El Colexio de Podólogos de Galicia (COPOGA) advierte que el uso continuado de tacones tiende a producir una serie de daños y secuelas físicas, por lo que recomienda que se utilicen solo en ocasiones puntuales y durante un tiempo limitado.

Partiendo de que son elementos inestables que pueden producir caídas o distintos tipos de lesiones, desde la escuela insisten en que los problemas derivados de los tacones no atingen únicamente al pie, si no que afectan a más partes del cuerpo.

Uno de los problemas más frecuentes derivados del uso de tacones se presenta en la superficie de contacto con el pie. En los casos en los que el tacón es de aguja, es más frágil y el pie se encuentra en un mayor riesgo debido a la inestabilidad. Además, se produce un desplazamiento de las presiones habituales por el pie, que también dependerán de la altura del tacón. Cuanto mayor sea la altura del tacón, mayor será el peso que deba soportar la zona anterior. Esta variación produce la deformación de la bóveda del pie y el acortamiento de los gemelos.

Los profesionales contemplan también los posibles daños en los dedos, puesto que al tener la zona anterior más baja que el talón se produce un desbalance en los tendones del dorso y de la planta, lo que genera la sobrecarga y deformación. Algunas de estas complicaciones son las que se conocen comúnmente como dedos de garra, dedos en martillo…etc.

Otra de las complicaciones se produce debido a la posición en la que se encuentra el pie durante el uso de estos zapatos, que suelen ser tendentes a producir helomas (callos) o ampollas.

Otras complicaciones

La mayoría de podólogos insisten también en que el uso continuado de tacones puede generar secuelas que afecten a una gran parte del cuerpo. Los problemas más habituales suelen encontrarse en el tobillo, las rodillas, la cadera, la espalda, e incluso afectar a la postura corporal.

Un ejemplo de estas deformaciones es que a medida que aumenta la altura del zapato la máxima flexión de la cadera disminuye para aquellas personas que están habituadas al empleo del tacón, pero ocurre al revés en aquellas que no lo están. En cuanto a la rodilla, la máxima extensión disminuye con la altura, mientras que en los tobillos la adaptación es diferente en cada pie, lo que se une a la exageración de la flexión dorsal al caminar descalzo.

Además de estos problemas, también se debe tener en consideración la fatiga que producen los tacones debido al balanceo de la postura y el aumento del número, que se vuelven más cortos por el tipo de zapato.