La Liga de Fútbol podría decidirse hoy domingo en el estadio malagueño de La Rosaleda, en un partido a tumba abierta en el que el Real Madrid tratará de rebañar al Málaga Club de Fútbol el punto que necesita para hacerse con el título. En las gradas de La Rosaleda rugirán los hinchas malaguistas. Pero entre las gargantas embravecidas de los aficionados faltará una: la de Alberto, el joven encarcelado por la muerte (hace justo un mes) de otro joven malagueño que trató de mediar en una pelea en un bar de copas (Pablo).
Alberto no alzará hoy en las gradas las banderas del Frente Bokerón -el grupo ultra de seguidores del Málaga-, ni tampoco paseará las pancartas y consignas del colectivo Málaga 1487, el grupo de ultraderecha a cuyas reuniones acudía.
Málaga 1487 tiene apenas cinco años de vida, y debe su nombre al deseo de sus miembros de conmemorar el momento en el que los Reyes Católicos arrancaron del dominio musulmán a la capital de la Costa del Sol (en el marco de la Guerra de Granada). El asedio de la ciudad fue uno de los más largos de la Reconquista: duró varios meses y supuso el corte de suministro de alimentos. La rendición llegó el 13 de agosto de 1487. La población fue castigada a la esclavitud o a pena de muerte, excepto 25 familias que pudieron permanecer en Málaga como mudéjares. El reino nazarí de Gnrada perdía así su principal entrada marítima.
Con pocos medios y una corta vida, este colectivo fascista ha logrado sumar ya casi medio centenar de asociados, que se reúnen periódicamente en su sede del barrio malagueño de Huelin. Allí participan en actividades cuyo eje vertebrador es la defensa de la identidad nacional y de las raíces históricas de Málaga, España y Europa, así como de los ideales patrióticos. Para ello organizan charlas y conferencias, torneos deportivos o iniciativas de ayuda solidaria. Eso sí, las campañas de recogida de alimentos y las ayudas sociales van solo dirigidas a ciudadanos de nacionalidad española.
"Prioridad nacional" es de hecho el lema que han acuñado ésta y otra media docena de asociaciones similares de otros puntos de España que se coaligaron el pasado enero mediante la firma de un manifiesto. En él se comprometían a “colaborar, llevar a cabo acciones conjuntas y trasladar a la calle nuestro mensaje”, como recoge el propio documento.
Ese mensaje que estos grupos se proponen trasladar a las calles se basa en los principios de defensa de la soberanía nacional frente a la globalización, justicia social “para todos los españoles por el mero hecho de ser españoles”, preferencia de los nacionales a la hora de acceder a puestos de trabajo, ayudas sociales y recursos públicos, y defensa de los valores tradicionales de España.
“Ningún país del mundo tiene a su alcance recursos ilimitados, y España, en concreto, carece de grandes yacimientos de materias primas, hidrocarburos o metales preciosos”, señala el manifiesto, que achaca al “entreguismo de nuestra clase política, desde la Transición a los poderes económicos transnacionales", el que España haya perdido su industria, su sector pesquero o agropecuario y su riqueza, quedando reducido a un “país empobrecido y postrado”.
El documento, firmado por colectivos como Acción Social Cádiz, Lo Nuestro, Iberia Cruor, Centro Social y Nacional de Salamanca o Alfonso I de Cantabria, se compromete a luchar contra el igualitarismo y la destrucción sistemática de los valores españoles mediante campañas como la ya citada de "Prioridad Nacional".
Defensa de principios fascistas
“Se trata de crear una plataforma de asociaciones patriotas con fines e ideales comunes para coordinarnos a nivel nacional; no queremos crear ningún partido. De hecho, no nos sentimos representados por ninguno”, explica el secretario provincial de la asociación Málaga 1487, Carlos Fuster.
Fuster sí que está ligado a formaciones políticas: forma parte de la delegación malagueña del Partido por la Libertad (PxL), pertenece al colectivo Respeto y concurrió en 2008 como candidato al Senado por Málaga en las listas de Alianza Nacional. Él fue quien redactó junto con otras personas los estatutos de la asociación que preside, creada en 2013 y que incrementó su actividad hace dos años, involucrándose en la defensa de causas ciudadanas como la lucha contra el derribo de la pensión La Mundial, el movimiento 'No al Tranvía' o las manifestaciones contra el impuesto de sucesiones.
Para Fuster, el colectivo Málaga 1487 no es de derechas ni de izquierdas, unas etiquetas que considera obsoletas. “Rechazamos la etiqueta de extrema derecha. La división entre derecha e izquierda ya está superada; nosotros somos identitarios. Lo que sucede es que cuando se defienden determinados principios la prensa te tilda de forma negativa, como ha sucedido en otros lugares de Europa”, señala.
Desde Málaga 1487, de hecho, se observa con simpatía el crecimiento del apoyo electoral a políticos como Marine Le Pen en Francia o como Donald Trump en Estados Unidos. “Vemos positivo el avance de movimientos que están a favor de la identidad nacional, la soberanía, un modelo alternativo a la Unión Europea, de la defensa de los derechos sociales, la preferencia nacional y el control de la inmigración”, explica Fuster. Considera que el ascenso de estas políticas se debe al descrédito de los partidos tradicionales, el hundimiento de las clases medias y la inmigración masiva.
El responsable de Málaga 1487 asegura que asociaciones como ésta, que celebran cada año el Día de la Hispanidad o la Toma de Málaga y organizan jornadas sobre la batalla de las Navas de Tolosa, defienden sus ideas patrióticas de manera pacífica, y que no se hacen responsables de lo que pueda hacer uno de sus simpatizantes en su esfera privada. “Por mucho que digan ciertos medios, actuamos en la más estricta legalidad; no tenemos nada que ver con actos violentos ni nada por el estilo, y nos reservamos acciones para quien diga lo contrario”, asevera.
Pese a lo anterior, la asociación organizó en enero una concentración de apoyo al grupo de ultras que asaltaron en 2013 el centro cultural catalán librería Blanquerna, en Madrid, interrumpiendo de forma violenta los actos con motivo de la Diada y arrojando un gas irritante sobre los presentes, cinco de los cuales resultaron heridos leves. Doce de los asaltantes fueron detenidos. El Tribunal Supremo ha considerado que esta actuación violenta, de tipo ideológico, merecía una agravante en las penas de prisión, que finalmente oscilaron entre los tres y los cuatro años de cárcel para los implicados. Málaga 1487 se manifestó en contra de dichas condenas.
El sustrato ideológico en el que se apoyan campañas como "Prioridad nacional" lleva además a los miembros de estos colectivos, por ejemplo, a pedir el DNI a aquellas personas que acuden a ellos buscando ayuda o alimentos. “Les derivamos a otras asociaciones que defienden a los inmigrantes”, justifica Fuster, que añade que su asociación elabora cuidados listados con información sobre la situación real de cada una de las familias a las que se va a prestar ayuda “para que no se aprovechen”.
En cuanto a la llegada de refugiados a los países de Europa occidental, desde las entidades como Málaga 1487 se mira el fenómeno con desconfianza. “Hay muchos de los que vienen que no son refugiados, sino inmigrantes económicos que buscan mejorar su situación”, mantiene Fuster. Por ese motivo estos colectivos reclaman un control de acceso fronterizo y organizan campañas como la reciente "Refugiados: no en mi nombre".
Asociaciones como esta proliferan en todos los puntos de la geografía española; en ellas la aversión y el recelo hacia los inmigrantes se ha convertido en una nota característica. En esto coinciden con otros colectivos de distintas ideologías, desde el tradicionalismo hasta los neofascismos, que temen perder su verdadera identidad. En esto coinciden incluso con el marasmo de grupúsculos violentos que vive encaramado en las gradas de los estadios de fútbol, como el malagueño Frente Bokerón al que pertenecía el agresor del joven Pablo Podadera, fallecido a golpes cuando trataba de detener una pelea.