Las becas Talentia son unas ayudas económicas de la Junta de Andalucía con dotaciones que resultan astronómicas si se comparan con otras becas. De hecho, permiten estudiar en centros universitarios de prestigio internacional como son las universidades de Harvard, Yale, Oxford o la escuela de negocio INSEAD de Singapur. Por eso, recibir una beca Talentia andaluza seguramente cambie para bien la vida del beneficiario. Con Jesús y Vanesa, sin embargo, no se cumple esa máxima.
Estos dos jóvenes granadinos estudiaron un máster gracias a una beca Talentia en la no menos prestigiosa London School of Economics (LSE) de Londres. Con esas ayudas, valoradas en unos 35.000 euros, estos dos granadinos se inscribieron en 2008 para hacer el master de Política Económica Europea de la LSE. Pero la ilusión con la que empezaron sus estudios en la capital británica se ha transformado en un pesado lastre.
Ni Jesús ni Vanesa, que hoy tienen 33 y 34 años respectivamente, pudieron obtener el título del máster. Consecuencia de esa decepción es que la Junta de Andalucía les haya pedido que devuelvan el dinero de la beca, al que hay que sumar unos intereses valorados en varios miles de euros.
Una beca que se supone iba a dar alas a Jesús y Vanesa, más bien, se las ha cortado. Porque la beca se ha convertido en una deuda sin que ellos tuvieran la menor idea de que algo así podría ocurrir. “Resulta que la beca no era una beca. Era un préstamo”, dice a EL ESPAÑOL Jesús.
Ambos quieren evitar pagar esa deuda y han llevado el tema a los tribunales. Allí, su abogado acusa al Ejecutivo andaluz de actuar con “afán recaudatorio”. “A mí me dieron una cantidad de algo más de 35.000 euros, pero le han sumado intereses y me han pedido unos 42.000 euros”, dice Vanesa a EL ESPAÑOL. “A mi me reclaman 45.000 euros. Nos están hipotecando, porque empiezas tu vida con una losa de 45.000 euros”, comenta Jesús.
Desde la Junta de Andalucía, se les reprocha a ambos “falta de aprovechamiento” por no haber obtenido el título. En base a esa circunstancia se justifica la petición de devolución del dinero. En la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía, instancia que en último término es responsable de las becas Talentia, entienden como falta de aprovechamiento “la no obtención del título ni en convocatoria ordinaria ni extraordinaria”, según los términos con los que responden a EL ESPAÑOL los responsables de dicho órgano andaluz. Éstos remiten a las condiciones bajo las cuales se conceden las becas Talentia. En ellas puede leerse que por falta de aprovechamiento se entiende “la no superación de las pruebas previstas”.
En la interpretación de esas bases está el núcleo del enfrentamiento de Jesús, Vanesa y con la Junta de Andalucía. Ambos ya sabían cómo funcionan este tipo de ayudas. Contaban con experiencia como estudiantes en otros países antes de ir a Londres. Habían disfrutado de una beca de una institución bancaria para realizar un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Ritsumeikan, en la ciudad japonesa de Kioto. Ese fue el segundo título de postgrado que obtuvo Jesús, que a los 24 años ya era licenciado en Ciencias Política por la Universidad de Granada y por el Instituto de Estudios Políticos de Burdeos.
Una ayuda condicionada a la obtención del título
Pero ni él ni Vanesa entendieron en ningún momento que hubiera un condicionamiento de la ayuda a la obtención del título. “En ningún momento en las bases de la convocatoria que yo firmé, en 2008, ni en la ley que lo regula, se dice que haya que obtener el título y que, si no lo obtienes, tienes que devolver la beca”, subraya Vanesa. Conseguir el diploma del máster de la LSE, de hecho, se podría haber logrado “suspendiendo una asignatura y teniendo dos sobresalientes, o suspendiendo dos asignaturas y obteniendo tres sobresalientes”, según Vanesa.
Su caso resulta especialmente sangrante. Ella no obtuvo el título porque suspendió dos asignaturas de las seis que cursó en la LSE. Con Jesús se cebó la mala suerte. Se puso enfermo justo antes de los exámenes y se vio obligado a volver a España para recuperarse.
En la LSE le invitaron a realizar los exámenes un año después, en junio de 2010, puesto que en ese centro universitario no hay recuperaciones en septiembre. Animado por los responsables de las becas andaluzas, Jesús accedió en junio de 2009 a realizar las pruebas. Lo hizo pese a que no pudo aprovechar que gran parte del tiempo de que disponía para estudiar porque había estado enfermo. De las tres semanas que tenía para preparar esos exámenes, dos las pasó en España recuperándose. Una semana no fue suficiente para pasar las pruebas con éxito. Sólo aprobó una asignatura.
Luego se preparó las pruebas para recuperar las materias suspendidas en junio de 2010 pese a estar trabajando con una beca en la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones [la actual CNMC, ndlr.], en Barcelona. Pero, tres semanas antes de los exámenes, tuvo un accidente de moto en el que se rompió el codo del brazo derecho, el que utiliza para escribir. La mala fortuna parecía perseguirle.
Se vio obligado que anular la reserva del hotel en Londres donde tenía previsto albergarse los días de las pruebas. Perdió el dinero de los billetes de avión que había comprado para ir a la capital británica y regresar a España.
Presión de la Junta antes de los exámenes
“Comuniqué a la LSE la situación. Planteé hacer los exámenes de forma oral. Pero lo único que me plantearon como posibilidad era esperar otro año. Me dijeron que no hacían exámenes orales”, recuerda Jesús. Tuvo que esperar un año más. A esa espera se sumó la presión de la Junta, que en 2011 ya le había pedido el dinero empleado en el año que vivió en Londres.
“Yo fui a hacer los exámenes muy presionado. Me escribieron diciéndome, grosso modo: 'Si no tienes el título, te vamos a pedir el dinero'. Me contactaron y tuve que explicarles que estaba estudiando”, recuerda Jesús. Hizo las pruebas en junio de 2011. Pudo aprobar dos materias más. En total, cursó con éxito tres asignaturas y suspendió otras tres. Por su parte, Vanesa sí que fue un año antes a Londres para tratar de recuperar las asignaturas. Pero no lo logró.
Jesús y Vanesa podrían haber conseguido el título de la LSE si sólo hubieran suspendido una asignatura. Ella, que tuvo dos suspensos muy justos, se lamenta todavía. “Tendría que haber hecho una revisión del examen. Me acuerdo de compañeros que suspendieron por poco y en la revisión lograron añadir algunas décimas a su nota y aprobar. Yo no lo hice y me arrepiento de no haber pedido esa revisión”, afirma Vanesa. “Me arrepiento de no haber reclamado una revisión de examen pero, sobre todo, de haber pedido la beca Talentia”, añade.
En origen, la ayuda era, para ambos, el único modo de acceder a un centro como la LSE. Sin el dinero de la Junta de Andalucía, nunca hubieran podido cursar por sus propios medios un master como el de la LSE, cuya matrícula está valorada en unos 13.450 libras (unos 16.300 euros al cambio de la época). Esa formación es de las que incluyen conferencias con políticos e influyentes personalidades internacionales. Así, Vanesa pudo escuchar en la LSE a gente como el premio Nobel de Economía estadounidense Joseph Stiglitz, el que fuera líder del Partido Conservador británico David Cameron o el ex presidente del Gobierno Jose María Aznar.
A las becas Talentia la Junta de Andalucía lleva destinados más de 24 millones de euros desde que comenzara el programa de ayudas. De media, la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta se gasta unos 47.000 euros en cada estudiante becado. Vanesa y Jesús accedieron a la beca por méritos académicos propios. “El año en que a mí me dieron la beca era el segundo año que las convocaban. Había no sé cuántas plazas, pero los criterios eran muy complicados, porque eran para que los estudiantes fueran a estudiar un programa de posgrado en lugar de excelencia. Había que ir a una universidad de prestigio y a los candidatos de Andalucía no los aceptaban fácilmente en esas universidades de tanto prestigio”, recuerda Vanesa.
“Si lo llego a saber, no pido la beca ni de broma”
Jesús y ella, que pasaban por ser dos de los mejores estudiantes de Andalucía – solo siéndolo se puede acceder a una beca Talentia –, sí que fueron aceptados. En 2008, Vanesa llegó a dar entrevistas a medios de comunicación andaluces que sirvieron para promocionar las ayudas. Ahora habla con tono más amargo que cuando era estudiante becada. “Si llego a saber que me iban a pedir el dinero de vuelta, no pido la beca ni de broma”, sostiene. “La Junta de Andalucía le da dinero a los jóvenes con estas becas, pero también puede arruinarles la vida, yo ahora voy a tener que vivir para pagar esto”, lamenta Jesús.
Ambos se muestran indignados al hablar de su conflicto con la Junta de Andalucía. Entre otras cosas, porque quien firmaba los documentos de la Consejería de Economía y Conocimiento del Gobierno andaluz que les pedían la devolución del dinero no es otro que Antonio Valverde Ramos.
Este alto cargo del Ejecutivo andaluz fue el director general de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), entre 2009 y junio de 2014. Valverde dimitió después de que la Fiscalía pidiera 3,6 millones de euros de fianza civil debido a su imputación en el caso de los ERE de la Junta de Andalucía. Al parecer, IDEA era la herramienta utilizada para pagar los ERE irregulares. El año pasado, Valverde recurrió con éxito su procesamiento.
“La Junta ha despilfarrado dinero y me parece increíble que ahora lleguen e hipotequen a dos jóvenes que se fueron al extranjero con dinero de la Junta porque no tenían dinero para hacerlo por sus propios medios”, añade Jesús, muy molesto por que le pidan que devuelva una cantidad de dinero que él nunca tuvo. “Yo pedí la beca, por dos razones, porque la LSE era un sitio bueno para mi carrera, y porque sin la beca yo nunca podría haber hecho ese master. Y ahora me piden que devuelva el dinero cuando yo nunca he tenido dinero para pagar un master así. Me están dejando en una situación de desamparo”, abunda.
Una Junta de Andalucía implacable
En la Junta de Andalucía no conmueven los casos de Jesús y Vanesa. Los jóvenes han propuesto en vano otras soluciones alternativas a pagar la suma total de la beca, más los intereses. Han querido pagar, por ejemplo, montantes proporcionales a las asignaturas no aprobadas. Además, quieren hacer valer que ellos han cumplido con otra condición de las becas Talentia. Entre ellas, trabajar durante cuatro años en Andalucía tras haber sido beneficiarios des las becas Talentia. Esas ayudas, en teoría, buscan potenciar el retorno del talento a tierras andaluzas.
Sin embargo, la Junta de Andalucía se muestra implacable. “Las ayudas públicas, como son las becas Talentia, están sujetas a la Ley General de Subvenciones y a las correspondientes bases reguladoras”, dicen fuentes de La Junta consultadas por este diario. “A diferencia de otras ayudas que conceden entidades y fundaciones privadas, éstas se otorgan con cargo a fondos públicos y, como tales, están sujetas al pertinente control y fiscalización por parte de la Junta de Andalucía”, agregan.
En espera del amparo del Tribunal Supremo
El enfrentamiento de Jesús y Vanesa con el Ejecutivo andaluz ha terminado en los tribunales. La pasada primavera, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía daba la razón a la Junta. Ellos son los dos únicos casos de personas a los que la Junta de Andalucía les ha pedido la devolución del dinero prestado por falta de aprovechamiento de un total de 519 becados desde que comenzaran el programa de ayudas Talentia hace ya nueve años.
Puede que sean la excepción que confirman la regla según la cual esas becas suelen resultar en éxitos para quienes las reciben. Pero, para Vanesa y Jesús, también es excepcional el peso del pago al que pueden verse obligados a asumir. Ambos han recurrido al Tribunal Supremo, que está estudiando el caso.
Si en su día se les otorgaron las becas Talentia con la idea de auparles en su vida profesional en Andalucía, las ayudas han fracasado para ellos. Enfrentados con la Junta, ambos hace tiempo que abandonaron la geografía andaluza.