Hace unos días, me hablaron de una novedosa alternativa en las redes sociales que hasta la fecha desconocía. Algo que no imaginaba que pudiera existir. Un elixir secreto con el que no contábamos. El Maná de internet, los panes y los peces, las tablas de los diez mandamientos aplicadas a las relaciones de pareja. No sospechábamos que algo así existiera. Pero ahí está. Hablamos de los Tinder para cristianos, una exótica forma de poner en contacto entre sí a personas que quieren casarse y vivir bajo los valores de la religión. Casarse y tener hijos. Vivir juntos para siempre - como dice uno de los miembros de esta plataforma- “bajo la gracia de Dios”.

Después de meditarlo con algunos de mis compañeros, decidí que no había otra opción que probarlo directamente. Comprobar yo mismo su existencia, su funcionamiento, cómo se comunican entre sí los miembros de este pequeño ecosistema, qué es lo que buscan. Una misión que cumplir: infiltrarme para conocer este pequeña fauna. Buscar, en definitiva, a alguien con quien casarme.

Pronto descubrí que son múltiples las aplicaciones virtuales que ofrecen esta posibilidad por todo el mundo: Christian Mingle, Just Christian Dating, Christian Dating For Free… Decido crearme el perfil en esta última, al ver que ofrece servicio también en España. El logo de la aplicación tiene forma de pez. Lo forman dos arcos cruzados entre sí. Se trata del ichthys. Esta palabra es, en realidad, un acróstico que los primeros cristianos utilizaban para abreviar la frase Iesous Christos Theou Yios Soter. O sea: “Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador”. Este símbolo, que para los primeros militantes del cristianismo resultaba ser el emblema de la fe que tenían en la divinidad de Jesucristo, es el que encabeza la red social en la que me estoy introduciendo. Aquí, como podré comprobar a lo largo de la semana, la religión lo es todo. Algo crucial, una condición indispensable para la consecución de una pareja. Lo haré durante una semana entera.

¿Qué es Christian Dating?

Este es el logo de la aplicación Christian Dating For Free. Durante una semana, nos metemos de lleno en ella. Christian Dating For Free

Esta es la presentación que aparece nada más introducirme en la plataforma: “Nuestro objetivo es unir ‘cristianos solteros de calidad’ por todo el mundo. Christian Dating For Free lleva su experiencia de citas en línea con una seriedad extrema, incluso tomando precauciones adicionales para proteger a los usuarios contra el lenguaje inadecuado y profano. La mayoría de los sitios web de citas en línea permitirá altos niveles de inmoralidad e indecencia. Este elemento negativo es uno de los que nunca será tolerado en ChristianDatingForFree.com". De momento va bien la cosa.

Y sigue: "Christian Dating For Free se esfuerza por ofrecer la mejor experiencia de usuario en el campo de citas en línea y específicamente tiene como objetivo ayudar a cristianos de todo el mundo a juntarse y a vivir felices para siempre. Esperamos, de verdad, que este servicio gratuito sea una bendición para usted”.

Esa es la presentación de esta especie de Tinder en el que están conectados, cada día, miles de personas de todo el mundo intentando de encontrar el amor. La idea es abrirnos un perfil en esta red. Queremos conocer cómo funciona, quién la utiliza y de qué manera. El objetivo es, por tanto, sencillo: entrar en este mundo como si fuera uno más de las miles de personas que la utilizan. Como un cristiano más que trata de buscar el amor en una aplicación muy especial.

Lunes: empieza el registro en la aplicación

Este es el logo de la aplicación Christian Dating For Free. Durante una semana, nos metemos de lleno en ella.

Abro de nuevo el buscador de Christian Dating For Free. El proceso de inscripción en esta página web es un tanto curioso. Nada más introducir mis datos personales, lo primero que se solicita es una identificación de las siguientes características: edad, color de ojos, “tipo de cuerpo”, color de pelo, “etnia” y corriente dentro del cristianismo (catolicismo, protestantismo, iglesia ortodoxa, iglesia bautista, iglesia episcopal…). Si soy guapo, alto, si tengo melenas como Juan Bautista o si voy repeinado, etc. Hay más preguntas que contestar: si tienes hijos, si quieres hijos, en qué iglesia te educaron, si vas a misa y con cuánta frecuencia, si fumas y con cuánta frecuencia, si bebes y con cuánta frecuencia, si tienes pensado cambiarte de casa, etc.

Todo tiene que estar bien claro para que uno pueda encontrar, verdaderamente, a su pareja ideal con la que construir un hermoso porvenir.  Alguien con unas mismas creencias, costumbres e idea de futuro. Todo está pensado. También se exige una fotografía. Y, por supuesto, saber qué es lo que buscamos. Ahí las posibilidades que ofrecen son las siguientes: amistad, compañero de negocios, una cita, un compañero con el que chatear, una relación larga o el matrimonio. Optamos por esta última. Hay que ir a por la boda.

Decido establecer mi perfil con las siguientes características: que tengo 31 años, que tengo los ojos marrones, que soy un tipo de “cuerpo atlético” -un poco habrá que fingir, ¿o qué?-, que soy español y que mi confesión es el catolicismo. Exigen también un mensaje de presentación. En un primer instante, loco y absorto en el novedoso mundo que acabo de encontrar, sopeso la idea de emplear una frase bíblica, alguna cita de un sermón más propio de tiempos arcanos. Al final, de todos modos, elijo esbozar mi perfil con una cita algo más sencilla: “Buscando la persona con la que compartir la vida”. Ya estoy listo para buscar la afortunada con la que casarme.

El registro está finalizado. Al momento, un mensaje llega al correo electrónico. Es el sistema de la aplicación. Me felicitan por pasar a formar parte de la comunidad. “Estamos muy contentos de que hayas empezado el proceso y de que estés interesado en unirte a la comunidad de Christian Dating For Free. Esperamos de todo corazón que te unas a nosotros y que encuentres el verdadero amor y la felicidad dentro de nuestra comunidad. Que Dios te bendiga”. Vamos a ello.

Comienza el juego

Vuelvo a la pantalla principal. Christian Dating se abre al momento con todas sus posibilidades. Pronto me aparece una enorme ristra de personas con las que poder charlar y establecer contacto. El funcionamiento es similar al de Tinder: búsqueda de perfiles similares al tuyo y con intereses comunes. Al poco, comienzo a enviar mensajes a éste y a aquél. Hay, claramente, una diferencia. Aquí la gente viene a casarse. No hay un minuto que perder. Empiezo a proponerlo desde el principio.

Hay ocho pestañas a través de las cuales se puede interactuar con los amigos que se van haciendo, siempre con el objetivo de encontrar una pareja con las características que solicitamos. Lo primero es bucear un poco para conocer cómo funciona el asunto.

El perfil que me creé en el Tinder para cristianos. Christian Dating For Free

Sin embargo, la página web ya emite desde el principio ciertas advertencias a los usuarios. Se trata de una página de citas, sí, pero con unas características muy concretas. Como hay que mantener un decoro, unos valores cercanos a la religión, hay ciertas normas que deben respetarse. Es, por ejemplo, el caso de las fotografías. El sistema advierte de que las fotos que los usuarios suban a la red deben ser respetuosas con la moral religiosa. Imágenes sencillas, recatadas. Cero destape. Si eso sucede, el sistema las retira al momento.

En el primer apartado están los mensajes. Ahí entramos en comunicación directa con quienes más nos puedan interesar. La siguiente se llama “guiños”. Podemos mandarlos como si fueran ‘toques’ o llamadas perdidas a los usuarios que más nos apetezcan, esos en los que estamos interesados. Es como un “ey, que estoy aquí, échame cuenta”. La otra persona recibirá el aviso en su perfil y sabrán quién quiere conocerla, quién está interesado o interesada en ella (o él). Echo una ojeada a los perfiles que hay cerca, es decir, en España. Hay una buena cantidad de inscritos en nuestro país, personas de todas las regiones. Barcelona, Madrid, Las Palmas de Gran Canaria. Ojeo algunos, envío algunos mensajes y después tres o cuatro “guiños”.

Hay una tercera pestaña en la que el sistema te avisa de quiénes han visto tu perfil, quienes se han interesado de ese modo en ti. Han pasado seis horas y todavía nadie ha entrado a verme. Aún no saben que he llegado a la red social. Así que, sin mñas preocupaciones, lo dejo estar y espero al día siguiente. Seguro que tendré un poco más de suerte.

Martes: empiezan los contactos

Esa mañana vuelvo a entrar en mi perfil. Todavía nadie se ha interesado en mí, así que decido pasar a la acción. Es el momento de husmear un poco para comprobar la gente que se mueve en esta red social. Me encuentro con algunos perfiles interesantes. “Estoy buscando un compañero que sea religioso. Nunca he tenido familia ni tampoco hijos, y nunca he dormido con un hombre que fuera esposo. Estoy buscando a un compañero que sea religioso y tenga un trabajo permanente”.

Otra mujer adulta se presenta de la siguiente manera. “He estado soltera los últimos cinco años. Ha sido por mi propia elección. Durante ese tiempo, me convertí al protestantismo. Quiero mantener una buena relación con Dios. Han sido los cinco mejores años de mi vida. Ahora estoy preparada para pasar al siguiente capítulo de mi vida.  Estoy buscando a un hombre, cristiano creyente, fuerte en su fe. Amo la vida y quiero encontrar un hombre con quien compartirla”. Aún hay más: “Vivo en Almería (he cambiado la ciudad). Estoy buscando mi alma gemela bajo la voluntad de Dios. Espero encontrar a alguien que ame a Dios y le sirva con todo su corazón y toda su alma. Sería genial empezar algo en común. Por favor, no quiero perder el tiempo. Qué Dios os bendiga”.

Tras ver algunos perfiles, envío algunos mensajes de presentación a tres o cuatro personas. Luego, algún que otro “guiño” más. De momento, sigue sin haber suerte. Por lo visto, nadie quiere casarse conmigo. O al menos, entablar conversación.

Miércoles: primer contacto

Hay decenas de páginas en internet similares a Christian Dating For Free. Christian Dating For Free

La mayoría de los usuarios que me he encontrado en esta red buscan, de un modo u otro, la unión conyugal. Es algo extraño y poco habitual a día de hoy. El hecho es que cada vez hay menos matrimonios, y también menos matrimonios católicos. La gente no quiere casarse, ni por lo civil ni por lo eclesiástico. No tanto, al menos, como antes. 

El año 2015 hubo en España 168.910 matrimonios. De todos ellos, tan solo 49.206 fueron por la iglesia, un 22 por ciento de total. En el año 2000, según datos del Instituto Nacional de Estadística, eran más de 160.000 personas las que formalizaban su unión a través de las instituciones eclesiásticas. Es algo, por tanto, que se encuentra prácticamente en extinción. Sin embargo, en esta red social, sus miembros lo que intentan es precisamente eso: alguien con quien compartir su vida para siempre. Así que no desespero y vuelvo a entrar para comprobar cómo avanza el experimento.

El tercer día empieza con algo más de suerte. Para mi sorpresa, tengo ya varias notificaciones: tres personas han visto mi perfil y una cuarta me ha enviado un 'guiño'. Decido corresponder a esta última es una chica de 29 años, católica practicante. Va a la iglesia todas las semanas, no bebe, no fuma. Tiene hijos y quiere volver a tenerlos. Se presenta en su perfil de la siguiente manera. “La fe ocupa un lugar muy importante en mi vida, así como mi familia”. Es el momento. Empezamos a hablar. Quizás tenga suerte y encuentre una futurible pareja de boda. Le envío el primer mensaje.

-¡Hola!

-¡Hola!

-¿Cómo estás?

-Pues bien, gracias a Dios. Ya a punto de terminar vacaciones y empezar a trabajar. Te ves muy jovencito en la foto. ¿Cuántos años tienes?

Desde luego no era muy difícil de deducir. La foto utilizada engaña un poco, pero aparentar 30 años con ella quizás roce el límite de lo verosímil. No los tengo, pero decido seguir el juego. Si no, quizás no tenga suerte. La mayoría de perfiles que he visto son de personas cuya edad se comprende entre los 30 y los 50 años. Y yo, en realidad, voy para 25.

Jueves: continúa el diálogo

Otros ejemplos de redes sociales en las que encontrar pareja cristiana.

Al día siguiente, vuelvo a entrar en la aplicación. Continúo el diálogo con la chica con la que contacté la tarde anterior.

-Tengo 30. Aún no sé muy bien cómo funciona esto, pero un amigo mío de la iglesia a la que voy me dijo que entrase aquí, que puede que tuviera suerte. Hoy en día no hay tanta gente que quiera casarse.

-Cierto, es complicado pero bueno, hay que confiar en Dios y ayudarle un poquito. Me gustaría saber un poco más acerca de ti: a qué te dedicas, qué estudiaste, en qué iglesia estás...

Tras explicarle algunos detalles al respecto, esperé la respuesta. Ese día, la chica no entró al chat, así que navegué un poco más en busca de otras opciones. Tampoco era cuestión de bombardear a mensajes. Mientras tanto, sigo encontrando perfiles interesantes. “Soy una chica joven y cristiana, que ama a Su Señor, a quien no cambiaría por nada en este mundo. Me gusta describirme como una mujer independiente a la que le gusta bromear y hacer reír a la gente que está a mi alrededor. Necesito un hombre que rece conmigo y que estudie la palabra de Dios conmigo mientras continuamos en este viaje cristiano”.

Pasa el día. Envío unos cuantos mensajes más y sigo sin obtener respuesta. Y eso que procuro buscar a personas que estén conectadas, como la del último perfil que acabo de citar.

Acaba la semana. La chica con la que hablé el jueves sigue sin responderme. Deshago el perfil tras una semana intentándolo. No ha habido suerte.

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