"Ten huevos, habla conmigo sólo. Es para romperte la cabeza, maricón”. En los cuatro años que estuvo como jefe de puesto de la Guardia Civil de Tolox (Málaga), Miguel Campos López, el sargento ‘'Polilla'’, hizo y deshizo cuanto quiso. Allí era algo así como el sheriff del condado. El hombre que está en la cárcel por provocar el accidente en el que murieron tres personas el pasado miércoles en Torremolinos -dio positivo por alcohol y cocaína- no tenía en aquel entonces ningún tipo de límite ni de cortapisa. Quizás como ahora.
Por eso se permitía situaciones como la que tuvo lugar a principios del año 2015, cuando fue condenado por amenazas e injurias a un vecino de la localidad. Por agarrarle de las solapas, insultarle y proferir contra él maldiciones como la que abre este reportaje. Todo por una canción de carnaval que los vecinos le dedicaron. La ironía hizo enloquecer a 'Polilla'.
Aquel iba a ser su último episodio en Tolox, donde actuaba con la libertad de quien se sabe impune. En la sentencia a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL no aparece, pero fue relevado de su cargo tras aquel incidente; le enviaron a Ciudad Real. Se le condenó al pago de 821 euros y a una orden de alejamiento de tres meses en los que no pudo acercarse a Martín, el hombre al que había amenazado.
El sargento 'Polilla' se granjeó la enemistad no solo de sus compañeros de trabajo, dos de los cuales se dieron de baja psicológica a los meses de coincidir con él. La relación con los vecinos no era, ni mucho menos, cordial, por no decir que para algunos se volvió insorportable. Eso quedó patente en lo sucedido aquel 15 de febrero de hace dos años. En aquel entonces, el sargento 'Polilla' perdió los papeles por una murga de Carnaval. Pero no una cualquiera. Una que los vecinos le habían dedicado a él.
La murga al sargento 'Polilla'
Ya se le conocía como un auténtico “pieza” en los lugares en los que estuvo destinado. Se sabía que hacía lo que quería. Sus problemas con la justicia comenzaron con un accidente en el año 2014, en similares condiciones al de esta semana. El sargento 'Polilla' tiene pendiente ese juicio para el 26 de septiembre de este año. Esos problemas continuaron de una manera tan sencilla como exótica. En Tolox, todo comenzó con una canción, una coplilla:
“Mi sargento, a la orden mi sargento,
el que manda por supuesto,
Hasta en el alcalde, hasta en el alcalde.
El que aplica un libro entero,
de normas y reglamentos,
El que nunca entiende, el que no comprende,
Nuestros sentimientos.
Se deja aconsejar, por uno o dos,
Y encima de Tolox, vaya pasión,
Aplicando unas leyes, que él mismo se ha ‘inventao’
Que al mismo duque de Ahumada, deja ‘pasmao’…”.
En el pueblo tan solo se hablaba de aquella letra que nunca llegó a ver la luz. Era febrero del año 2015 y hervía la localidad por el trajín de estar en plenos carnavales. Aquel año, algunos de los problemas que los vecinos afrontaban desde hacía años se iban a terminar.
Para poner todo esto de relieve, es preciso entender que las fiestas de San Roque, en verano, son quizás las más importantes en el municipio. En la procesión del santo los habitantes de Tolox practican la arcaica tradición del lanzamiento de cohetes. Durante el último siglo y medio, los prenden a modo de celebración en cuanto San Roque, el patrón, desfila en procesión y pasa por delante de sus casas. Desde la llegada del conocido y controvertido sargento, el número de zonas desde las que lanzar cohetes se restringieron. A los vecinos comenzaron a llegarles a casa multas de miles de euros que el sargento les iba endosando. Por eso, en el verano del 2014 los ciudadanos de Tolox no tuvieron más remedio que optar por suspender tan ancestral tradición. Aquel año no lanzaron ningún cohete. Por culpa de Miguel Campos, el sargento de la Benemérita.
No se iban a quedar callados. Lo cierto es que tenían un plan. Cuando llegara el carnaval, el grupo “Sin tetas no hay paraíso”, formado por distintos vecinos del pueblo, iba a prepararle una sorpresa: le iban a componer una canción que iba a titularse “Mi sargento”. El destinatario no podía ser otro que el propio ‘'Polilla'’. Una parte decía así:
“Tú nunca olvides, que hay “nacíos” por aquí
En cada casa, más de un guardia civil.
Y en más de una, más galones que los tuyos
Que cualquier día, te rebajan el orgullo”.
Ironía y retranca a partes iguales para protestar contra las multas desproporcionadas y contra el modo de actuar que tenía el sargento en el pueblo. La impunidad era su sino. Él campaba a sus anchas y quizá por eso la letra no le gustó demasiado. Cuando se enteró, Miguel Campos montó en cólera y buscó a los responsables de aquello. Afloró el lado salvaje del sargento cuando acudió a casa de uno de los compositores a pedirle explicaciones. No iba, precisamente, con una actitud pacífica.
Atacando a un vecino
Eran las diez de la noche del 15 de febrero de 2015. El sargento ‘'Polilla'’ se encontró con Martín a la salida de la peña en la que cantaba. Nuestro protagonista iba junto a un compañero del cuerpo de la Benemérita. Y Martín estaba solo. Él era uno de los compositores de aquella letra y tenía delante de sí al objeto criticado en sus versos: el sargento del pueblo, exigiendo explicaciones.
Campos paró a Martín y le interrogó acerca de aquella murga de carnaval, que estaba rulando por los whatsapps de todos los habitantes del pueblo. Martín dijo que no sabía nada y que le dejase tranquilo. Entonces, Campos, ofendido con la cantinela, cogió a Martín de las solapas de su chaqueta y comenzó a zarandearle, a insultarle, a amenazarle.“Ten huevos, habla conmigo solo, es para romperte la cabeza, maricón”, aullaba. Quería saber quién había sido el cerebro, el compositor de aquella chanza en la que él era el inequívoco protagonista.
Ese mismo día, el sargento ‘'Polilla'’, se dirigió por segunda vez a Martín. Esta vez lo abordó en la puerta de su vivienda. Allí volvieron a comportarte de forma similar. Mete a los niños en casa, tú y yo tenemos que hablar, le decía Campos. Todo esto, claro, en un todo de voz nada apacible.
No quedó ahí la cosa. El sargento Campos estaba decidido a acosar una y otra vez a aquel vecino hasta saber quiénes habían compuesto aquella canción sobre él. A las cinco de la madrugada, pocas horas después de cogerle primero por las solapas y después aparecerle a la puerta de su vivienda, el furibundo guardia civil se presentó de nuevo, en medio de la noche, ante la casa del mismo hombre. “Martín, sal, hijo de puta, que te voy a reventar”.
No acabó ahí el acoso. Cuatro días después, el 20 de febrero, nuestro amigo el sargento tuvo a bien cambiarse el estado de perfil de su Whatsapp. “Martín te tiraste a tu rubia, pero la mía te mató antes, quieres que te cuente cómo folla tu hermana”.
Todo esto hizo que Martín terminase presentando una denuncia en los juzgados de Coín contra el guardia civil de su pueblo. Prosperó, ‘'Polilla'’ fue a juicio y allí se le condenó. Uno de los compañeros del sargento, el que le acompañó durante ese día en el que anduvo de un lado para otro buscando como un poseso a los responsables de aquella letra, reconoció ante el juez que Campos se mostraba muy insistente aquel día. Que quería hablar a solas con el vecino. No pudo hacerle desistir de su empeño, y por eso no le quedó más remedio que acompañarle. Evidentemente, para las cosas no se fuesen de madre.
El juez no tuvo duda de que el sargento 'Polilla' se las traía con el vecino y que iba a por él con todo. “Es evidente que la actitud y comportamiento de Miguel era tan agresivo que su propio compañero no se fiaba de lo que pudiera ocurrir”, explicaba el magistrado en su sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico. Por eso acudió con él, porque quería evitar un altercado mayor.
En prisión
Estas fueron las primeras fechorías del sargento 'Polilla', si bien las menos funestas. Ahora, nuestro protagonista se encuentra en prisión. Desde el gabinete de prensa de la Guardia Civil de Málaga, al ser preguntados acerca de por qué seguía ejerciendo con tales antecedentes, aseguran que como la sentencia de lo ocurrido en Tolox no es firme, y como tiene todavía otro juicio pendiente, que todavía no es culpable. ¿Se le expulsará del cuerpo de la Guardia Civil? "Cuando se celebre el juicio y sea declarado culpable".
En el accidente de Torremolinos hay muertas ya tres personas pertenecientes a la misma familia: madre, hija y primo. La madre tenía 48 años y era de Kuwait. La hija, 30, era originaria de Bahrein, como su primo, de 27 años de edad.
Los tres iban con los demás miembros de la familia a pasar unos días en Marbella. Habían cogido un taxi en la estación María Zambrano de Málaga para que les llevase directos a la Costa del Sol. Sin embargo, en un punto de ese viaje, se cruzaron con el sargento, borracho y drogado, cuyo coche chocó contra el suyo. Nada se pudo hacer por sus vidas.