El escritor Alfonso Ussía es un hombre ocupado. Además de escribir sus artículos diarios en La Razón, anda inmerso en la promoción del último de sus libros, La berrea. En uno de sus escasos huecos libres, entre presentación y presentación, el famoso articulista responde, siempre sin tapujos y por momentos con su humor habitual, sobre los problemas de España. Entre otras cosas, Ussía deja claro que aboga por devolver competencias al estado, destaca que no quiere reformas en la Constitución y no esconde su temor a que Unidos Podemos pueda gobernar tras las elecciones del 26 de junio.
¿Cuál es hoy el principal problema de España?
El principal problema de España hoy por hoy es sin duda alguna la posible victoria de un populismo estalinista.
Imagino que con eso se refiere a Podemos.
Me refiero a Podemos coaligado con Izquierda Unida. Después de tantos años de vaivenes, en los que hemos estado arriba o abajo, pero dentro de un respeto a la libertad y al estado de derecho, la llegada de esta gente puede acabar con eso.
Si Pedro Sánchez no hubiera estado donde está, mi voto habría sido para el PSOE, pero es imposible porque lo que él quiere es un cargo como sea para sobrevivir
¿Ve, por tanto, que las elecciones son claves para el futuro de España?
Son claves para el futuro de España. Y hay un gran problema, que es el candidato del Partido Socialista, Pedro Sánchez. Si Pedro Sánchez no hubiera estado donde está, mi voto habría sido para el PSOE, pero es imposible porque lo que él quiere es un cargo como sea para sobrevivir.
¿Y cree, por tanto, que Sánchez pactará con Podemos?
Hace unos meses Sánchez ofrecía vicepresidencias y después de las elecciones, el ofrecido va a ser él. Sánchez no va a poder ofrecer nada, sino aceptar, y no dudo que acepte.
Entonces, da por hecho que habrá gobierno de izquierdas tras las elecciones.
Lo doy por hecho. Habrá gobierno de izquierdas tras las elecciones. Todos los españoles lo tenemos merecido. Y no me refiero al gobierno de izquierdas, porque ha habido catorce años con Felipe González y ocho años nefastos con Zapatero. No me asustan los gobiernos de izquierdas. Me asusta un gobierno de esta nueva izquierda española.
Nadie puede dudar que esas televisiones han estado al servicio de Pablo Iglesias
¿Considera que las televisiones, en especial La Sexta, han provocado el avance de Podemos?
No tengo la menor duda. Lo he escrito en mi periódico en repetidas ocasiones. No ha caído bien lo que yo he escrito. La responsabilidad que tiene La Sexta y la empresa que sostiene a La Sexta -también Cuatro, pero La Sexta con más énfasis- es que son muy culpables del crecimiento de Podemos. Nadie puede dudar que esas televisiones han estado al servicio de Pablo Iglesias.
Usted escribe en el periódico que pertenece al mismo grupo de comunicación que La Sexta…
Afortunadamente no son los mismos accionistas. Es el mismo accionista de referencia, pero los accionistas de La Razón son unos y los de Atresmedia son otros. Yo he tenido muy serias conversaciones respecto a esto. Y tengo que agradecer a La Razón que siempre me han apoyado. El presidente y el director siempre han tolerado lo que he escrito.
La pasada semana el Gran Wyoming decía en esta misma serie, Hablando sobre España, que en nuestro país no hay medios independientes. ¿Usted qué opina?
¿Cómo no va a haber medios independientes si una de las empresas editoriales y de comunicación más importantes lo tiene a él? Es la prueba de que hay medios independientes.
Decía también en esta sección su colega Luis María Anson que el principal problema de la crisis política española no es la corrupción, sino la mediocridad de los políticos.
Bueno, son las dos cosas. Estoy de acuerdo con Anson en que es todavía más pasmosa la mediocridad. La mediocridad de la política española es espeluznante y es vergonzosa. Pero también no podemos olvidar el hastío que se ha generado con la corrupción, sobre todo de los dos grandes partidos.
¿La proliferación de los casos de corrupción es una muestra de una crisis del sistema?
La corrupción va a existir siempre. Y más en una nación del Mare Nostrum de la sabiduría. Corrupción hay en España, en Italia, en Grecia, en Turquía, en Croacia o en Francia. Eso es impepinable. Lo que tenemos que tener son instrumentos de sanción a los corruptos que sean más contundentes que los que tenemos ahora. Esos instrumentos los tienen que legislar los partidos y no les interesa.
¿Cree que el espíritu de la Transición ha muerto y hace falta una segunda Transición con reformas de la Constitución del 78?
A mí la Transición me gustó mucho, aunque se cometieran muchísimos errores. Hubo muchos complejos de inferioridad. Las transferencias de educación y sanidad jamás se tendrían que haber concedido. Una nación no puede tener diecisiete maneras diferentes de educar a sus jóvenes. Pero la Transición fue también un milagro muy positivo. La Constitución cuanto menos se toque mejor. Está absolutamente vigente. Quizás se necesitaría algún pequeño retoque, pero es que si se retoca se abre el melón y todo el mundo va a intentar retocar a su conveniencia. Yo la dejaría encapsulada unos años más.
Usted, que es un monárquico convencido, ¿teme que se abra el debate sobre la forma de estado, teniendo en cuenta que algunos partidos parecen apostar por la república?
Yo no soy un monárquico convencido. Lo fui, convencido y militante, durante el franquismo, cuando el rey estaba en el exilio, que era don Juan. Con don Juan Carlos he sido un monárquico pragmático, como lo soy con Felipe. Está demostrado que España no ha superado las heridas de la Guerra Civil. España es una nación que en el último siglo no ha combatido contra otras naciones, algo que crea una unidad de patriotismo, sino que España solo ha combatido contra España. Los derrotados no quieren aceptar la derrota. Y los ganadores están avergonzados de haber ganado. En España se necesita la figura de un árbitro que esté por encima de los enfrentamientos políticos. Y ese árbitro es el rey y no podría serlo un presidente de la república porque se debería a los que le han votado. El rey es un cumplidor estricto de la Constitución, de sus deberes y derechos. De las doce de las naciones más desarrolladas de mundo, ocho son monarquías.
¿Qué balance hace, como monárquico pragmático, de estos dos primeros años de reinado de Felipe VI?
Este es un rey completamente diferente al anterior, es cumplidor, no tiene la simpatía ni la espontaneidad que tenía don Juan Carlos. Hasta ahora su actuación no se puede poner en duda porque está siendo impecable y respetuoso con lo que tiene que respetar.
La ley de la memora histórica fue la ley del resentimiento que aprobó Zapatero y que no se ha atrevido a cuestionar, como tantas otras cosas, Rajoy
Mencionaba usted que España no ha superado las heridas. ¿Qué le parece la ley de memoria histórica y su aplicación por parte de los ayuntamientos?
La ley de la memora histórica fue la ley del resentimiento que aprobó Zapatero y que no se ha atrevido a cuestionar, como tantas otras cosas, Rajoy. La guerra fue una brutalidad donde murieron muchas más personas en las retaguardias franquistas y republicanas que en el propio frente. La república, a partir de 1934, es ilegítima porque da un golpe de estado al no aceptar el resultado de las elecciones. Y en los últimos años se convierte en un estado violento contra los ciudadanos desde el propio poder. Y no estoy legitimando el 18 de julio. El gran problema que tiene la ley de la memoria histórica es que se está utilizando como revancha. Parece que los crímenes solo vinieron de un lado, cuando estuvieron en los dos. La ley ha empezado a ejecutarse de una manera ridículamente inculta, sin saber lo que eran personas a las que se les han quitado calles, plazas y monumentos. Creo que es una ley absolutamente innecesaria, porque España necesita la reconciliación absoluta que se produjo en los primeros años de la Transición y no puede estar permanentemente con esta discusión.
Otro de los problemas de España es que en diferentes territorios hay muchas personas que quieren independizarse. ¿Por qué cree que los nacionalistas catalanes han radicalizado sus posiciones en los últimos años?
El nacionalismo catalán siempre fue mucho más peligroso que el nacionalismo vasco. Este último es mucho más español. En el caso del nacionalismo catalán, creo que ellos han estado viviendo una absurda independencia desde los principios de la Transición, con una corrupción admitida por toda la sociedad, y van radicalizando su postura. Yo confío muchísimo en el pragmatismo de los catalanes. Cuando vean las orejas al lobo, que ya han empezado a verlas, van a reaccionar. Ahora da la sensación, desde fuera, que Cataluña es una autonomía sin ley. La violencia está en el pan nuestro de cada día. Los jueces están atemorizados. Los políticos que representan a centenares de miles de catalanes pactan con quienes quieren acabar con ellos. El problema de Cataluña es una ensaimada esquizofrénica.
El nacionalismo catalán siempre fue mucho más peligroso que el nacionalismo vasco
¿Qué solución daría usted a las ganas de independizarse de muchos catalanes?
Es que no son las ganas de todos, incluso ni siquiera de todos los nacionalistas. Yo no temblaría para aplicar el artículo 135 de la Constitución. Es que en España tenemos mucho miedo a aplicar las leyes. Si mañana los catalanes de Perpignan o los vascos de Biarritz declaran la independencia, pasado mañana tienen al ejército francés, no tengo la menor duda. España ha sabido sobrellevar estos asuntos sin echar mano de las Fuerzas Armadas. Han sido la Policía y la Guardia Civil las que se han encargado de poner orden en luchar contra el terrorismo y contra el separatismo. España ha estado ejemplarmente antibeligerante.
¿Por qué cree que en muchos casos se percibe al nacionalismo como algo moderno o progresista?
Eso es consecuencia de la derrota de la Guerra Civil. Los que ignoran un poco la historia no saben que los partidos más de derechas, cercanos a la ultraderecha, son el Partido Nacionalista Vasco y la cosa esta que creó Pujol y ahora se desmorona, Convergencia. El nacionalismo es muy de derechas.
¿Cuál sería la receta para el problema de la educación en España?
La educación tiene que estar unificada y pactada. Lo que no puede haber es diecisiete historias de España. Esto es un desmoronamiento del tejido social del futuro.
Desde el punto de vista económico, ¿cree que se han sentado ya las bases para superar la crisis?
Sí, pero eso no es un mérito de Rajoy, sino de los españoles. El Gobierno del PP ha arruinado a la clase media, a quienes trabajan y no pueden esconder sus ganancias. Ha exprimido hasta la extenuación, hasta el robo, a los españoles. Rajoy no puede presumir de ello.
En España la derecha está siempre pidiendo perdón
Usted ha hablado de los complejos de la derecha, ¿en qué medida los encarna el PP actual?
En gran medida. En una nación democrática, la derecha es tan respetada, tan democrática y tan libre como la izquierda o más. El fascismo ha desaparecido y el comunismo no ha desaparecido. Tiene mucho más sentido democrático y liberal una derecha moderna que una izquierda moderna. La izquierda no tiene complejos en aplicar sus ideales y la derecha está siempre pidiendo perdón.
Por último, hay asuntos de política exterior que en España parecen no existir, como el de la crisis de los refugiados. ¿Actúa Europa de forma insolidaria?
El problema de los refugiados es de una gravedad, peligrosidad y humanidad...es muy complicado. Es muy fácil decir que Europa está siendo insolidaria. Es fácil y es un tópico. Si nosotros tuviéramos toda la información que tienen las altas instancias de la Unión Europea, tal vez cambiaríamos de opinión. Me parece bochornoso que a estas alturas, en el siglo XXI, todavía haya esas masas hambrientas sin protección de sus estados, perseguidas y atacadas. Tienen que venir a Europa porque les parece el edén. Pero Europa no puede admitir a todos porque, incluso, ya se ha visto que, aprovechando el drama humano de los refugiados, puede haber infiltraciones del gran enemigo de Occidente que es el islamismo.
Esta izquierda populista estalinista española es la que ha diseñado esa dictadura de Venezuela
El otro asunto de política exterior del que sí se habla en España es lo que ocurre en Venezuela. ¿Por qué?
La dictadura venezolana, el régimen bolivariano, no sabe lo que es el respeto por los derechos humanos y no sabe lo que es la honestidad en la administración de los bienes, porque ahí están las fortunas de Maduro, de las hijas de Chávez o de algunos generales. Venezuela tiene a muchos presos políticos en la cárcel. Lo que ocurre es que esta izquierda populista estalinista española es la que ha diseñado esa dictadura de Venezuela. Y así es reconocida en todos los ámbitos de la política internacional. No hay otro camino que defender la libertad de una nación que todavía puede recuperarla.
En el cara a cara de hace unos días, Pablo Iglesias le decía a Albert Rivera que por qué no se hablaba de otros países como Arabía Saudí…
A mí los países del Golfo Pérsico me parecen los más peligrosos del mundo. Son teocracias de los petrodólares. Por un lado, son grandes amigos de los países occidentales y, por otro, están financiando el terrorismo islámico. La izquierda usa mucho esa teoría de “por qué no se habla de lo otro”. Claro que se puede hablar de lo otro y hay que despreciarlo, pero usted no defienda lo indefendible porque no se habla de lo otro.