Pepe Barahona Fernando Ruso

Andrés Bódalo, el hombre, ha dejado el lenguaje beligerante y ha empezado a fumar. Ambas cosas son consecuencia de su paso por prisión. Mide mucho sus palabras en esta entrevista exclusiva que concede a EL ESPAÑOL. Advierte que está en vías de conseguir el tercer grado, con el juez de vigilancia examinando su conducta con detalle y no quiere decir algo que pueda incomodar a quienes lo metieron en prisión: “El PSOE”. Habla de paz, de que la violencia nunca es el camino, de que en la cárcel ha reflexionado, y reflexiona, sobre las veces que actuó mal.

Andrés Bódalo, el mito, sigue presente en su pueblo, Jódar (Jaén), pese a cumplir condena en la prisión de Jaén. De los balcones cuelgan pancartas que piden su liberación. De sus fachadas se han borrado pintadas reclamando el indulto. Y hasta los niños vocean las proclamas del Sindicato Andaluz de Trabajadores, su sindicato, al grito de ‘¡Bódalo libertad!”.

Es martes 5 de septiembre, su último día en libertad, y sus familiares y vecinos gozan de la compañía de Andrés Bódalo. Ha estado de permiso penitenciario, seis días. Y, barruntando su regreso a la calle, advierte: “Volveré a la lucha”.

¿Lleva la cuenta de los días que lleva en prisión?

Bueno, ya voy por 17 meses y pasamos de los 460 días. Tengo un calendario que me lo regalaron los Yayoflautas de Madrid. Todos los días tacho mi día. Cada mes tiene una frase alentadora y en agosto dice: Pisando las calles. Y sí, este mes he pisado la calle.

¿Qué más tiene en la celda?

Tengo muchos libros que me mandan mis compañeros. La biografía de Hugo Chavez, que es muy interesante; o la de Fidel Castro. También la poesía de Miguel Hernández. Y fotos de mi familia y de mi gente del SAT. Eso es lo que me da fuerza cuando me levanto.

Andrés Bódalo, durante un permiso penitenciario, con las esperanzas puestas en que se le conceda el tercer grado. Fernando Ruso

Se emociona Bódalo. Tiene los ojos llorosos. Parece una persona frágil. Hundida. Su tono de voz dista del que fue en sus mediáticas apariciones previas a su entrada en prisión. Es sumamente comedido. No quiere, asegura, empeorar la situación. “No por mí, yo defiendo la libertad de expresión —aclara—; pero sí por mi familia, que lo está pasando mal, y no quiero decir algo que tuerza mi petición de tercer grado”.

¿Cómo le va en la cárcel?

Es muy duro. Vivo cada día una situación muy rara, muy extraña. Tienes poco espacio y eso lo llevo como puedo. Aunque yo no pienso en la cárcel, sueño con que pronto recuperaré mi libertad y estaré donde debo estar, en la calle, con mi familia.

¿Qué es lo peor de estar en la cárcel?

No poder controlar tu vida, tus movimientos. Eso es muy extraño. Depende de lo que ordenen los funcionarios. Tu vida allí no es nada. Es tiempo muerto.

¿Le tratan bien?

Sí, porque mi comportamiento es bueno. Y me he adaptado bien, cumpliendo las normas. Llevo 17 meses y lo llevo a rajatabla. Respeto a los presos y a los funcionarios.

Bódalo se queda sin ir al Real

Jódar está de fiesta. Bódalo llegó a su pueblo justo en mitad de la Feria, pero no ha ido al Real. Huye de las concentraciones de gente. Sus vecinos lo saludan efusivamente cuando pasea por la calle. Le tocan el claxon al pasar. En el recinto ferial, ya pasado el jaleo, Bódalo se acerca a la caseta de Izquierda Unida, separada por un puesto de algodón de la del PSOE. En la de los suyos hay otro cartel pidiendo su libertad. También hay fotos del Che Guevara. Bajo los farolillos coincide con tres presos con los que compartió cárcel. Uno de ellos lleva en el tobillo lleva una pulsera de control telemático para su seguimiento por geolocalización. “Francis me ayudó mucho —explica—, me enseñó las claves para que todo fuese sobre ruedas”. “No me explico cómo no te han dado ya el tercer grado”, contesta el ex reo.

¿Ha asimilado que está en la cárcel?

Me cuesta. No me lo creo, pero por una sencilla razón. Yo sé lo que he hecho en mi vida, sé cual ha sido mi comportamiento, y no hay ningún motivo, dentro de mis creencias, que justifiquen mi presencia en la cárcel. No he hecho nada para estar aquí. Aunque hay que ser realistas. Hay una sentencia y debo afrontarla con firmeza. Pero me cuesta mucho creérmelo. De hecho, me despierto muchas veces por la noche. Y es duro.

Bódalo es saludado por los vecinos de su pueblo durante su permiso Fernando Ruso

¿Y cómo lo justifica?

Me pregunto qué es lo que hay detrás. Qué errores he cometido. El porqué. Y no lo entiendo.

¿Y qué respuesta le da?

A veces creo que es por ser firme en mis convicciones. El estar tantos años en la calle, en los tajos repartiendo los convenios, generando conciencia en la gente… Y hay gente a la que no le gusta es ese tipo de actitudes. Y puede que esa gente me haya llevado a donde estoy. Llevarme a la cárcel por luchar por la gente… es lamentable.

¿Te sientes un mártir del sindicato?

No, me ha tocado a mí como le podía haber tocado a cualquier otro. Lo tengo claro. Yo solo estoy pagando el precio: mi libertad. No es la primera vez y no será la última.

¿Los reclusos le tienen puesto mote?

Me llaman Bódalo. Y me gritan ‘¡Bódalo libertad!’. Ellos son los primeros que no se creen lo que dicen cuando me llaman violento. Me animan. Ha sido algo llamativo.

Padre con 17 años y abuelo con 35

El preso Andrés Bódalo comparte celda con un condenado por incendiar monte en el módulo nueve de los doce que hay en en Centro Penitenciario de Jaén. Allí comparte vida con unos 670 reclusos. Fuera está su madre, que alumbró once hijos. Dos de ellos murieron. “Y ahora lo de mi Andrés”, lamenta gimoteando la anciana, de 78 años y mal de salud. En el sobrio salón de su casa, en la calle Pilarillo, la mujer colma de caricias a su hijo, que volverá a prisión en menos de dos días. A Andrés también le esperan su esposa —él la llama compañera—, sus tres hijos y su nieta. Fue padre con 17 años y abuelo con 35. En prisión, al pensar en su familia se mira el brazo.

Andrés Bódalo junto a su madre Lorenza Pastrana, de 78 años, en el domicilio materno. Fernando Ruso

Veo tatuajes en sus brazos, ¿tiene idea de hacerse alguno carcelero?

No, los que tengo ya son suficientes. Llevo las estrellas que simbolizan mi familia: los dos hermanos que perdí, mi hija, mi nieta, mi compañera. Y después tengo otro con una paloma y unas ramas de olivo con la palabra ‘paz’. Porque creo en la paz. La lucha debe ser firme y constante, pero no violenta.

¿Ha habido tiempo en la cárcel para el arrepentimiento?

Yo no me arrepiento de nada. He reflexionado en algunas actuaciones en las que me he podido equivocar fruto de la adrenalina en determinadas movilizaciones. Sí, ha habido tensión en nuestras iniciativas, pero nunca violencia.

¿Ha perdido la esperanza en el indulto de Rajoy?

Yo ya no espero nada de Rajoy ni del Partido Popular. De hecho, yo no he pedido el indulto. Ni me preocupa el tema. No tengo que pedir clemencia. Pero mi familia sí lo sufre y han dado ese paso. Yo confío en mi educador, que es el que me lleva, en los funcionarios y en el juez de vigilancia, que es el que evalúa mi comportamiento. Y espero que ellos me den la libertad.

El sindicalista y concejal de Jaén en Común en el ayuntamiento de Jaén cumple condena desde el 30 de marzo de 2016 por golpear con los puños y dar varias patadas al socialista Juan Ibarra, entonces teniente alcalde de Jódar, durante una protesta sindical. Él se mantiene firme y niega los hechos, pese a mediar una sentencia.

¿Ve próximo el tercer grado?

Voy partido a partido, paso a paso. Estoy haciendo las cosas bien hechas. Y digo yo que no me tendrán allí toda la condena completa, los tres años y seis meses. Eso sí, cuando llegue el tercer grado lo celebraré como nunca. Y pensando en volver a la calle.

¿Qué opinión le merece Rajoy?

Rajoy es un prepotente y lo estamos viendo en su forma chulesca de hacer política y está haciendo sufrir a la gente. Él y su partido. Está ajeno al sufrimiento de la gente llana.

¿Y Pedro Sánchez?

Él habló de mí sin conocerme y no se lo perdono. Dijo de mí en un debate que debía cumplir con la condena y eso le hizo daño a mi familia. Me molestó. Cuando él dice que somos la izquierda… Yo valoro más lo que hace que lo que dice. Y ni él si su partido es la izquierda.

¿Rivera?

Es un niño pijo, el típico que todos quieren ser. Está trabajando para una minoría, los grandes empresarios, el Ibex35 y sin experiencia. Se ha criado entre algodones. Y en política hay que bajar a la calle.

Bódalo conduciendo por las calles de su pueblo natal. Fernando Ruso

Y, estando en Andalucía, ¿qué le parece Susana Díaz?

El PSOE no puede mirar a Madrid culpándolo de los males de esta tierra después de 40 años en la Junta. ¿Cómo es posible que tengamos la peor tasa de desempleo de Europa? Las peores infraestructuras, una educación precaria y una sanidad deficiente. Susana Díaz no tiene futuro para Andalucía y está cogida entre algodones por Chaves, Guiñán, Felipe González o Zapatero. La tienen como una niña prodigiosa, la alternativa de la izquierda, pero todo es ficticio. No tiene fondo, solo apariencia. Además, ¿qué opinión voy a tener de ella? La misma que del PSOE, porque a mí me ha metido en prisión el PSOE, que ha visto en mi salto a la política una amenaza a su supervivencia.

En la cárcel recibió la visita de Pablo Iglesias, ¿qué le dijo?

Vino a verme. Me mostró su solidaridad. Me conoce, hemos compartido lucha. Fue un gesto. Pero solo eso, un gesto. Creo que debería dar un paso más firme y darle visibilidad a nuestra causa [su indulto].

¿Iglesias o Errejón?

El futuro de Podemos está en la militancia, en los círculos. Iglesias tiene mucho motor para dar mucho a la ciudadanía.

¿Errejón es blandito para el SAT?

Es alguien muy formado. Y sabe las necesidades del pueblo.

Cuando salga, ¿le gustaría ver una Cataluña independiente?

Que lo decidan los catalanes. Yo estoy de acuerdo en que la gente vote. Y ellos tienen el derecho a decidir. Ojalá tuviésemos una Andalucía con más autonomía, con más soberanía, con más recursos… A eso es a lo que aspiro. Y por eso hay que luchar. Porque Madrid empobrece los territorios.

¿Eso es un sí?

Siempre defenderé que la gente decida. Y no recibir amenazas con el 155. Eso es terrible y no puede ocurrir en un país democrático.

¿Se ha carteado con Gabriel Rufián?

Él sabe de mi situación y públicamente me ha defendido. Lo veo muy coherente en sus planteamientos. Pero no he tenido ocasión de escribirme con él.

¿Le gustaría un Rufián andaluz?

Creo que hay muchos Rufianes en Andalucía. Muchos pensamos que Andalucía debe decidir sobre su futuro.

Maduro, Trump, Kim Jong Un

Sí ha recibido cartas de la CGT francesa, de Vietnam, de Kosovo… ¿alguna de Venezuela?

No, ninguna. Y eso que he recibido más de 2.500 cartas. Algunas veces hasta 30 al día. Y allí [en la cárcel] las tengo.

¿Qué opinión le merece Maduro?

Lo conocí. Estuve en Venezuela, con Chavez de presidente, y vi un país funcionando. He visto cómo las familias bajaban de las favelas a la ciudad, a Caracas, y se fundaban nuevos barrios. He visto a millones de venezolanos apoyando a Chavez. Maduro me agradeció que los andaluces estuviésemos viviendo eso con él. Creo que las televisiones pintan una realidad alterada de Venezuela.

Una pancarta reclamando libertad para Bódalo en la caseta de IU durante la feria de Jódar (Jaén). Fernando Ruso

¿Y el trato que le da a los presos políticos?

La oposición está llamando a las movilizaciones, en muchos casos, violenta. Y eso no debe ocurrir nunca. Desconozco la situación real de los estallidos sociales, porque los medios ofrecen una visión sesgada. Creo que el gobierno está actuando como debe actuar.

¿Se considera preso político?

No, para nada. Solo que estoy en la cárcel porque he luchado por esta tierra.

Hablando de política internacional, ¿en qué le gustaría vivir? ¿En un Estados Unidos de Trump o en la Corea del Norte de Kim Jong Un?

Me gusta vivir en Andalucía, que es la tierra que conozco. En libertad. Un lugar en el que la gente tenga oportunidades y pueda vivir de la tierra. No me gustan los extremos.

¿Qué hará cuando vuelva a la calle?

Hacer lo que he hecho toda mi vida. Seguiré en la actividad sindical, en la lucha, e intentar que Andalucía tenga futuro. Porque nuestros pueblos se están despoblando y nuestros jóvenes están emigrando.

En política, ¿qué aspiraciones tiene?

Que sean los compañeros los que me pongan donde me tengan que poner.

¿Se ve de consejero de Agricultura?

[Ríe]. No creo, porque haría una reforma agraria para que todos los trabajadores tuvieran tierras para poder cultivarlas y que los jóvenes puedan vivir dignamente.

¿Lleva el cálculo de los días que le quedan en prisión?

Llevo los meses. Me queda la mitad de la condena. Llevo 17 meses y son 42. Me queda todavía un trecho largo.

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