Felicidad se vio atrapada en el portal. Huía de aquel que intentaba asesinarla, pistola en mano. No era otro que su pareja. La mujer, de 25 años, no tuvo tiempo para abrir las dos puertas metálicas que dan a la calle. El agresor, de 33, la alcanzó y abrió fuego contra ella. El disparo fue mortal. El cadáver quedó tendido sobre el suelo, sin que nadie pudiese socorrer a la víctima. El delirio del asesino aún no había concluido: volvería a su casa para matar con el mismo arma a Sharita, el bebé de 15 meses que tenía con Feli. Después se quitaría la vida a sí mismo.
Todo ocurrió pasadas las dos de la tarde del 1 de octubre.
Tres cadáveres en un crimen que los vecinos no logran explicarse; un rastro de sangre que salpicó la escalera de la vivienda. Hoy, en memoria de la víctima de este asesinato machista y del bebé, se encuentra un altar improvisado de velas y flores que “pone los pelos de punta” a los inquilinos del inmueble, en el número 74 de la calle Llull, en el distrito Sant Martí, de Barcelona.
“Oí un ruido, pensé que era un golpe fuerte, algo que venía de la calle. Me asomé a la ventana, pero no vi nada”, cuenta a EL ESPAÑOL un vecino. Es francés y balbucea su explicación a duras penas: “Luego bajé y me encontré con el cuerpo de la chica. Había otras dos personas atendiéndola. Su corazón ya no latía. Aquí [señala con su mano la zona del portal] estaba todo lleno de sangre”.
El edificio en el que se produjo la tragedia tiene sus particularidades. Son seis plantas, un semiático y un ático, con ocho locales en cada una de ellas. Y hablamos de locales porque la mayoría de los espacios están destinados a empresas y pequeñas oficinas. Esta zona del Poblenou está en plena transformación. Ha pasado de ser un foco industrial y comercial para convertirse en una de las zonas de moda.
Desde la calle, la primera puerta es de barrotes blancos. Después hay que subir un par de escalones para encontrarse, un metro más adelante, con la segunda puerta, también de barras metálicas y acristalada. Nada más entrar, el pasillo carece de pared en su parte izquierda, que da directamente a un aparcamiento. Felicidad Bruhn yació junto a los dos portones metálicos. Según explican los testigos, “no le dio tiempo a abrir las puertas [que requieren llave] antes de que le disparasen”.
Dos años en el piso
La mujer, de 25 años, era de origen alemán. Llevaba dos años residiendo en el segundo piso, puerta 4, de este edificio. Llegó embarazada y en compañía de su pareja. Al poco tiempo nacería Sharita, “una niña muy sonriente, siempre dispuesta a hacerte una gracia”, detalla una mujer de unos 50 años, empleada en una oficina del inmueble.
De Felicidad cuenta que entraba y salía mucho de casa: “No tenía un trabajo, centraba sus esfuerzos en el cuidado de la casa y de su niña. Era muy normal verla con el carrito del bebé y con los dos perros con los que convivían”. Los animales se llamaban Coodine y Mankey.
La víctima solía vestir ropa deportiva. “Era runner -afirma otro vecino- y se le solía ver corriendo por el parque que hay ahí al lado [se refiere al de la Ciudadela, a tres manzanas de distancia]”. Sobre la pareja, el doble asesino que finalmente acabó con su vida, se saben pocos detalles: que hace dos años apenas hablaba castellano -sólo inglés- y que trabajaba mucho, apunta el mismo vecino.
-¿Se escuchaban discusiones, peleas…?
-Nunca, pero esto son paredes gruesas y lo que pasa de puertas para dentro...
Según fuentes de la investigación, no existían denuncias previas entre la pareja. Los Mossos d'Esquadra se hicieron cargo de las pesquisas.
“Nadie merece esto”
En el lugar del crimen, en la misma puerta en la que residían la pareja y la niña, amigos de las víctimas han levantado un pequeño altar con flores y velas en recuerdo por las dos asesinadas. También hay un peluche para la pequeña de 15 meses.
Entre los regalos, una nota: “Dulce Feli y tu precioso bebé, descansad en paz. No puedo parar de pensar en vosotras. Nadie merece esto. ¡Deseo tantas cosas ahora mismo! Desearía haberte preguntado más si realmente estabas bien, si necesitabas ayuda con cualquier cosa. Me siento tan triste por todo esto. […] El cielo tiene dos nuevos ángeles y cuando llegue el momento nos volveremos a ver”.
Felicidad Bruhn, de 25 años, es la cuadragésimo quinta mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2017, también han sido asesinadas Ana Belén Jiménez Hurtado, de 44 años; Noelia Noemí Godoy Benítez, de 32 años; Rosa María Sánchez Pagán, de 20 años; Matilde de Castro, de 44 años; una mujer de 25 años cuyo nombre se desconoce; Blanca Esther Marqués, de 48; Toñi García Abad, de 33 años; María de los Ángeles, de 77 años; Virginia Ferradás, de 55 años; Cristina Martín Tesorero, de 38 años; Ana Belén y Ana, madre e hija de 46 y 18 años; Carmen González Ropero, de 79 años; J.D.L.M., de 40 años (solo se conocen las iniciales); Laura Nieto Navajas, de 26 años; María José Mateo García, de 51 años; Leidy Yuliana Díaz Alvarado, de 34 años; Margaret Stenning, de 79; una mujer de 91 años cuyo nombre se desconoce; Mariló Correa Pérez, de 47 años; Gloria Amparo Vásquez, de 48 años; Erika Lorena Bonilla Almendárez, de 32 años; Yurena López Henríquez, de 23 años; María Victoria Zanardi Maffiotte, de 44; Ana María Rosado, de 42 años; Andra Violeta Nitu, de 24 años; Raquel López, de 45; María del Rosario Luna, de 39 años; Eliana González Ortiz, de 27 años; Ana Hilda Linares Báez, de 55 años; Susana Galindo Moreno, de 55 años; Beatriz Ros García, de 30 años; Valentina Chirac, de 37; Encarnación Barrero Marín, de 39; Encarnación García Machado, de 57 años; Fadwa Talssi, de 29; Donna Cowley, de 47 años; Maria del Carmen Carricondo Reche, de 66; María Raquel Castaño Urbán, de 63 años; Ana Belén García Pérez, de 38; Marisela Arauz, de 48 años; Irina G., de 38; Catalina Méndez García, de 48 años; así como Sofía Tato Pérez, de 42 años.
En total, la serie 'La vida de las víctimas' contabiliza 45 mujeres asesinadas. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.
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