Ana Bárcenas es mujer, estudiante de Psicología, feminista y la última Diosa del carnaval de Cádiz por obra y gracia del gobierno de José María González ‘Kichi’. El alcalde de Podemos acaba en su segundo año de mandato con una figura, la de la ninfa, que tiene su origen en el año 1954. Este año no hay jóvenes vestidas de piconera en los palcos del Gran Teatro Falla. "Y sin ellas, en vez de ganar igualdad —defiende la Diosa—, se pierde historia".
Apartada de los focos que tanto la iluminaron hace justo un año, Ana se desviste —también de la timidez— en un pequeño piso del centro de Cádiz para enfundarse las enaguas, la madroñera y su traje de piconera. Y habla, en calidad de Diosa ya perpetua, para reivindicar la cercenada figura que el carnaval gaditano acaba de perder.
“Me da pena por todas esas mujeres que nunca podrán ser ninfas o diosas”, sostiene la veinteañera, una joven menuda de marcados rasgos y verborreico discurso. Convencida feminista, Ana lamenta que se haya politizado el papel de ninfa que encarnó junto a otras seis damas en la pasada edición del carnaval gaditano.
—El de las ninfas, ¿es una cuestión ideológica?
—Por desgracia, sí. Ya el año pasado, con la llegada de Podemos se habló de suprimir a las ninfas, incluso cuando se acordó seguir adelante el concurso, se planteó la posibilidad de adaptar esta figura a los nuevos tiempos, pero, por una cosa o por otra, esos cambios no llegaron, faltó tiempo, faltaron ganas y, quizás por eso, esta figura ha terminado por perderse.
Pero la decisión de desterrar a las ninfas del carnaval gaditano lleva años sobrevolando San Juan de Dios —como en Cádiz se conoce al Ayuntamiento—. Y han sido muchas las voces que han pedido ‘resignificar’ la figura de la mujer en la fiesta más señera de la ciudad.
Entre ellos están de antiguas ninfas a reputados autores de coplas de la talla de Antonio Martínez Ares, Tino Tovar o Juan Carlos Aragón, auténticas deidades en lo que al carnaval y Cádiz se refiere. También doctores y profesores universitarios, así como decenas de chirigotas, comparsas y sindicatos. Todos respaldan la propuesta de la plataforma ciudadana ‘Por un carnaval igualitario’ que elevó a los distintos grupos políticos presentes en el consistorio gaditano una moción argumentada pidiendo la erradicación del concurso de ninfas para que la mujer “en la fiesta” trascienda del “estereotipo callado”.
EL CARNAVAL EVOLUCIONA, LAS NINFAS NO
“Evolucionan agrupaciones, estilos y gustos, pero la Ninfa se quedó anclada en el pasado, sin evolucionar, callada, quieta, espectadora, representada únicamente como una hermosa figuración en una carroza, una azafata en la entrega de premios; en definitiva, una actriz secundaria”, sostiene la propuesta llevada al último pleno del año y votada a favor por Podemos, Ganar Cádiz y Ciudadanos. Los concejales del Partido Popular votaron en contra y afearon a los del partido morado el hecho de escudarse en una plataforma para sacar a las ninfas del carnaval.
“Las ninfas están detrás de todos los actos del carnaval de Cádiz. Ese es precisamente el premio, el poder estar en cada evento, en cada momento y vivirlo muy de cerca: en la cabalgata, con el pregonero… También con las asociaciones de Cádiz”, defiende la última diosa. Conseguir la banda que le acredita como tal le costó varios intentos repartidos en hasta cuatro años.
“La primera vez que fui al Falla pensé que quería ser ninfa. Quiero vivir el carnaval de esa forma”, detalla la joven. Y Ana se presentó por primera vez con 18 años, a pesar de las voces que en su entorno le decían que no lo intentase, que siempre elegían a las mismas. Pero ella, tozuda, se inscribió sin éxito. Al año siguiente, llevada por el desengaño, dejó de presentarse. Dos años después volvió a hacerlo.
Ana se enfrentó a las entrevistas en las que tuvo que demostrar tanto conocimientos propios de carnaval de Cádiz como de interés general, política, cultura… “El año de Podemos también nos preguntaron sobre política”, recuerda la joven.
Y el 21 de diciembre de 2015, “no se me olvidará jamás”, el concejal Martínez de Pinillos (Podemos) le comunicó que iba a ser ninfa. “No me lo creía —recuerda—, lo había pensado y soñado tanto que…”.
—¿Para una gaditana qué significa ser ninfa?
—Es algo que va contigo toda tu vida, porque se recuerda y se revive siempre. Es un cúmulo de sentimientos, es ponerle el broche de oro a mi etapa carnavalesca. También sientes el cariño de muchos gaditanos, que te perciben como a una representación de Cádiz, y eso te llega.
CONCENTRACIÓN PRO NINFAS
De hecho, un sector de la ciudad no ha visto con buenos ojos la pérdida de las ninfas en el carnaval y el próximo martes 28 de febrero, un nutrido grupo de mujeres de la provincia se concentrarán por las calles del centro de Cádiz ataviadas con sus trajes típicos. Piñoneras de Puerto Real, Salineras de San Fernando, Coquineras del Puerto de Santa María o Perlas de Chipiona mostrarán su apoyo a las ninfas gaditanas en una comida de convivencia a la que ya se esperan unas setenta personas.
El concurso de ninfas no denigra a la mujer, que participa desde la libertad
“El gobierno de Kichi habla mucho de transparencia, pero sobre las ninfas no tuvieron en cuenta nuestra opinión, ni la de muchos gaditanos”, sostiene la presidenta de la Asociación de Ninfas del Carnaval de Cádiz La Piconera, Verónica Otero. “Ha sido una imposición”, subraya quien fue ninfa en el año 2005. Su grupo ya suma más de 1.300 apoyos en Facebook y 418 firmas en la plataforma Change.org.
A su juicio, el concurso de ninfas “no denigra a la mujer, que participa desde la libertad”. “El ser ninfa es una ilusión muy grande, conoces al carnaval desde otra perspectiva, haces amistades, conoces a gente que después te abre muchas puertas, bien para conseguir un empleo o pareja”, detalla Otero. “Eso solo lo sabe la que lo vive”, añade.
Más allá de conceptos puramente emocionales, Otero argumenta que también pierden quienes viven del concurso: los modistas que confeccionan los trajes de piconera. El Ayuntamiento cifra en 35.700 euros el dinero que se ahorra en vestidos, disfraces, dietas y la gala de proclamación. “Se están perdiendo puestos de trabajo”, insiste Otero, que pide, como muchas otras voces, que el consistorio gaditano recupere esta figura “pero con una necesaria reforma y una función específica en el carnaval de Cádiz”.
Mientras, varias iniciativas privadas tratan de organizar por su cuenta el concurso de ninfas que antes fue municipal. Pero ya no es lo mismo.
NINFAS ¿ANTICONSTITUCIONALES?
Quienes promueven su eliminación arguyen cuestiones legales recogidas en la propia Constitución, que —según defiende— es contraria a este tipo de eventos. “Y, el Ayuntamiento de Cádiz, como administración pública que es no puede ni debe involucrarse más en un concurso como este”, recalcan desde la iniciativa social Carnaval igualitario.
—Ana, como última Diosa, ¿qué pierde el carnaval de Cádiz sin las ninfas?
—Aunque quienes han motivado la erradicación de la figura de la ninfa del carnaval, lo hayan hecho en pos de la paridad y de la igualdad de género, pienso que el carnaval sin la ninfa, en vez de ganar en igualdad, pierde en historia, pierde entidad. Sí que es verdad que esta figura o la de la diosa estaban obsoletas, que seguían esquemas de hace muchos años sin cambiar. Pero antes que eliminar, pienso que es mejor renovarlas, adaptarse a los nuevos tiempos. Un cambio para que tomase así un sentido adaptado a nuestros tiempos. Más participativo, más acorde al papel que tiene la mujer en la sociedad actual.
Y Ana vuelve a desvestirse. Se quita las madroñeras del pelo, el camafeo, las medias de rejilla, el traje de piconera y la banda y el broche que la distinguen como la última Diosa del carnaval de Cádiz. Ahora se pone unos vaqueros y una camiseta.
“Soy feminista —aclara— y creo en la igualdad, aunque no se consiga eliminando a las ninfas”.