Principios de los noventa del siglo pasado. Un veinteañero de metro noventa y cuestionable atractivo -entrado en carnes, pelo graso y voz nasal- se presenta en las oficinas de la productora catalana de cine porno IFG. Al entrar allí, muchos miran con extrañeza a Ignacio Allende, el joven vasco nacido en Portugalete.

El dueño de la empresa, Salvador Diago, recibe al chico. “Quiero rodar escenas con vosotros. Os ruego una oportunidad”, le espeta sin merodeos. Ignacio insiste pese a las reticencias del productor, que no ve en él el perfil idóneo del actor que necesita. Tampoco le acompaña el tamaño de su miembro viril. El propio Ignacio reconoce que tiene un “micropene”. No obstante, Diago le concede esa oportunidad que había mendigado en otras productoras del país. Sin saberlo, estaba descubriendo al que, años más tarde, le robaría parte de su mercado y llegaría a crear su propio género dentro de la industria.

En sus inicios, Ignacio rueda un par de escenas a modo de prueba. Quienes compartieron con él aquellos primeros rodajes aseguran que se tomaba viagras para no venirse abajo. Al final, aquel chaval acabaría trabajando para IFG durante casi dos años.

Salió despedido de la empresa cuando se enteraron de que por la noches, después del trabajo, se grababa vídeos en hoteles manteniendo sexo con las actrices porno contratadas y pagadas por Salvador Diago para sus películas. Su fin: distribuirlos por su cuenta. Sabía bien lo que quería. “Ya era un jeta por aquel entonces”, coinciden en el sector.

Dos décadas después de aquello, a ese Ignacio Allende se le conoce como Torbe, el rey del porno freak que pronto puede ver derrumbarse el reino levantado en torno a sus tres empresas, su web, putalocura.com -con la que gana más de 700.000 euros al año- y a Remigio, un cochambroso personaje de dentadura podrida que él mismo encarna desde sus comienzos y que protagoniza su última serie.

Este martes, Torbe, actor, director y productor porno, fue detenido acusado de usar en sus vídeos a mujeres ucranianas víctimas de una organización delictiva que las había traído a España irregularmente. También habría forzado a dos chicas españolas de 17 años, a las que presuntamente habría grabado y después difundido sus imágenes.

Fuentes de la investigación explican que no terminan ahí las imputaciones. El empresario vasco podría haber usado su entramado empresarial para blanquear el dinero que la red de trata de blancas obtenía de la venta y distribución de las imágenes. Junto a Torbe cayeron nueve personas más. Tres de ellas eran sus empleados.

Torbe, junto a la estrella del porno Nacho Vidal, durante un rodaje.

Sólo dos días después de su detención, el titular del Juzgado de Instrucción número 36 de Madrid mandó a Ignacio Allende a prisión provisional comunicada y sin fianza. Se le imputan los delitos de distribución de pornografía infantil, trata de seres humanos, blanqueo de capitales y contra la Hacienda Pública.

En la investigación intervinieron tres brigadas distintas de la Policía Nacional, que llevaba dos años detrás de Torbe. Durante la operación se efectuaron 12 registros y los agentes se incautaron de 5.000 euros en metálico. Hoy la industria repudia al mito caído. “Hace barbaridades con tal de ganar dinero. El porno es algo mucho más serio”, afirma Nacho Vidal, la gran estrella española del sector y quien coincidió con él en varios rodajes.

DE UN COLEGIO DEL OPUS A LA TV

Antes de convertirse en Torbe, Ignacio Allende Fernández fue un joven problemático e introvertido criado en el seno de una familia conservadora y nacionalista española del País Vasco. Nacido en 1969, vivió a caballo entre Getxo y Bilbao.

Con 13 años, sus padres lo matricularon en el colegio Munabe, del Opus Dei, en Lujua (Bizkaia). Natxo Torbellino, como ya le apodaban algunos de sus amigos, destacaba por dos cosas: era un buen dibujante pero un mal estudiante. Ni siquiera acabó Bachillerato.

Tras abandonar los estudios, Torbe decidió probar suerte con la música. Pasó por varias radios locales y a los 18 años ganó el concurso de Dj’s de Los 40 Principales en San Sebastián. En 1996 fundó el grupo ‘Miles de Albañiles’, en el que, más que cantar, solía aparecer bailando y acompañando con gestos corporales la canción del vocalista.

Una de ellas, Retrasado mental, decía así: “Estoy bien de manos y pies / no me falla ningún miembro. /Sólo sé contar hasta tres / ando mal del cerebro / y las gentes se ríen de mí”. Pese a su juventud, se vislumbraba ya el joven extravagante que más tarde acabaría convirtiéndose en un personaje freak con el que ha llenado de millones de euros sus bolsillos.

Paralelamente a su faceta musical, Natxo Torbellino funda una revista de cómics. Fue en 1994, se llamaba La Comictiva. Sólo tuvo 20 números, pero en ella colaboraron dibujantes y aficionados a los  cómics como los hoy cineastas Álex de la Iglesia y Santiago Segura. Con éste último sigue manteniendo contacto fluido y antaño compartieron intereses empresariales.

En aquel fanzine también publicó seis trabajos el ilustrador José Luis Agreda, quien cuenta que Torbe sólo le pagó por dos de sus publicaciones y la cantidad -”irrisoria”, recuerda- que él mismo fijó. El dibujante, que lo conoció en Bilbao, lo define como un hombre estridente con motivaciones de reconocimiento social. “Por aquel entonces ya estaba obsesionado con hacerse famoso y salir en la televisión”.

Y Torbe lo consiguió: mientras acudía de productora en productora vendiéndose, a su vez conseguía hacerse pequeños huecos por Telecinco en Crónicas Marcianas, la ETB, Canal Sur, Antena 3… Siempre en programas de humor o como tertuliano en debates.Incluso, llegó a crearse un personaje estridente en un programa de entrevistas del periodista Jesús Quintero en la televisión autonómica andaluza. Ignacio Allende se hacía llamar La Cerda y aparecía en pantalla con un pijama rosa. Fruto de su amistad con Santiago Segura también participó en el reparto de varias de las películas de Torrente.

Torbe, caracterizado como Remigio, junto a dos actrices porno.

La Comictiva dejó de publicarse en 2001, un año después de registrar el dominio putalocura.com, donde Torbe empezó a colgar vídeos caseros de él y de otros practicando sexo con jóvenes. Sus primeras escenas las colgó bajo el título de Torbe y sus Cerdillas. Hacía ya años que lo habían echado de IFG y que ninguna productora lo contrataba. Se confió a la red. Y acabó triunfando.

‘PUTALOCURA.COM’, SU GRAN FUENTE DE DINERO

El boom de su página llegaría años después, con el auge de internet. “Siempre hizo de tonto, pero es un tipo muy inteligente. Sabía que en la red encontraría su nicho de mercado”, explican fuentes del sector que prefieren no desvelar su identidad. “Supo esperar y a principios de esta década comenzó su crecimiento”. Torbe fue paciente, sabía que su momento estaba por llegar.

En 2011, putalocura.com alcanzaba ya las 160.000 visitas diarias. Desde entonces, todo es crecimiento. Su web ha llegado a alcanzar 300.000 al día. Torbe, que ha sabido dirigirse a un público de entre 18 y 35 años demandante de imágenes de contenido sexual, hoy gestiona las sociedades La Cerda Films SL (hasta 2003 en poder de Santiago Segura), Maboi RRHH SL y Perroflauta SL. Además, figura como administrador en órganos directivos de otras tres empresas más. Sin embargo, resulta casi imposible acceder al nivel de facturación global de sus compañías o en aquellas en las que tiene intereses.

En la actualidad, Torbe factura en torno a 60.000 euros mensuales sólo con su web de porno freak. Se trata de una mezcla entre sexo explícito y humor sórdido. En muchas de sus escenas es él el propio actor que aparece practicando sexo con mujeres, en su mayoría jóvenes recién cumplida la mayoría de edad. Lo hace caracterizándose como Remigio. Es su gran obra: un personaje alejado del estereotipo del actor porno tradicional, que muestra barriga flácida, dentadura picada y ennegrecida, y trata de forma chabacana a las actrices.

Su página en internet le reporta 720.000 euros anuales a este Torrente del porno, que ha dirigido una decena de películas, 11 series y ha escrito nueve libros. Toda su labor profesional tiene un hilo conductor: el sexo. En torno a él, Torbe ha creado un negocio redondo que, como reconoció en una entrevista con El Confidencial en 2014, le reporta “millones de euros”.

Además, Ignacio Allende nunca esconde que para su forma de entender el negocio del porno, la crisis ha supuesto una ventaja competitiva. Él nunca busca a mujeres despampanantes ni a grandes estrellas del género con altas tarifas. Al contrario, sabe que su gran bolsa de trabajo está en la gente corriente de la calle. “Ha sido una oportunidad. Me llegan más chicas que nunca y hemos abaratado mucho los costes”. Por una escena cualquiera, Torbe paga unos 200 euros de media. Hasta cinco o seis veces menos de lo que abona a sus actores cualquier otro productor español.

Una de esas chicas fue Marta Checa, que contactó con Torbe a los 18 años recién cumplidos porque necesitaba “dinero rápido”. Marta, cuyo nombre artístico es Penélope Cum, cumplirá en septiembre 20 años. Denunció a Torbe en 2015. La chica cuenta que “nunca” le hizo firmar ningún contrato por cada vídeo que grababan y luego él subía a su web, y que le adeuda dinero por su trabajo. Esta semana, Marta comparecerá ante el juez y asegura que presentará conversaciones en redes sociales entre él y una amiga en las que Torbe pide a la chica teléfonos de menores de edad.

La primera vez que Marta lo conoció, Torbe le ofreció 200 euros a cambio de mantener relaciones sexuales sin grabarla. Ella aceptó porque estaba “sin blanca”. Cobró aquel dinero. Sin embargo, la primera escena que rodó no se la pagó, con lo que aquel primer encuentro le salió gratis al productor. “Es un timador, aunque seguí trabajando para él porque era dinero rápido”.

Marta Checa, la chica que denunció a Torbe

La última vez que Marta grabó una escena con Torbe fue en septiembre de 2015. Lo hizo en su guarida madrileña, Villacerdas, un antro del sexo ubicado en la calle Príncipe de Vergara. Tras aquel encuentro, la chica quedó infectada de clamidia, una enfermedad de transmisión sexual. “Decidí no volver a trabajar con él”.

La joven actriz porno también participó en bukakes- sexo en grupo donde los varones eyaculan sobre una mujer- con hasta 50 hombres que el director de cine “había buscado de la calle”. “Ninguno pasaba controles médicos”, afirma Marta, que llegó a vivir durante dos meses en Villacerdas. Allí, a cambio de 600 euros, se desnudaba ante cibernautas que pagaban para verla a través de webcam. “Me dejó a deber el último mes, cuando le dije que me marchaba”.

UN ‘APESTADO’ EN LA INDUSTRIA

Ignacio Allende es un viejo conocido de los juzgados españoles. Ya en 2006 fue detenido por incluir a una menor de 17 años en una de sus películas. Dos días después, el juez lo dejó en libertad con cargos. El vídeo nunca llegó a emitirse y Torbe declaró que había sido víctima de un engaño por parte de varias personas. Sin embargo, fuentes de aquella investigación aseguran que fue condenado a pena de cárcel inferior a dos años, por lo que se libró de entrar en un penal.

También, en febrero de 2012, fue condenado por estafa por la Audiencia Provincial de Madrid a un año de cárcel. Esta vez tampoco pisó chirona. Torbe había timado a los espectadores del concurso televisivo La Hora de Oro (Canal 7), al que la gente llamaba bajo el señuelo de acertar una pregunta  a cambio de un premio. En realidad, se desviaban las llamadas a un 803, que provocaba un coste altísimo para las víctimas. Seis de ellas, al menos, denunciaron y vencieron.

Uno de los últimos juicios perdidos por Torbe fue en junio de 2013. El magistrado titular del Juzgado de Primera Instancia número Cinco de Colmenar Viejo (Madrid) lo condenó a pagar más de 7.000 euros al presidente de la Asociación de Productores y Editores de Cine para Adultos (Apeoga), Antonio Marcos. Ignacio Allende lo había insultado a través de su web con descalificaciones como “cocainómano”, “muerto de hambre” o “tiene cara de pedófilo”.

En conversación telefónica, el propio Marcos dibujaba este jueves un perfil del encarcelado: “Siempre quiso llamar la atención. Pese a que ha querido hacerse pasar por el tonto del pueblo, es un tipo muy inteligente. Su imagen siempre le ha hecho mucho daño al sector. En la industria es una apestado”.

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