Los más de 200 guardias civiles alojados en el hotel Vila de Calella (Barcelona) no son bienvenidos. Al menos así lo entienden los sectores más radicales del independentismo, que han presionado a los responsables del establecimiento para que expulsen a los agentes de sus habitaciones, según denuncia la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). Por el momento, los guardias se encuentran sin un techo bajo el que dormir, aunque previsiblemente pasarán la próxima noche en dependencias del Ejército. También han sido expulsados de los hoteles Palmeras y Catalonia lo más de 300 agentes que se alojaban.
“Al parecer, la presión del Ayuntamiento de Calella, localidad barcelonesa donde está ubicado el Hotel Vila, ha sido determinante en esta decisión, que se ha producido tras una noche en la que los agentes han sufrido durante varias horas el escrache de un par de centenares de personas que se agolparon en la calle frente al hotel”, denuncia la AUGC a través de un comunicado. Según detalla la asociación, los agentes “tuvieron que soportar gritos, insultos e incluso el lanzamiento de botellas hasta altas horas de la madrugada”.
La propia alcaldesa de Calella, una localidad próxima a Barcelona gobernada por el PDeCAT, ha sido la que ha llamado directamente a los directores de los hoteles advirtiéndoles de que o echaba a los agentes o paralizaba licencias de reforma pendientes, según informa EFE.
Los agentes que ocupan el hotel Vila -no abandonarán sus instalaciones hasta la noche de este lunes, 2 de octubre- forman parte de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) y de los Grupos de Acción Rápida (GAR), todos ellos procedentes de otras comunidades autónomas y desplegados en Cataluña con motivo de los acontecimientos relacionados con el referéndum del 1-O.
“El trato con el hotel ha sido exquisito, pero las presiones de los radicales han propiciado que los dueños no tengan más remedio que expulsar a los agentes”, detallan fuentes de la Guardia Civil en conversación con EL ESPAÑOL.
La expulsión de los agentes se produce tras una madrugada marcada por la tensión en Calella. Según explican fuentes del Ayuntamiento local, un grupo de vecinos se reunió en torno al hotel tras la jornada del referéndum e increparon a los guardias civiles por su actuación. En un momento dado, “cuatro o cinco” agentes salieron a la puerta y “se pusieron a lanzar besitos a los vecinos”.
Los Mossos d'Esquadra tuvieron que abrir un pasillo entre vecinos y guardias para que la tensión no fuera a mayores, aunque pronto se vieron sobrepasados por la situación. Entre vecinos y guardias se rompió el cordón policial y, según estas mismas fuentes municipales, los agentes -siempre de paisano- protagonizaron algunos altercados con los manifestantes. En total, cuatro personas requirieron atenciones hospitalarias.
"El hotel Vila aparece con las persianas echadas, con sus ventanas cerradas con maderas, como si esperara un huracán y según denuncian los agentes, al hotel se le han cortado los suministros de comida, por los distribuidores”, describe el gabinete jurídico Suárez Valdés, cuyo abogado, Antonio Suárez Valdés, en representación de los agentes, presentará una querella contra la gerencia del hotel y contra el Ayuntamiento de Calella por un presunto delito de coacciones contra los mismos.
“En la puerta del Vila se ha colgado el cartel de Hotel cerrado. Los agentes se encuentran en la calle y a la espera de ser reubicados por la Dirección General de la Guardia Civil -prosigue el comunicado del gabinete jurídico-. Según informan algunos de los agentes, la alcaldesa de Calella, del PDCAT, habría llamado al director del hotel esta mañana y le habría dicho que o nos hecha o paraliza el expediente de una licencia de reforma total del hotel y varios de los trabajadores habrían recibido amenazas de muerte tanto hacia sus personas, como hacia sus familias. Han faltado la mayoría de los camareros a trabajar hoy, por amenazas y presiones”.