Noviembre guarda estas alegrías. El otoño abre un día los nubarrones grises y deja que el sol tueste las hojas que se arremolinan a la puerta del colegio. Los pájaros exóticos de cachitos de papel de mil colores podrían salir volando. Decoran la entrada a la escuela pública en recuerdo de una directora tan luminosa como ellos. En el hall principal hay una escultura aérea hecha con botellas de plástico recicladas, rellenas de líquido de más colores. Desde el piso inferior se puede leer en una de las paredes de la segunda planta: “Nación libertad”. Es un lugar alegre, que tiene presente a sus maestros y a sus alumnos. Hay mucha luz este noviembre.
Hay un grupo de alumnos de primero de bachillerato, unos 16 años, que apuran los últimos minutos del recreo. El sol anima sus bromas. “¿Franco?”. “Un dictador que trajo a los Borbones”, suelta entre todas ellas el único chico, divertido y atrevido. Quiere trabajar en Sálvame Deluxe. El resto ríe y también dejan asomar los brackets con la respuesta de su compañero, que acaba de soltar lo primero que se le ha venido.
¡No! Gracias a él estalló la Guerra Civil en España. También evitó que entrásemos en la Segunda Guerra Mundial. Y prohibió muchas cosas, luego murió y entonces fue el destape
En seguida se anima el resto: “Estuvo unos cuarenta años”; “Era malo, porque era de derechas”; “Lo de las presas, ¿no? Construyó muchas presas”. Van saltando de lugar en lugar de manera espontánea, haciendo un retrato robot pop del dictador con lo que traen de casa. Han advertido que todavía no lo han dado, la Historia de España toca el año que viene. “Formó parte de la Guerra Civil”, dice una de ellas y desata una tormenta de réplicas. Rectifica una de ellas, la que ha avisado de que es la única que no pasará por la rama de letras. “¡No! Gracias a él estalló la Guerra Civil en España. También evitó que entrásemos en la Segunda Guerra Mundial. Y prohibió muchas cosas, luego murió y entonces fue el destape”. Quiere ser bióloga, pero el año que viene estudiará el pasado de su país.
Serán la primera generación LOMCE en segundo de bachillerato. Tres horas a la semana para viajar desde la prehistoria hasta nuestros días. Igual que la LOE. “No llegamos a entrar a fondo en la figura de Franco, porque no da tiempo”. Habla una profesora interina, demasiado mayor para llevar encima sólo tres colegios. Sus alumnos perderán el conocimiento de la parte esencial de la historia contemporánea y se la jugarán en la PAU (antigua Selectividad). “Franco lo tienen que preparar en casa. Realmente salen sabiendo de aquí lo que traían de casa”, añade.
Ella también se encargará de impartir historia a los alumnos de cuarto de la ESO (de 15 años) del Instituto de Enseñanza Secundaria al que ha llegado este año. Los profesores han tomado la decisión de saltar la parte española, que se visita levemente dentro del contexto internacional. Así ganan tiempo. Pero volverán a encontrarse con el mismo problema, como ella misma reconoce, tanto en primero como en segundo de bachillerato. Temario demasiado ambicioso para tan poco tiempo.
Franco está de pellas
Franco va a la escuela, pero hace pellas desde hace 40 años. Rafael de la Rosa, profesor de Historia y director del IES Lázaro Cárdenas de Villalba (Madrid) explica a este periódico que los jóvenes que no pasen por segundo de bachillerato saldrán a la calle con un conocimiento demasiado vago de la figura del dictador. Rafael sí llega a completar el temario, porque pasa con pequeños resúmenes hasta finales del siglo XVIII, siglo en el que aterriza en Navidad. Para Semana Santa atraviesa el franquismo. Y sin embargo va apurado. Es profesor desde hace 25 años y nada ha cambiado en todos estos años, la sensibilidad histórica en la sociedad sigue siendo nula. “No saben ni quién descubrió América cuando llegan a mi clase. Ni don Quijote, ni Franco. Pero ellos no tienen la culpa, simplemente no hay planes adecuados”, reconoce. “Los chicos son un reflejo de la sociedad y reflejan un desinterés bastante grande”.
El centro que visita EL ESPAÑOL tiene varios manuales de diferentes editoriales. Sorprende lo diferentes que son los países que describen cada uno de ellos. Elegir entre Edelvives o Akal, por ejemplo, es descubrir dos Francos completamente diferentes. La primera editorial evita entrar a analizar el franquismo en su dimensión represora y prefiere centrarse en los aspectos económicos del régimen, “el plan de estabilización”, la evolución política. La otra editorial entra a fondo en la censura, el hambre, los escándalos, las protestas, el exilio y el desequilibrio. Ambas entran en profundidad, cerca de 30 páginas dedicadas al periodo.
La enseñanza está más atrasada que las técnicas. Hay profesores que manejan una enorme cantidad de información y que agobian a sus alumnos
Otra editorial, ECIR, ventila el exilio de esta manera: “Con el franquismo concluye la Edad de Plata de la cultura española, pues los políticos e intelectuales republicanos emigraron y muchos artistas e intelectuales se trasladaron e instalaron en el exterior”. Llama la atención que otras como McGrill sigan utilizando el término “alzamiento” para hablar del golpe de España de los militares sublevados.
“Si hay algo hoy es material, lo que no hay es tiempo para impartirlo”, explica Rafael de la Rosa. Cuentan los profesores que ahora hay muchos más recursos que antes. Las posibilidades que da internet son infinitas. Hay exceso de información, pero los chicos no tienen capacidad para discriminarla. “La enseñanza está más atrasada que las técnicas. Hay profesores que manejan una enorme cantidad de información y que agobian a sus alumnos”, cuenta otro profesor. Dice que las horas son suficientes, pero está pensado para impartirlo de manera tradicional. A los alumnos se puede llegar a través de internet, ofrece muchas posibilidades, pero no hay tiempo para utilizarlas.
En la calle todavía luce el sol. El 20 de noviembre se cumplirán 40 años de la muerte de Francisco Franco y varios profesores salen a interrumpir el diálogo con los alumnos que esperan ampliar sus conocimientos del dictador. “¿Por qué tenéis que preguntarles esas cosas? ¿Por qué no habláis con ellos de sus novias y novios?”, preguntan indignados. Antes de dispersar el grupo, los chicos han improvisado la canción que no se olvida, pase lo que pase: “Franco, Franco, que tiene el culo blanco...” La Transición era esta letra.