Dice Virginia Vergara, de 29 años, que su hijo tiene pesadillas cada vez que pasa tiempo con sus abuelos paternos, que son testigos de Jehová. El problema, según su testimonio, ha ido tan lejos que Virginia interpuso una demanda contra su exmarido (y padre del menor, de cinco años), Ismael Pezuela, por permitir que sus padres supuestamente adoctrinasen al pequeño. La sentencia (Torrejón de Ardoz, 3 de marzo de 2017) le ha dado la razón a ella: "Se prohíbe el adoctrinamiento del hijo común menor, así como que participe de los ritos, ceremonias o cualquier acto que como institución o grupo celebren los testigos de Jehová", apunta el documento al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
¿Cómo demostrar que realmente cuando su hijo pasa tiempo con su padre y sus abuelos no está siendo adoctrinado? Esta es una de las preguntas que se hace Virginia: "Yo sé que la sentencia no sirve de nada, porque el crío, cuando ha estado con sus abuelos, tiene pesadillas por la noche. Se despierta de repente y me dice: '¡Mamá, hay demonios, hay demonios en la habitación!'. Y yo le digo que no, que no hay demonios. Y él dice: 'Que sí, que me lo ha contado la yaya, dice que estamos rodeados de demonios'. El otro día me dijo: 'Mamá, he hecho una oración con la yaya y he pedido por ti, para que tú seas testigo de Jehová, porque me ha dicho la yaya que habrá una destrucción [en los testigos se conoce como Armagedón] y que si no eres testigo de Jehová vas a ser destruida [idea similar a la del cielo e infierno en la religión católica]".
Virginia deja claro que no es un ataque a la religión en sí, aunque ella personalmente no comparta muchos puntos de vista que sus seguidores defienden, sino de la forma en la que le están inculcando ideas que a ella no le gustan: "Le dicen que Satanás bajó a la Tierra, le hablan de demonios... No son ideas adecuadas para un niño tan pequeño: no las entiende bien y le dan miedo".
A Virginia le han recomendado que lleve al niño al psicólogo para que realice un peritaje objetivo, y ver si el menor sigue recibiendo información de este tipo y si esta información le afecta. Sin embargo, el padre se niega. "Ahora quiere llevar al niño al psicólogo... ¿para qué?", se pregunta Ismael Pezuela en declaraciones a EL ESPAÑOL. "No sé qué quiere conseguir o no esta chica, pero todo le parece mal. Ella estaba también en la religión pero como nos separamos, ahora dice que no quiere saber nada", añade.
Lo cierto es que Virginia llegó a la religión tras comenzar una relación con él cuando ella tenía 17 años y él, 18. Ismael, sin embargo, ha sido educado por sus padres en esta fe. Ella no está bautizada como tal [rito que se realiza cuando eres mayor de edad para inscribirte realmente como testigo de Jehová], pero él sí. Después de que ambos se divorciasen, hace cinco años, ambos fueron expulsados después de que cada uno rehiciera su vida con una persona ajena a la religión.
La sentencia asegura, según el testimonio de Ismael durante el juicio, que es testigo de Jehová. Virginia lo niega: "Él está expulsado y ni va a las reuniones ni nada. Celebra hasta los cumpleaños [algo no permitido en la religión de los testigos de Jehová]. Entonces, ¿por qué deja que su hijo reciba ese adoctrinamiento si no lo cumple ni él? Si ninguno de los dos somos testigos, ¿por qué los abuelos paternos le tienen que hacer estudios bíblicos, decirle que celebrar cumpleaños es malo, llevarle a las reuniones...?". Por su parte, Ismael afirma que ha sido testigo de Jehová "desde siempre", aunque en su breve charla telefónica con EL ESPAÑOL matiza esta información: "En realidad ya no lo soy. Pero vamos, es que no se puede adoctrinar a un niño de cinco o seis, es imposible. Y además, ¿celebrar Navidad y los cumpleaños no sería adoctrinar también? ¿Y si ahora me convierto al islam? No quiero dedicar ni un minuto más a este tema porque, además de que es personal, voy a recurrir la sentencia", zanja.
Los vídeos de 'Caleb y Sofía'
Una de las pruebas que la defensa de Virginia presentó en el juicio fueron unas fotos en las que se veía cómo los abuelos entraban con el menor en una de las reuniones, a pesar de haber negado que le hacían acudir a las mismas. "Debería llevarle al psicólogo para que lo evalúe, pero el padre tiene que estar de acuerdo y nunca lo va a permitir porque sabe para qué lo hago. Otra solución sería contratar a un detective privado, pero económicamente no me lo puedo permitir", apunta Virginia. "La jueza me preguntó que si yo quería que el crío hiciese la comunión y yo le dije que no, que bastante cacao tiene ya. Yo creo que por eso también entendió que esto no es una cuestión de que no sea testigo de Jehová y sí católico, sino de que el niño lo está pasando mal. Además, sus padres no somos testigos, ¿qué sentido tiene?", añade.
La demandante también hace referencia a los vídeos que sus abuelos le muestran algunas tardes. Es la serie de dibujos Caleb y Sofía, realizada específicamente para hijos de testigos de Jehová. Los vídeos son breves capítulos en los que los hermanos Caleb y Sofía se enfrentan a situaciones cotidianas y sus padres, que profesan la religión, les indican cómo actuar moralmente según las enseñanzas bíblicas. Hay un episodio titulado Un hombre y una mujer que rechaza el matrimonio gay. La conversación entre Sofía y su madre es la siguiente:
—Mira, mamá, hoy en la escuela dibujé a nuestra familia [...]. Clara dibujó dos mamás, ella me contó que están casadas. Mi maestra dice que lo único que importa es que la gente se quiera y sea feliz.
—Hum, la gente tiene su propia opinión sobre lo bueno y lo malo, pero lo que importa es lo que piensa Jehová. Jehová quiere que seamos felices y sabe cómo lograrlo. Por eso hizo el matrimonio como lo hizo.
—¿Quieres decir entre un hombre y una mujer?
—¡Exacto!
"Yo no quiero que mi hijo reciba este tipo de educación, se fomentan cosas con las que no estoy de acuerdo. Y yo respeto que sus abuelos sean testigos, cada uno es lo que quiera, pero que no fomenten en mi hijo pensamientos así porque no me gustan", sentencia Virginia.