Ni Chris Pawley ni Corey Lorde creen en Dios pero ayer parecían nombrarle y darle las gracias como dos chiquillos azuzados por un adulto. Sus cuentas de Facebook se llenaron de mensajes de alivio después de anunciar que habían estado a unos metros de la Rambla de Barcelona y que estaban vivos.
Meses antes, exactamente el 22 de mayo, habían hecho lo mismo tras haber acudido al concierto de Ariana Grande en Manchester y haber salido ilesos. La suerte quiso que abandonasen la sala Manchester Arena apenas unos minutos antes de que el terrorista hiciese estallar la primera bomba. También, por azar, Chris y Corey estaban ayer jueves en una calle contigua y no en el tumultuoso paseo barcelonés.
Sobrevivir a dos atentados en apenas dos meses y medios "es algo que te cambia la vida", escribía Chris Pawley, de 30 años. Hasta la capital catalana habían viajado él y su pareja, Corey, para disfrutar del famoso festival LGTB Circuit Festival.
Poco antes de que se produjese el atropello masivo, Chris y Corey paseaban por la Rambla, según cuenta a EL ESPAÑOL. Decidieron pasar por el hotel en el que se alojaban, al lado de este turístico paseo. Fue entonces cuando una suerte de orquesta inundó la ciudad: sirenas, gritos, ambulancias. Los sonidos se mezclaban como antesala de la tragedia.
"Es como volver a despertar. Suena típico, pero es así. Ya lo sentimos así tras el Manchester Arena. Si no hubiésemos decidido irnos en ese momento, un poco antes de que acabase el concierto, estaríamos muertos", reconoce Corey. Lo dice porque estaban sentados justo al lado de Martyn Hett, una de las víctimas mortales del atentado terrorista perpetrado en la ciudad mancuniana.
"Todavía no puedo entender por qué un ser humano querría causar tanto daño y dolor. Tengo el corazón roto al saber cuántos adultos y niños han perdido su vida. El maldito bastardo que hizo esto sabía que en el concierto de Ariana habría principalmente niños. No soy una persona religiosa pero sin duda anoche había alguien cuidando de mí y de Corey. Nos dirigimos a la entrada principal para salir, un poco antes de la hora a la que habitualmente nos vamos de un concierto. Comentamos lo llenísimo que estaba debido a la cantidad de padres que esperaban a sus hijos. Treinta segundos después explotó una bomba a 20 metros de nosotros". Así contaba Chris Pawley lo sucedido aquella noche en Manchester, ciudad en la que ambos residen.
Dice Chris que en Barcelona revivió ese pánico que también presenció en Manchester: "Era horrible pero a la vez solo pensaba en que nos habíamos librado del horror por segunda vez. Nuestros amigos y familiares nos escribían para decirnos que parecía que teníamos muy mala suerte, que nos perseguían los atentados yihadistas, pero yo creo que en realidad tenemos muchísima suerte".