"Los marroquíes pegaban a todo el mundo, rompían pies; y a mi hija le quitaron el móvil y se lo metieron ahí -señalando la vagina-", lamenta medio avergonzado el padre de Vanessa, la niña que estuvo en el salto del 1 de agosto en la valla entre Marruecos y Ceuta. No tuvo suerte, no consiguió saltar, se quedó del lado de Beliones. Allí estaban también su hermana pequeña, Blessin (6 años) y sus padres, Alain (40 años) y Lea (38 años).
Esa madrugada, esta familia decidió unirse al grupo de 155 personas que querían entrar a España porque "no teníamos nada que perder". El padre cargó con la pequeña al hombro, y la madre estaba pendiente de la otra hija. Llegaron juntos a la verja, vieron las luces de la finca Berrocal al otro lado, y ahí es donde les detectaron los 'mehania', la fuerza paramilitar que vigila la frontera en Marruecos.
"Comenzaron a lanzarnos piedras desde arriba, obligándonos a salir del camino. Estábamos a la intemperie y un grupo de soldados nos esperaba con porras y palos", recompone la historia Alain. Lea añade que "la policía a caballo pegaba violentamente a los compañeros, y una vez en el suelo les seguían golpeando".
Los padres suplicaron que no tocarán a sus hijas. No les escucharon y al grito de "malditos monos" las "golpearon". Lea enseña las marcas en su cuerpo mientras relata el maltrato. Lo más doloroso para la familia fue ver cómo Vanessa era "vejada". "La cogieron por el cuello mientras le palpaban el pecho" y la amenazaron con que la iban a violar para ver cómo "sufren los monos negros". A la niña pequeña, Blessin, la hirieron en el brazo.
Se desconoce el número de heridos en Marruecos porque las autoridades no informaron del suceso. Sin embargo, una ambulancia conducida por militares se desplazó a la zona marroquí a 350 metros de la valla, a la altura de la finca Berrocal en Ceuta, donde la cámaras térmicas tienen dificultades para captar el movimiento. Y sí había heridos, entre ellos Vanessa y su familia.
Las fuerzas auxiliares les detuvieron, les condujeron a la comisaría para tomarles las huellas y posteriormente les trasladaron en autobuses al sur de Marruecos.
Días más tarde el fotógrafo que había captado la imagen de Vanessa entre el grupo de detenidos la mostró en la ONG Sevilla Acoge en Río Martín (Martil), donde una mujer africana la identificó y le explicó que vivía con su familia a una hora, en la ciudad de Tetuán.
Solo habían tardado dos días en recorrer el país desde el sur. "Nos abandonaron a 50 kilómetros de Agadir, en pleno desierto, sin comida ni dinero", recuerda Lea. Mendigaron y emprendieron el camino de vuelta "gracias a la gente buena de Marruecos".
La familia al completo sobrevivió sin alimentos en los montes marroquíes cercanos a Ceuta durante dos semanas a la espera de entrar en España en el salto del 1 de agosto. "Huimos de la guerra de El Congo, de Kabila -Joseph Kabila, presidente del país-. Asesinaban a los niños a las mujeres, no les importa nada", explica atropelladamente Lea en una vivienda de un barrio marginal de Tetuán. En 2010, un familiar les informó que la guerrilla atacaría al día siguiente a su pueblo. Inmediatamente dejaron atrás todo y "huyeron" con una bebé recién nacida y otra de 8 años.
Recorrieron varios países hasta aterrizar en Marruecos un año más tarde. En cada lugar, Alain buscaba un trabajo para "subsistir y ahorrar algo para retomar el camino".
Dos mujeres saltaron la valla de Melilla en 2014
Hasta el momento solo dos mujeres consiguieron llegar a España a través de la valla. Ambas en 2014 y en la frontera de Melilla. Mireille, una menor camerunesa como Vanessa; y Astran, una chica maliense de 20 que estaba embarazada de mes y medio.
Ésta lo consiguió en su cuarto intento. Y eso seguirá haciendo Vanessa, preservar cuantas veces sea necesario porque "quiero estudiar en Europa". Asegura que no ha podido ir al colegio porque es pobre. La patera no parece una opción para la familia por "el peligro" y porque el padre estima que pasar los cuatro le "costaría alrededor de 12.000 euros y no tenemos dinero".
Desde el 1 de agosto ha habido varios intentos de salto al perímetro de la valla que separa Marruecos y España, en el que sí consiguieron entrar 81 personas. Sin embargo, desde principios de años no se registraban entradas, hasta que el 17 y 20 de febrero lograron atravesar más de 800 subsaharianos. Fue el salto más multitudinario desde el año 2000.
El 8 de agosto un millar de personas trató de llegar también por finca Berrocal sin éxito; y este viernes, 250 migrantes intentaron acceder por esa parte de la valla "ciega", donde las cámaras no pueden detectarlos. La Guardia Civil y la Gendarmería Real impidieron su acceso a ambos lados de la verja y finalmente ningún migrante consiguió traspasar la doble valla a España tras una hora de contención.
Según explicó el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, hasta finales de julio se produjeron 2.266 intentos de saltar la valla en el perímetro de Ceuta. Cifra que casi alcanza los 3.472 intentos que se registraron en todo 2016.