Blanca Laffon Lage, coautora del estudio y catedrática del área de Psicobiología de  la UDC.

Blanca Laffon Lage, coautora del estudio y catedrática del área de Psicobiología de la UDC. UDC

Salud

Un estudio de la UDC muestra los efectos que puede producir la infección por Toxoplasma

La infección por este parásito estaría relacionada con el envejecimiento inflamatorio en personas mayores

10 enero, 2024 15:30

El Grupo de Investigación Diagnóstico Conductal y Molecular Aplicado a la Salud (DICOMOSA), del Departamento de Psicobiología, y el Grupo de Investigación en Geriatría y Salud ((GIGG),), del Departamento de Fisioterapia, Medicina y Ciencias Biomédicas de la Universidad de A Coruña, ha publicado un artículo en colaboración con otras 119 instituciones, acerca de la relación entre la infección por el parásito felino Toxoplasma gondii y el envejecimiento inflamatorio en personas mayores.

La principal coautora del estudio es Blanca Laffon Lage, catedrática del área de Psicobiología de la Universidad de A Coruña, que participó con un equipo de la UDC formado por miembros de los dos grupos de investigación.

Durante el estudio, que se llevó a cabo en más de 600 personas mayores de 65 años en España y Portugal, descubrieron que casi el 70% fueron infectadas con el protozoo Toxoplasma gondii, un parásito que normalmente vive en los gastos y puede infectar a las personas mediante el consume de carne cruda o poco cocinada que contenga quistes, o también por contacto con los huevos del parásito.

Así, cuanto mayor era el número de anticuerpos, más posibilidad tenía de mostrar síntomas de fragilidad, como la pérdida de peso involuntaria o debilidad física, en niveles más elevados de sustancias sanguíneas relacionadas con la fragilidad y la inflamación. Conforme envejecemos, nuestros cuerpos desenvuelven un estado de inflamación, que puede contribuir a la fragilidad y puede verse agravado por infecciones crónicas. La infección por T. gondii hace que el sistema inmunológico produzca anticuerpos para combatirla.

La mayoría de las personas, excepto las que tienen un sistema inmunológico debilitado o mujeres embarazadas, pueden controlar la enfermedad sin ningún síntoma, aunque el parásito con frecuencia permanece en el cuerpo y en forma de quistes del crecimiento lento en el tejido muscular y cerebral, que desencadenan niveles bajos de activación inmune crónica y la regulación positiva de moléculas proinflamatorias, llamadas citoquinas.

Los autores concluyeron que las personas mayores con una respuesta de anticuerpos más fuerte a la infección por T. gondii tenían más probabilidades de ser frágiles, y que dos biomarcadores que se asociaron con la fragilidad (quinurenina/triptófano y receptor soluble II del factor de necrosis tumoral) también tenían niveles más elevados en la sangre.

El diseño del estudio no permite concluir si la infección y la causante de la fragilidad o otros factores de riesgo para la fragilidad, como la depresión, contribuyen a la infección, al hacer que las personas sean más propensas a descuidar la salud o la higiene en la preparación de alimentos. Aún así, estos primeros datos podrían desencadenar más estudios nuevos investigaciones sobre la fragilidad.

Si estos resultados se validan en estudios futuros, podrían usarse para desenvolver nuevos enfoques preventivos y terapéuticos para la fragilidad dirigidos a biomarcadores inflamatorios específicos. También se podría determinar si atenúa la respuesta inmune a la infección por T. gondii podría prever dicha fragilidad.