Félix Revuelta dice estar leyendo Patria, de Fernando Aramburu -descarnado relato de lo que ha sucedido en el País Vasco en las últimas décadas- y encuentra entre sus páginas “situaciones similares” a las que se viven “en determinados pueblos de Cataluña”: “Boicotean a quien dice sentirse español”. Y eso, opina, empuja a muchos al silencio, cuando no al ostracismo. Por eso, a través de Sociedad Civil Catalana -de la que es promotor- hace un llamamiento a salir a las calles de Barcelona para manifestarse el próximo 8 de octubre contra el plan soberanista.
Él tiene “suerte” de poder expresar sus conjeturas, de cargar contra el procés soberanista de Carles Puigdemont. Porque la empresa que dirige, Naturhouse, no se articula en torno a Barcelona. De hecho, fue uno de los pioneros en trasladar la sede a Madrid, el pasado 1 de agosto, en un gesto que ahora imitan Banco Sabadell, Gas Natural o CaixaBank, entre otros, ante la incertidumbre política.
“Me voy de Cataluña por seguridad jurídica”, defiende Revuelta. Y lo hace con “pena y dolor”. Nació en Burgos en 1947 de forma circunstancial -“mi madre quería que naciese en su ciudad natal”- y creció en Logroño hasta los 18 años, cuando se marchó a Barcelona a cumplir con el servicio militar en la Guardia Civil: “¡Cuando llegué allí descubrí América!”, detalla. Se enamoró de una ciudad y una región en la que ha vivido los últimos 50 años. Ahora, asegura, apenas queda nada de lo que le encandiló.
Estos días su ritmo vital late con los acontecimientos de Cataluña. Lo hace desde Madrid, donde él y su mujer, Luisa, se han instalado. Es uno de los promotores de Sociedad Civil Catalana, movimiento que alza la voz contra el proceso independentista presidida por el arquitecto y escritor Mariano Gomà: “La unidad da fuerza y la desunión debilita. Si todo esto sale adelante, pierde España y pierde Cataluña”. Así, insta a movilizarse el próximo domingo, 8 de octubre, en la manifestación constitucionalista que se celebrará en Barcelona.
-¿No cree que su significación política pueda acarrearle problemas? ¿Que sus empresas puedan verse afectados por su discurso? [Revuelta también tiene diversificación en varios negocios, desde el alquiler de un avión privado hasta su inversión en el equipo de fútbol S.A.D. Logroñés].
-Tengo la suerte de poder hablar por tener mi negocio muy expandido. Casi el 80% se encuentra en el extranjero y el 20% en España. Sólo el 4% está en Cataluña. El boicot me lo han hecho siempre. Si no me compraban antes, tampoco lo van a hacer ahora.
Esa situación, apunta, se eleva al máximo exponente en las PYMES: “Tienen miedo”.
-¿Por qué?
-Las empresas de tipo familiar están divididas. El resto son empresas grandes que dependen de la Generalitat y no pueden decir nada. Quedamos un puñado de empresarios que podemos decir lo que realmente pensamos.
Cataluña: “una república bananera”
Como ya hemos dicho, Revuelta llegó a Barcelona siendo un chaval de 18 años. Detrás dejaba Logroño, donde se había criado. Estudió en el colegio de los Escolapios.
-¿Cómo era el Revuelta más joven?
-Me gustaba mucho el fútbol, jugué hasta los 38 hasta que me fastidié el menisco. Solía jugar con los obreros. [El entrevistado ríe]. Me decían: “¡Señor director, páseme la pelota!”
Su abuelo había sido agricultor. Su padre, tras volver de la Guerra Civil, se incorporó a la Guardia Civil. Félix Revuelta cumplió el servicio militar también en el Instituto Armado, en Barcelona: “En el mismo cuartel que estos días está sufriendo los ataques”. Estudió Economía por la Universidad a Distancia.
-¿Y en qué momento nace el Félix Revuelta emprendedor?
-Mi padre levantó un bar y un estanco, creo que de ahí me llega la iniciativa de hacer cosas.
Kiluva, firma matriz de Naturhouse, nació en 1986. El nombre está inspirado en la conjunción del de su mujer e hijos [Kilian, Luisa y Vanesa]. En 1992 ya formó Naturhouse. Abrió tiendas en diferentes puntos de España y en 2005 dio el salto al extranjero. Hoy la firma cuenta con 2.346 tiendas en 26 países y una facturación anual próxima a los 100 millones de euros. A Revuelta se le considera entre las 100 principales fortunas españolas, una etiqueta que no le molesta: “Hace falta riqueza para pagar impuestos, sueldos y a los accionistas”.
Una de las claves para esta expansión, afirma el director de Naturhouse, es la “seguridad jurídica”: “Buscamos países con este criterio, con un alto número de habitantes y con una renta per cápita alta”. Esas condiciones, hoy por hoy, no las encuentra en Cataluña: “Si esto sigue así, se va a convertir en una república bananera”.
Por eso se marchó a Madrid hace más de dos meses -"una decisión difícil de tomar, porque dejas amigos, vivencias, 50 años de tu vida…"-. Hoy siguen su estela el banco Sabadell, Gas Natural y otras firmas ante la inminente declaración unilateral de independencia (DUI) del Govern catalán, contra la que llama a concentrarse en la manifestación de este domingo.
-Hay quienes dicen que se fue de Barcelona por la presión fiscal…
-Nunca me ha preocupado el tema de los impuestos, porque lo mismo da pagarlos en un sitio que otro. La mayoría de nuestra facturación llega del extranjero. Si ese fuera el motivo, podría haberme ido a París o a Londres.
“La culpa la tienen PP y PSOE”
“Que haya dos sociedades, una que se siente española y otra que no, es muy grave. Y eso lo han creado los políticos”. Ahora habla el Félix Revuelta de Sociedad Civil Catalana. Carga contra PP y PSOE por no haber alcanzado pactos de Gobierno durante la democracia “y poner sus pactos en manos de minorías nacionalistas”: “Los nacionalistas tienen un proyecto desde hace 40 años y los Gobiernos sólo manejan plazos de cuatro años. Hay que tener mayor amplitud de miras”.
Según explica, Sociedad Civil Catalana nació hace 5 años “para llenar ese vacío”: “Es gente que se la juega. Necesitamos que haya asociaciones cívicas en las que la política sea lo de menos. Los partidos no tienen nada que ver con esto. Qué más da que nazcan con gente del PP, del PSOE, de Ciudadanos u otros partidos. Lo importante es que una parte de los catalanes tengamos voz, porque hasta ahora no nos han tenido en cuenta para nada. Lo mismo que pasaba en el País Vasco”.
A Revuelta le empuja un sentimiento compartido por “una minoría silenciosa” que no encuentra una vía de expresión. También es el rostro de la rebelión empresarial contra la hoja de ruta independentista de Puigdemont. Y con esos dos mimbres pide “la mayor movilización posible” el domingo, 8 de octubre, en una manifestación convocada por Sociedad Civil Catalana y secundada por partidos como PP o Ciudadanos.
El 1 de octubre, con la celebración del referéndum, fue “uno de los domingos más tristes” de su vida: “Esto taladra en el cerebro: ¡Cómo hemos llegado a esta situación! Cataluña ha cambiado demasiado en muy poco tiempo. Cuando yo llegué todos trabajaban, no había políticos, Mossos, funcionarios. Ahora todos van al chanchullo”.
-Y en su opinión, ¿qué solución se le puede aplicar a la ruptura entre España y Cataluña?
-Si no se ponen de acuerdo PP y PSOE, que es lo que pasaría en cualquier país del mundo, esto tiene difícil solución. Se ha hecho mal todo, pero siempre hay salida. Ayer [refiriéndose al miércoles] estuve escuchando a Albert Rivera, que es partidario de que se aplique el artículo 155 [de la Constitución] en la parte de que se suspenda la Autonomía y se convoquen elecciones. Hay cosas que no se pueden permitir. ¿Por qué no se ilegaliza a estos partidos como se hizo en su día con Batasuna? Si Cataluña se declara independiente, nadie lo va a reconocer. Llegaremos a la Europa de los países Estado, en la que todos se pelean. No, esta idea no tiene encaje en la Unión Europea, además de enfrentar dos posturas irreconciliables que están destrozando Cataluña.
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