"¿Y si cada semana asesinasen a un político? ¿Qué pasaría si los asesinados fuesen futbolistas o bomberos?". Lo dice Araceli Martínez, directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, parafraseando al periodista José María Calleja y su célebre comparación para criticar la languidez del debate social sobre violencia machista en España.
La cifra final de víctimas mortales por violencia machista acaba por enterrar los nombres y rostros de las mujeres asesinadas. Los datos son importantes, por supuesto. Nos permiten determinar si es una tendencia que crece o decrece, cuál es la nacionalidad de los asesinos —mayoritariamente, española—, las edades de las víctimas... Por ejemplo, sabemos que en las primeras seis semanas de 2017 hay más asesinatos por violencia machista (12) que en años anteriores: en el mismo periodo de 2016 hubo 10; y en 2015, 8, según cifras oficiales recogidas por Feminicidio.net, una página que aglutina las muertes de mujeres a manos de hombres.
Según el Ministerio de Igualdad, en 2016 fueron asesinadas 44 mujeres, mientras que la web de Feminicidio contabiliza 105. En 2015, según cifras oficiales, hubo 60 víctimas mortales, las mismas que en 2014. Los peores años desde que se contabilizan (2003) fueron 2008, con 76 mujeres asesinadas, y 2010, con 73. Además, entre enero y septiembre de 2016 se batía el récord de llamadas al 016: 66.000 víctimas habían llamado a este teléfono, que no deja rastro en la factura.
Según el Observatorio estatal de violencia de género, en las primeras seis semanas de 2017 han sido asesinadas 10 mujeres. En EL ESPAÑOL hemos decidido contabilizar como víctimas mortales a María de los Ángeles, una mujer enferma de azlhéimer cuyo marido asfixió y después se suicidó, y a Ana, asesinada por el novio de su madre. Además, consideramos que Noemí Dávila es una víctima de violencia machista en tanto que su pareja, Vladimir, asesinó a la hija de ambos tirándose con la bebé desde una ventana del hospital La Paz (Madrid).
Cada víctima tiene nombre
Pero no olvidemos los nombres de las víctimas. El año comenzó con la muerte de Matilde, una profesora de Química de Rivas Vaciamadrid. Ese mismo día, el 1 de enero, fue asesinada una chica de 25 años cuyo nombre se desconoce. Después vino Blanca Esther, una mujer de 48 años de Burlada (Navarra), y el mismo fin de semana fue asesinada Toñi, de 33 años, una almeriense asesinada por un hombre que ya había maltratado a cuatro mujeres. María de los Ángeles tenía alzhéimer a sus 77 años y su marido, el cuidador, la asfixió con una almohada y después se ahorcó. Virginia, de 55 años, fue asesinada por su marido en O Carballiño (Ourense).
También fue asesinada una mujer de 40 años en la urbanización El Quiñón, en Seseña, cuyo nombre se desconoce. Carmen tenía 79 años y fue asesinada por su marido, de 82, en la localidad catalana de Súria. Cristina, de 38 años, tenía la enfermedad de los huesos de cristal y fue asesinada por su marido en Mora (Toledo). Noemí vio cómo su pareja mataba a su hija para hacerle daño a ella, y Ana Belén, de 46 años, y su hija Ana, de 18, fueron asesinadas por el novio de la madre en Daimiel (Ciudad Real). También ha sido asesinada Laura, de 26 años, por su novio, un guardia civil con el que vivía en El Quiñón (Seseña).
A esta lista se suma el caso de una mujer en Pontevedra: su marido la agredió hasta que creyó que estaba muerta y luego se ahorcó (en Salceda de Caselas, Pontevedra). Por suerte no había fallecido y la víctima se recupera en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo. Además, según recoge Efe, se investiga otro caso ocurrido también en Pontevedra: en A Estrada fueron hallados los cadáveres de dos mujeres (madre e hija) y el marido de una de ellas. Todavía está por determinar si el varón fue el homicida.
Araceli Martínez, directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, la comunidad en la que han sido asesinadas 5 de las 12 mujeres en estas semanas, considera que la violencia machista es "estructural". "Por su carácter ideológico es una forma de terrorismo que hay que combatir. Es muy importante la educación en prevención: no solo en guardias civiles o policías, que atienden a las víctimas, sino en otros ámbitos de la sociedad. Los jueces o los profesores también deben estar concienciados", señala Martínez. "Las cifras son lo bastante relevantes y dramáticas como para que sea considerado un asunto de Estado", añade.
La psicóloga Ana Ruiz explicaba que "a veces se tiene la falsa creencia de que las mujeres maltratadas son sumisas. Si no se atreven a denunciar o no saben detectar que son víctimas la culpa nunca es de ellas, el fallo no es de ellas". Esa sería una clave a la hora de informar y entender aspectos básicos de la violencia machista. Otra clave la da Rubén Sánchez Ruiz, psicólogo que trata con víctimas de maltrato: "No hay que preguntarse qué habrá hecho ella para que él se ponga tan violento". En psicología, esto se conoce como victim blaming (culpar a la víctima) y pretende dar respuesta a una agresión a través de un primer comportamiento de la víctima. "La culpa nunca es de la víctima, y esto es algo que hay que repetir mucho porque todavía tiene que calar en la sociedad", apunta Sánchez Ruiz.