“Acaba de llegar una nueva droga al barrio y es la hostia”, me cuenta por teléfono un viejo amigo de Barcelona. Me habla de una sustancia que, sin ser adictiva, está causando furor en los suburbios de la ciudad. Me dice que provoca euforia y alucinaciones a partes iguales. Y que la policía no la puede detectar porque va impregnada en ositos de gominolas.
Llego a mi barrio buscando esa droga mítica. La misma con la que se atemorizaba a los niños de mi generación, cuando los mayores nos advertían de que "hay gente en la puerta del colegio que reparte droga en las golosinas". Pues esa sustancia ya existe. Varias personas me confirman que en mi calle ya puedo encontrar un dealer (camello), numerosos consumidores habituales y un par de víctimas de sobredosis que han derivado en brotes psicóticos.
Me entrevisto con el camello, un viejo conocido que me regala un bote con una pequeña muestra. Primero me explica a grandes rasgos en qué consiste esta nueva sustancia. “Es una droga de nueva síntesis. Se parece al MDMA porque a pequeñas dosis produce euforia e hipersensibilidad. Está muy indicada para follar. Pero también tiene un componente alucinógeno. Si te pasas empiezas a ver cosas raras y parece que vayas de tripi (LSD)” me cuenta, antes de definirla como “la droga perfecta. No tiene los efectos secundarios de la coca o el extasis. No se te va la boca, no se te cierra el estómago, no te pone “de mal rollo”, te permite dormir y no deja resaca”. Estas características la hacen, según me dice, “ideal para gente que trabaja en la noche, como los DJ”.
La principal singularidad de esta nueva droga es su forma de consumo: “Compramos ositos de gominola recubiertos de azucar y los impregnamos con el líquido. Lo dejamos secar... y ya nos podemos reír del portero de discoteca y del Mosso d'Esquadra. Nadie te va a incautar golosinas. Nadie va a imaginar que en la bolsa de chucherías llevas droga para 50 personas”.
Cinco gramos por litro de alcohol
¿Cómo se prepara esta droga?. El “dealer” me explica que “la sustancia original es un polvo amarillento. Cogemos cinco “pollos” (gramos) y los disolvemos en 1 litro de alcohol de 96 grados. Cuando tenemos el líquido mezclado, cogemos un osito, le inoculamos tres gotas de mezcla con un cuentagotas y lo dejamos secar. Cuando la golosina ha absorbido el líquido y está seca, le damos la vuelta y repetimos la operación con otras tres gotas. Realizamos de nuevo el proceso hasta que hemos puesto entre 15 y 16 gotas por osito, que es la dosis recomendada para una persona, aunque eso también va un poco a gusto del consumidor”.
El mismo “dealer” asegura desconocer qué es en realidad lo que tiene entre manos. Asegura, erróneamente, que se trata de otra sustancia: “me han dicho que es Nexus, pero no tengo ni idea; tendría que llevarlo a analizar”, me confiesa. Por Nexus se refiere a una droga mítica creada por el químico Alexander Shulgin, el más famoso alquimista de las sustancias psicotrópicas. Fue el popularizador del MDMA. El mencionado Nexus (cuyo nombre científico es 2C-B) era una de sus seis drogas favoritas (creó más de doscientas y las probó todas para experimentar. Murió con 89 años). Es tremendamente difícil encontrar esta droga en España. El camello cree que es Nexus porque “de lo que hemos leído en internet, es la sustancia que más se acerca a los efectos de esto que tenemos entre manos”.
¿Cuánto cuesta esta nueva droga? Mi contacto me asegura que no lo sabe “porque no la vendo. Se está moviendo en círculos muy reducidos y cerrados. El que consigue se la regala a los amigos. No estamos traficando; sólo experimentando. Y de momento, los resultados son inmejorables”, me cuenta satisfecho. El “dealer” me pinta esta droga como algo parecido al “soma” que inventó Aldous Huxley en “Un mundo feliz”: una especie de panacea; una sustancia redonda y perfecta que no provoca efectos secundarios.
El testimonio de una sobredosis
A mí me cuesta creer que esta nueva droga no tenga ningún tipo de contraindicación y empiezo a preguntar por el barrio. Un amigo me confiesa que ya se ha registrado algún percance: “Al Franky le pegó un “mal viaje” el otro día. Se comió dos ositos de esos y se lo encontraron sentado en la puerta del Carrefour a las siete de la mañana, desnudo y acariciando un caracol. Cuando llegaron los Mossos d'Esquadra a recogerlo empezó a aplaudir porque decía que había visto a dios. Se ha pasado 8 días ingresado en el hospital”.
Al conocer esta historia me pongo en contacto con el afectado, que es otro viejo conocido mío. Llamo al timbre de su casa:
- ¿Quién es?
- ¿Está Franky?
- Sí, soy yo, ¿quién eres?
- Soy David, el periodista… que vengo a hablar contigo.
- ¡Hombre David! Qué alegría. Bajo en dos minutos.
Diez minutos después vuelvo a llamar al timbre.
- Franky, ¿te queda mucho para bajar?
- ¿Quién eres?
- Soy David, el periodista… que vengo a hablar contigo.
- ¡Hombre David! Qué alegría. Bajo en dos minutos.
Esta vez sí, bajó a verme.
A Franky hay que perdonarle estos lapsus porque está diagnosticado de esquizofrenia y ha sufrido varios brotes psicóticos a lo largo de sus 28 años. El más reciente tuvo lugar hace tres semanas, después de haber consumido un par de ositos. A su modo me cuenta que estaba un sábado por la tarde en una terraza tomando una cerveza con un amigo e ingirió dos ositos. De repente “sentí la necesidad de quitarme la ropa y empezar a correr por el campo”. Dicho y hecho. Se escapó del bar y se fue a un prado en el que se despojó de toda vestimenta, calzado y ropa interior incluidos. “Estuve toda la noche corriendo desnudo. No me cansaba ni sentía dolor. Me sentía fenomenal y sólo quería darle amor a la humanidad”, me relata.
De repente empezó a tener alucinaciones: “Mientras corría me di cuenta de que en el cielo había aparecido un arcoíris precioso. Aceleré el paso pensando que cuando estuviese cerca me saldrían alas y podría volar hasta allí. Yo esperaba que llegase el arcoiris o las alas… pero lo que llegó primero fue un barranco. Empecé a rodar y me pegué un tortazo impresionante, aunque no me dolió. Me caí a un charco y empecé a sentir frío. Ahí decidí irme a buscar a un amigo que trabaja en Carrefour para que me ayudase. Lo que ocurre es que llegué de madrugada y estaba cerrado. Me llevé un caracol al que protegí durante todo el tiempo. Ya estaba amaneciendo cuando vinieron los Mossos d'Esquadra a por mí. Ni me puse violento ni nada. Sólo les pedí que me dejasen cuidar del caracol porque me había acompañado toda la noche. Ocho días me he pasado en el hospital”, finaliza.
El análisis desvela el misterio
Así, la droga no es tan inocua como cuenta el “dealer”. De todos modos, entiendo que no saldré de dudas hasta que alguien me confirme si esta droga que se toma en golosinas es el mítico Nexus o se trata de otra sustancia diferente. Para ello me pongo en contacto con Energy Control, un proyecto de la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD) que analiza droga. Sólo ellos podrán decirme qué es lo que tengo entre manos. En Energy Control observan la sustancia y dudan que sea la droga que me comenta el “dealer”.
El Nexus es una droga muy cotizada, casi imposible de encontrar. El último gran productor de Nexus era un joven químico noruego que operaba en la “deep web”. La droga que fabricaba alcanzaba el 98 por ciento de pureza. Pero tras una serie de incidentes en la “deep web”, desapareció y no se ha vuelto a saber de él. Ahora no hay Nexus por ningún lado.
Lo primero que hacen es analizar la muestra. La prueba química no deja lugar a dudas: no es Nexus. Para conocer qué tipo de droga tenemos en realidad entre manos debemos someter la sustancia a un control más exhaustivo cuyo resultado tardará unos días. No obstante, el químico que analiza se atreve a dar un pronóstico. “Por los efectos que me comentas y la forma de preparación, tiene pinta de ser 25N-NBOMe”. Me cuenta que se trata de un derivado del Nexus (2C-B), creado en 2003 por Ralf Heim un químico de la Universidad de Berlín e investigado en 2010 por David E. Nichols, otro gurú de las RC (Research Chemichal, otra forma de llamar a las drogas químicas de diseño).
Una potencia descomunal
El resultado del análisis llega mientras estoy escribiendo este reportaje. El químico, triunfante, me confirma que la droga “Es 25N-NBOMe sin lugar a dudas. Es una sustancia de la familia del Nexus pero más alucinógena y entre 10 y 20 veces más potente”. Me advierte de que “el Nexus jamás ha provocado una muerte. La sobredosis de Nexus puede provocar muchas cosas, pero no el fallecimiento. En cambio, el 25N-NBOMe ya ha causado varios fallecimientos”.
En efecto, consulto la página Erowid.org (algo así como la biblia actual de las sustancias psicotrópicas) y allí consta una lista de muertos por cada tipo de droga. El 25N-NBOMe ya tiene una larga lista de víctimas a sus espaldas para ser una sustancia tan nueva. Entre 2012 y 2014 murieron 16 personas en Australia y Estados Unidos por el consumo de esta droga. En Argentina y Chile, donde la sustancia se está popularizando en los últimos meses, también se han contabilizado varias víctimas mortales.
Es precisamente en Argentina donde se ha bautizado la nueva droga como “La Bomba”. El motivo es la similitud del nombre químico (25N-NBOMe) y la potencia de sus efectos. En Latinoamérica se consume inoculada en papel. El jueves, sin ir más lejos, la policía chilena se incautó de un cargamento de esta droga que llegaba desde Argentina. En este caso, el secante no era un osito de gominolas sino una cartulina con el dibujo de Bob Esponja.
Desde Energy Control nos explican que “sean papelitos o gominolas, en el fondo es el mismo sistema de preparación de droga. Se trata de diluir el polvo en alcohol e impregnar la mezcla en un material que funcione como secante, que absorba la droga. Lo que ocurre es que si depositas las gotas en el papel, que es como normalmente se hace con el LSD, la mezcla queda menos uniforme y puedes encontrar trocitos de papel que estén mucho más impregnados en droga que otros. Con las gominolas queda repartido de modo más uniforme”.
Burlar a la policía
¿Por qué aparece ahora este tipo de droga? Desde Energy Control explican que “es una forma de burlar la legalidad. Los gobiernos siempre van tarde. Cuando identifican una nueva droga, lo primero que hace es prohibirla. Hace quince días se fiscalizada varias en España de la familia 25N. Pero precisamente ésta que acabamos de analizar aún está en el limbo. Cuando el gobierno se entere también la prohibirá… y los químicos lanzarán otras drogas, muy parecidas y sin fiscalizar. Las drogas siempre van por delante y la fiscalización sólo sirve para que salgan sustancias nuevas más peligrosas. Y que la gente no sepa qué se está metiendo”.
Ante este escenario, es imposible prever si esta nueva droga, el "Osito Bomba”, 10 veces más potente que el LSD, indetectable para la policía y causante de varios fallecimientos por todo el mundo, se consolidará en España o no será más que una moda pasajera.