El informe del forense sobre la muerte de Lucía Vivar ha sacudido los cimientos de la investigación del suceso. La niña de tres años desapareció y murió la semana pasada en torno a las vías del tren que une las localidades malacitanas de Pizarra y Álora. Jugaba con unos primos, se desorientó y, al cabo de unas horas, se encontró su cadáver junto a la ruta ferroviaria, a unos cuatro kilómetros del punto en el que se le perdió el rastro. Según los primeros indicios, caminó sola y de noche por un camino lleno de obstáculos, cayó desfallecida y, por la mañana y al paso de un tren, se golpeó mortalmente la cabeza. Pero los datos de la autopsia revelan que la pequeña no sufrió heridas en sus pies o piernas producidas en una caminata a oscuras y por una ruta tan compleja. Ahora, las cámaras de seguridad pueden aportar una pista clave en la investigación.
¿Qué ocurrió con la pequeña de tres años? Los vecinos de Pizarra y Álora han puesto en duda que una niña de tan corta edad pudiera recorrer sin producirse ningún daño una ruta llena de piedras, arena, arbustos y matorrales que transcurre en medio de plantaciones y huertas. La niña, además, emprendió el camino de noche, tras desorientarse al jugar con sus primos en Pizarra, lo que dificultaría aún más su caminata.
En la misma tarde del pasado jueves, horas después de que un maquinista alertarse de que el cuerpo de la niña se encontraba inerte sobre las vías-, la autopsia practicada a Lucía confirmaba que su muerte se produjo por un traumatismo craneoencefálico severo. Así, parecía confirmarse la principal hipótesis que manejaban los investigadores: un tren le golpeó la cabeza. No obstante, no se cerraron todos los interrogantes: ¿cómo pudo caminar 4.000 metros sola en plena madrugada con apenas tres años?
El informe del forense
Esa duda alcanzó un nivel mayúsculo al conocerse el informe del forense -revelado por Canal Sur-, que descartaba lesiones en las piernas de la pequeña. Sus zapatos sí estaban desgastados, pero resultaba extraño que Lucía Vivar no presentase señales relacionadas con su travesía; sólo una herida en su cabeza, la que acabó con su vida, supuestamente producida por el paso de un tren a primera hora de la mañana en el lugar en el que ella se encontraba.
La Policía judicial, encargada del caso, estudió si la niña presentaba algún signo de violencia, además del golpe en su cabeza. Los resultados iniciales han sido negativos. Además, las grabaciones de una cámara de seguridad podrían despejar muchas de las incógnitas en torno al caso.
La cámara de seguridad
Las grabaciones muestran a una niña pequeña caminando en las inmediaciones de la estación de Pizarra, en el mismo camino que conduce a Alora y en el que fue hallado el cuerpo de la menor. Según esta información, publicada por El Mundo, se refuerza la teoría de que Lucía se extraviase y, sin encontrar el camino de vuelta, caminase sola y de noche por las vías del tren. Las imágenes reflejan después a los familiares de la niña y a un grupo de personas buscándola por esa zona.
Junto a las imágenes de las cámaras, los agentes de la Policía judicial han estudiado los zapatos que llevaba Lucía la noche de su desaparición. Las suelas estaban gastadas, en la línea de la hipótesis de una larga caminata por las vías del tren.
Fuentes de Interior confirman que la investigación gira en torno a este planteamiento, pero la duda de cómo Lucía pudo recorrer esa distancia, a oscuras y por un camino accidentado todavía sostienen la principal duda en torno al suceso.