coger uno, se debe investigar de dónde viene y a qué se enfrenta. En la casa de Christian es uno más de la familia: "Son supercariñosos, yo creo que al no tener pelito buscan más el contacto: al estar desnudos van buscando el calor".