Decir que donde va Luis Racionero (La Seu d’Urgell, 1940) van la contradicción y la polémica sería quizá exagerar, pero no mucho. Excandidato de ERC que abomina del independentismo –y a la vez de los “fanáticos” que le plantan cara en Madrid-, exhippy vituperado ahora y entonces por los progres, exdirector de la Biblioteca Nacional acusado de plagio literario, dicen, por una de las seis mujeres que ha tenido (muchas para un misógino), refinadamente educado en Berkeley y en Cambridge para luego desdeñar las entendederas occidentales en favor de las orientales… Desde luego oírle hablar es de todo menos aburrido.
¿De qué quiere usted hablar conmigo? ¿De si yo me apelotono con la congoja de otros intelectuales que creen que estamos al borde del precipicio, de si yo creo o no creo que España se acaba? A ver, mi visión no es optimista, pero no lo es porque yo tengo una pobre impresión de la Humanidad en general, no sólo de su parte española... En mi opinión no estamos al borde de nada porque nunca pasa nada y nada importa nada. ¿Que a usted eso le puede parecer un magro consuelo? Bueno... los consuelos son magros siempre, por definición. De verdad, no pasa nada. Se ha demostrado que se puede estar cuatro meses por lo menos teóricamente sin gobierno y que nadie nota la diferencia. En Bélgica se pasaron así dos años y el país siguió tranquilamente.
No hay que exagerar. La Humanidad va de crisis en crisis, porque es todo transformación, todo está en flujo... El problema es que en la filosofía occidental todavía no han tomado nota del gran error de Parménides, de Platón y de Aristóteles de creerse que la realidad es la fijeza. Creían estos filósofos que lo que cambia no existe. Mentira. La realidad es lo que está en cambio constante, por eso los chinos tienen el I Ching, que es el Libro de los Cambios, y estudian el taoísmo, que es la filosofía del flujo y de los cambios. Si te empeñas en que nada puede cambiar, vas al fracaso. Es la mentalidad occidental la que está al borde del abismo y la que está fastidiando a todo el mundo. Si más gente fuera por la vida con la sabiduría antigua de los chinos y de los místicos, estaríamos mucho mejor todos.
Entiendo que yo me estoy planteando la crisis en términos espirituales y que la mayoría se la plantea en términos mucho más materiales, de pobres y ricos... Pero eso se debe a que la mayoría de la gente quiere lo que en realidad no necesita. La diferencia entre el nivel de vida de este momento y el nivel de vida de España e incluso de Europa cuando yo nací... bueno, es abismal. También en expectativas, cierto. Pero si uno tiene suficiente para vivir debería estar contento y no desear todas estas tonterías del tipo, tengo que llevar a la niña a ballet y a inglés, tengo que mandar a mis hijos como mínimo un año a Oxford, cosas así... Mire usted, basta de tonterías. Viva usted con lo que tiene y vivirá bien, sin ponerse metas rocambolescas ni posmodernas. Da igual si todo el mundo lo hace. Precisamente la gran lección de la crisis es esa: hay que dejar de ser estúpidos y volver a ser personas normales, como éramos en los años 40 y 50. Entonces éramos felices con lo que teníamos.
¿Que por dónde empezamos a cambiar el chip, me pregunta usted? Por las madres. ¿Quién estropea a los niños, sino la mamá? El padre no porque no pinta nada, obedece y paga... No se me sulfure usted, señorita, ya sé que ahora muchas veces la madre también paga, también... Pero ellas y no ellos siguen siendo las que mandan. ¿Qué me pregunta usted ahora? ¿Si yo, como padre, prefiero educar o pagar? Por supuesto, yo prefiero ocuparme del hijo, lo que pasa es que los niños, mientras son muy pequeños y no hablan, pues yo no sé muy bien qué hacer con ellos, porque a mí me gusta ocuparme de ellos hablando. Hacerles carantoñas y tal no es lo mío. No es que yo no sea cariñoso, pero ese tipo de carantoñas a los niños pequeñitos... Bueno, los niños pequeñitos están con la madre, a partir de los siete años o de los doce o trece es estupendo poder educarlos. Asumiendo, claro, que tú ya les puedes contar todo lo que quieras de lo que te ha pasado a ti, que ellos volverán a repetir exactamente todos tus errores. No hay manera de evitar eso...
Preferiría que no hubiera nada de separatismo. Pero bueno, si lo hay, y vista la reacción fanática habitual de Madrid al tema, al final esto acabará mal… y acabará mal no para Cataluña, sino para Madrid
Otro problema es que hoy nadie tenga demasiado tiempo de educar a sus hijos, porque tanto padres como madres creen que tienen que trabajar muchas horas para ganar mucho dinero... para pagar a otras personas para que cuiden de sus hijos. Ese es un círculo vicioso que quizá se podría romper un poco. Es que es de idiotas, trabajar para pagar al que está con tus hijos, cuando te gustaría a ti estar con ellos... Y en la práctica se pasan todo el día con una persona que no les transmite tus valores sino los del Tercer Mundo, que es de donde vienen muchas de las cuidadoras de menores. Lo cual por cierto seguramente es mejor para el niño, es mejor recibir esos otros valores y no los nuestros. A ver si nuestros descendientes se acabarán comportando como las tribus de Ecuador. Eso a lo mejor sería bueno, vista la idiocia general. Esta gente es menos materialista y egoísta, más franciscana...
Nadie tiene tiempo de educar a sus hijos, que se pasan todo el día con una persona que no les transmite tus valores sino los del Tercer Mundo, que es de donde vienen muchas de las cuidadoras
Otra muestra para mí patente de la idiocia general: esa etiqueta de misógino que me cuelgan a cada rato. ¿Cómo se puede llamar misógino a un señor que ha vivido con seis mujeres? Es verdad que yo he escrito un libro donde cuento cosas de las mujeres, y de sus maneras de actuar, que a muchas no les ha gustado nada ver escritas. Cosas que se han hecho toda la vida pero diciendo siempre que no, como el hecho de que las mujeres siempre han mandado ellas, fingiendo que mandaban los hombres. Si denuncias todo eso se molestan y te llaman misógino, pero insisto, a mí siempre me han gustado mucho las mujeres, si no me gustaran, estaría con hombres. O solo. No sé.
Por ejemplo, yo no entiendo que alguien me diga que yo he “fracasado” en un matrimonio simplemente porque ese matrimonio se ha acabado. Yo cuando me separé de mi primera mujer no pensé que había fracasado sino que había triunfado, porque el fracaso habría sido quedarme con ella. El tránsito de una relación a otra son etapas, es el cambio, no es necesariamente un fracaso. Ni una mujer tiene por qué ser para toda la vida, ni un trabajo, ni una carrera. Algunos hemos vivido varias vidas dentro de una sola, he escrito libros, he dado clases, he hecho cine, he sido hippy...
¿Cómo se puede llamar misógino a un señor que ha vivido con seis mujeres?
Es curioso cómo a aquellos que hace treinta o cuarenta años éramos considerados hippies ahora nos llaman fachas y reaccionarios. Eso es no entender nada ahora, como algunos no entendían nada hace treinta o cuarenta años. En aquella época nuestra de los hippies, los progres eran todos comunistas. Y si hay alguien facha en esta tierra, es un comunista. Estos que ahora me pueden llamar facha a mí son los que antes eran comunistas, es decir, más fachas que nadie, y encima eran fachas cuando menos hay que serlo, que es de joven. Ser facha o no ser facha no es una ideología, es una actitud. Es un carácter. Los anarquistas siempre han sido como los franciscanos, mientras que los comunistas eran los jesuitas. Se nace con un talante o con otro. Si naces facha da igual las ideas que tengas o del partido que seas, serás un facha. Si en cambio eres una persona abierta, liberal, tolerante... bueno, pues por ejemplo lo tienes difícil para vivir tranquilo en España, porque este es un país de muchas envidias.
Si hay alguien facha en esta tierra, es un comunista. Estos que ahora me pueden llamar facha a mí son los que antes eran comunistas, es decir, más fachas que nadie, y encima eran fachas cuando menos hay que serlo, que es de joven
Lo cual no significa para nada que a mí me preocupe este pacto de IU y Podemos. Es más, a mí ese pacto me parece muy sensato, sobre todo después de que en las últimas elecciones, por culpa de la ley d’Hondt, que me parece que además fue un invento de Manuel Fraga, a los comunistas los machacaron a pesar de sacar cientos de miles de votos, mientras que el PP con muchos menos votos va y saca... uf. Pues entonces me parece muy sensato que en IU hagan sus cálculos y se unan con estos de Podemos. ¿Que unidos pueden hacer el sorpasso a los socialistas? Pues a mí me parece fenomenal.
Y es que a mí no me da ningún miedo que vengan los comunistas. A mí me dan miedo los socialistas. Siempre me han dado miedo. Yo en la época de Franco había trabajado en temas de urbanismo, y cuando subieron los socialistas pensé, ah, estupendo, estos que son democráticos y progresistas y tal... Pues nada, oye, eran todo lo contrario. Si tú no tenías un carnet de socialista en la boca no te encargaban ni un plan de urbanismo ni nada. El señor Narcís Serra trabajó en la época de Franco igual que trabajaba yo, estábamos más o menos en los mismos sitios. Ah, amigo, con los socialistas él trabajó muy bien y yo nada, yo dejé de existir. Ese sectarismo me parece intolerable, fatal. Y luego encima llegó la corrupción, que fue inventada por Felipe González y Alfonso Guerra, que son los que crearon este Estado bananero en el que estamos viviendo. En parte crearon esto para sufragar el referéndum de la OTAN, en el que, de entrada, mintieron. Ni Suárez ni Calvo Sotelo tuvieron la más mínima corrupción en sus gobiernos. La corrupción vino con los socialistas y concretamente con los socialistas andaluces, con González, Guerra y compañía... Yo feliz si hay sorpasso y el PSOE desaparece del panorama político español. No digo que desaparezca el socialismo en general, Bertrand Russell, Virginia Woolf y gente así me gustaban con sus ideas socialdemócratas... Pero los de aquí no, esos son siniestros.
¿Que como veo el panorama cultural, usted me pregunta? Pues yo lo que veo es que ya casi no hay cultura. Ahora hay unos aparatitos así que llevan los niños y los jóvenes en la mano, la cosa ha llegado ya al punto que se sientan cuatro a una mesa y en vez de hablar entre ellos están cada uno con su maquinita, supongo que si tienen que decirle algo al de al lado, en vez de decírselo al ser de carne y hueso se lo dirán a la máquina. Se están volviendo todos locos. Así no puede haber una cultura. Desaparece la pintura, porque ya tienen la imagen en la máquina. Desaparece la literatura porque estamos en la era de la imagen. Vamos a ver qué cultura acaba dando de sí todo esto.
Finalmente, ¿preocupado yo por España o por la unidad de España? En absoluto. España es un país mal hecho desde el principio, su unidad es una cosa de circunstancias que hicieron los Reyes Católicos hacia el mil quinientos, y que duró lo que tenía que durar. Mientras duró el Estado-nación, para tener un ejército más grande y conquistar imperios, que es lo que hicieron del mil quinientos al mil novecientos, pues vale, ahora el Estado-nación no es necesario para nada. Entonces si se quieren separar los catalanes, que se separen.
Ni Suárez ni Calvo Sotelo tuvieron la más mínima corrupción en sus gobiernos. La corrupción vino con los socialistas y concretamente con los socialistas andaluces, con González, Guerra y compañía
Y, por favor, no me regañe por decirlo así, en tercera persona, siendo catalán yo mismo. Yo soy de la Seu d’Urgell, sí. Yo personalmente preferiría que no hubiera nada de separatismo, por muchos motivos. Pero bueno, si lo hay, y vista la reacción fanática habitual de Madrid al tema, al final esto acabará mal... y acabará mal no para Cataluña sino para Madrid. ¿Por qué si no a los de Madrid, a los castellanos, les sabe tan mal y se enrabietan tanto porque los catalanes se separen? No será por el amor que nos tienen, será por algún motivo interesado. Será porque tienen claro que con la separación van a salir perdiendo ellos, no los catalanes. Entonces quizás deberían hacer algo que no hacen. Deberían hablar, que es lo que no saben hacer. Deberían ser abiertos, flexibles, liberales, no fanáticos, despóticos y dictatoriales. Esto lo tienen claro todos los que han escrito sobre España. Léase sin ir más lejos el prólogo de El laberinto español, de Gerald Brennan. Ahí esto está explicado estupendamente. También lo contó bien Henry Buckley, el mítico corresponsal de The Daily Telegraph que al llegar a España a cubrir la guerra dijo que Madrid era una ciudad “destartalada y ventosa donde hay apostados un millón de españoles viviendo a costa del resto del país”. ¿Y ahora, me pregunta usted? Ahora hay más de un millón.
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