Valentina Chirac tenía 37 años y hacía tres que estaba casada con José Arellano. Vivían en un chalet de ladrillo rojo a las afueras de Collado Villalba (Madrid), en el número 9 de la calle Puerto de Canencia. Desde allí, su marido llevaba una empresa llamada Autoturbo, dedicada a la reconstrucción de turbocompresores de intercambio para coches. Ella, entretanto, ama de casa, experta cocinera y repostera (según sus más allegados), dedicaba el tiempo a su hija de 6 años de edad. "Soy como soy y no cambiaría por nada en el mundo", decía en sus redes sociales.
Practicante de la religión ortodoxa, nació en la localidad de Galati, una ciudad situada al este de Rumanía, en la región de Moldavia. Sin embargo, hacía ya muchos años que vivía en España. En Madrid, concretamente, contaba con muchos amigos de los años que vivió en la ciudad. Amigos que ahora, tras conocer su muerte, presuntamente asesinada por su marido, lloran desconsoladamente lo ocurrido en las redes sociales.
-¿Quién murió?
- ¡Valentina!
-¿Valentina? ¿Qué Valentina??? Lo que estamos hablando??? Estoy sorprendido!!!
-¿Dios, qué pasó?
-Dios la bendiga, a cuidar de ella.
-¿Es una broma?
-Demasiado doloroso para ser una broma.
José y Valentina llevaban casados desde el 21 de noviembre de 2014. Se conocieron en 2010 y su hija, rubia como la madre, nació poco después. Él llevaba su empresa en Collado Villalba y todo parecía transcurrir en una aparente paz. El sábado, el hombre fue detenido en la puerta de su propia casa. Los agentes encontraron el cadáver de Valentina dentro, con una bolsa de plástico en la cabeza y las manos atadas. Ocurrió el pasado sábado, en el marco de un fin de semana negro. 3 mujeres asesinadas víctimas de violencia machista en menos de 24 horas.
Los hechos
Son las 12:19 del sábado 27 de mayo. Una llamada llega al teléfono de Emergencias-112. Al otro lado de la línea, un hombre informa de “un robo con fuerza en un chalet de la localidad”. Se refiere al número 9 de la calle Puerto de Canencia, a las afueras del municipio. Se trata de una vivienda de tres plantas y con un amplio jardín. Como el aviso es el de un posible hurto, se despliega una patrulla de la Guardia Civil y otra de la Policía Local.
Llegan a la casa. A la puerta, les aborda un hombre que, entre balbuceos, asegura que unos ladrones entraron en la casa, y que están dentro todavía. Dice que su mujer está muerta. A los agentes, aquella actitud les extraña. Sobre todo porque la puerta de la casa está cerrada y él mismo tiene las llaves de la entrada principal del chalet.
El hombre, según contó a los agentes, había salido de la casa a primera hora de la mañana. Al volver escuchó ruidos en el interior y por eso, aseguraba, avisó a las autoridades.
Había, sin embargo, actitudes de aquel hombre que a los agentes no les cuadraban. Decía que cuando se marchó, lo hizo en una moto de campo, pero iba con “cangrejeras” y no tenía puesta la ropa de motorista. Una actitud muy forzada, según los agentes. Días más tarde, los propios policías supieron a través de los vecinos que la pareja estaba en trámites de separación. Pero en el momento en que se encontraron en la casa, delante de José, el marido de Valentina, ya sospechaban que algo no iba bien.
Cuando llegan los agentes, el hombre dice que los asesinos están dentro. Que no les ha visto salir. Entonces entran en al vivienda, recorren toda la casa, no hay restos de los supuestos ladrones. Y en la última planta, en la última habitación, encuentran el cadáver de la mujer, de Valentina. Maniatada con cinta americana, amordazada y con una bolsa de plástico en la cabeza. Rápidamente, los agentes llaman a los servicios del Summa, que nada pudieron hacer por la vida de la mujer. Tan solo certificar la muerte.
Pocas horas después, a la hora de comer, José, el marido, fue detenido. Ahora es el principal sospechoso de haber asesinado a su mujer.
Una hija de 6 años
Dos días después de que se descubrieran los hechos, el lunes, en torno a la una de la tarde, el hombre volvió al lugar de los hechos de la mano de la Guardia Civil, los forenses y el juez. Salió del furgón con la cara cubierta por una manta de color verde. No quería que se le reconociera.
En el momento del crimen, la hija del matrimonio no se encontraba en casa. Estaba, según declaró el padre a los agentes, en casa de unos amigos. Ahora, tras el asesinato de su madre, la pequeña se encuentra en casa de una de las hermanas de Valentina, también en Collado Villalba.
Los niños que se quedan sin su madre en los casos de violencia machista es uno de los puntos que más preocupan a los expertos dedicados a tratar este tipo de trágicos sucesos. Rubén Sánchez es psicólogo y trata con víctimas de maltrato. Explica lo importante que es tener mucho cuidado con los niños que se ven en esta situación. “Es importante cómo darles esa noticia para que pueda comprenderlo lo antes posible. Con la excusa de no querer hacerles daño, si no se les explica, le provocas un trauma aún más profundo”, dice a EL ESPAÑOL.
Lo mejor, en estos casos, es contarles la verdad en cuanto se pueda. “Aunque sea durísima. Lo que no perdonan los niños y las niñas es que se les engañe, que se les confunda diciéndoles que hubo un accidente o cualquier otra cosa. Porque todo eso lo absorben y tienden a culpabilizarse. Por eso es importante que personas de confianza se quedan a su lado, porque esas personas sí que pueden ayudar a ejercer la capacidad de sobreponerse a un hecho traumático”. Hasta la fecha, 13 menores han quedado huérfanos de madre en el año 2017 debido a asesinatos por violencia machista.
Valentina Chirac, de 37 años, es la trigésima mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España en 2017 también han sido asesinadas Matilde de Castro, de 44 años; una mujer de 25 años cuyo nombre se desconoce; Blanca Esther Marqués, de 48; Toñi García Abad, de 33 años; María de los Ángeles, de 77 años; Virginia Ferradás, de 55 años; CristinaMartín Tesorero, de 38 años; Ana Belén y Ana, madre e hija de 46 y 18 años; Carmen González Ropero, de 79 años; J.D.L.M., de 40 años (solo se conocen las iniciales); Laura Nieto Navajas, de 26 años; María José Mateo García, de 51 años; Leidy Yuliana Díaz Alvarado, de 34 años; Margaret Stenning, de 79; una mujer de 91 años cuyo nombre se desconoce; Mariló Correa Pérez, de 47 años; Gloria Amparo Vásquez, de 48 años; Erika Lorena Bonilla Almendárez, de 32 años; Yurena López Henríquez, de 23 años; María Victoria Zanardi Maffiotte, de 44; Ana María Rosado, de 42 años; Andra Violeta Nitu, de 24 años; Raquel López, de 45; María del Rosario Luna, de 39 años; Eliana González Ortiz, de 27 años; Ana Hilda Linares Báez, de 55 años; Susana Galindo Moreno, de 55; así como Beatriz Ros García, de 30 años.
En total, la serie 'La vida de las víctimas' contabiliza 30 mujeres asesinadas. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.
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