Un ictus cambió la vida de Ana y Guillermo, una pareja de Ferrol: "Vamos a volver a bailar"
Se las arreglan con menos de 500 euros al mes y desde hace unos días reciben la ayuda de la fundación FAMYC que hace un llamamiento a la colaboración ciudadana
14 septiembre, 2021 09:43Ana es un ser de luz y, a pesar de las sombras con las que tiene que lidiar día a día, su mirada es la de una persona con muchas ganas de vivir. Reside junto a su pareja, Guillermo, en un pequeño piso de la parroquia de Serantes, en Ferrol. Ambos tenían nietos, un dúo musical y una vida humilde, pero feliz, hasta que Guillermo sufrió un ictus, el pasado año, que le daba un giro radical a la vida de ambos.
Desde ese momento llegaron los ingresos y las largas estancias en los hospitales y, también, las tareas administrativas para solicitar la dependencia de Guillermo. Al principio, narra Ana, "Guillermo tenía fuerza y me ayudaba para poder moverlo, le ponía un pantalón de chándal y tirando de él lo subía a la silla".
Ana, que no supera los 50 kg de peso, ha estado haciendo sola las transferencias de su marido desde que, el pasado noviembre, volvió a casa. La salud de Guillermo se ha ido resintiendo y su movilidad se ha mermado, casi por completo.
El SOS de Ana
Ana narra a Quincemil sus peripecias mensuales para poder llegar a fin de mes y costear los gastos que requiere Guillermo. "Entre los dos cobramos 430 euros y yo era fija de empresa y tuve que dejar el trabajo", señala. "Hay meses en los que tengo que decidir si pago la luz o la hipoteca", cuenta Ana sin perder un ápice de la sonrisa.
Además, le encanta mimar a Guillermo y no duda en comprarle algún dulce para alegrarle el proceso. "Hay veces que le traigo natillas de chocolate y él me dice que no gaste". Ana confiesa que, tras más de veinte años junto a Guillermo, lo ama por encima de todo y que se encuentre cómodo es su prioridad.
No obstante, sin respuesta de las Administraciones Públicas para obtener la dependencia y la pensión de Guillermo, Ana ha tenido que hacer frente a la adquisición de una cama articulada o un nebulizador y los nuevos gastos, la fatiga y la desazón la llevaron a una situación límite.
La ayuda de FAMYC
La Fundación FAMYC, recientemente constituida con el objetivo de ayudar a mayores en situación de soledad, recibió una llamada de la administración local, informando de la situación de Guillermo. A pesar de contar con unos fondos de tan solo 600 euros, ese mismo día fueron a visitar a Ana y Guillermo y brindarles su ayuda.
"Arrimaremos el hombro mientras podamos", señalan desde FAMYC. Así, desde la pasada semana, Guillermo cuenta con la asistencia a domicilio de la empresa local Serma Dependencia que colabora con Ana en la higiene de Guillermo y en todo aquello que puedan necesitar.
"Desde que apareció FAMYC se me ha abierto un rayo de esperanza", cuenta Ana que espera la llegada de la persona que le ayuda cada día. Además, esto ha permitido que Ana, que no se separa un minuto de Guillermo, pueda ir a la farmacia a comprar medicamentos o a pasear a sus dos perros delante de casa.
En FAMYC están deseando seguir ayudando a esta pareja y requieren de la colaboración ciudadana para disponer de los fondos necesarios para activar su labor en materia de auxilio social. Las personas interesadas en contactar con la fundación pueden hacerlo en el teléfono 679 843 665 o el mail info@famyc.es. El número de cuenta de la fundación, para todas aquellas personas que quieran aportar un donativo, es el siguiente: ES77 2080 0209 5430 4002 7766.
Ana pide los bises
Antes de que sucediera todo esto, Ana y Guillermo llevaban su música a distintas causas solidarias de la ciudad. Pese a todo, Ana solo piensa en que, cuando todo pase, seguirá poniendo su granito de arena para colaborar con causas sociales.
Estar con Ana y Guillermo, en la misma habitación, se traduce en palpar el amor que Ana le profesa. Palabras de cariño, caricias, alegría en la incertidumbre es la receta para seguir avanzando. "Vamos a volver a salir a bailar, ¿verdad papi?", le pregunta Ana en tono cariñoso.
"Es como Robocop y va a salir de esta", sentencia Ana que anhela poder poder volver a bailar y cantar con Guillermo y necesita ayuda para no quedarse sin las pocas fuerzas que le quedan.
Por el momento, continúa durmiendo vestida en el sofá por si es necesario salir en plena noche o recibiendo colaboración de sus vecinas que le ayudan haciendo la compra y otros recados.
En una hucha, en forma de cerdito, guarda los pocos ahorros que tiene para, cuenta, "un bajito para mí y para Guillermo, con un pedacito de campo para que pueda darle el sol".
Ana pide una canción más, los bises, y recuerda cuando Guillermo le proponía algún plan y ella lo declinaba. "Soy muy casera y, en ocasiones, me decía de hacer algo y yo respondía que mañana", apunta. "Ahora piensas que igual no hay mañana y todo se remueve por dentro", reflexiona.