Hacía bastantes años que en Galicia no se recordaba una marea incendiaria como la de las últimas 48 horas. Concretamente, desde el año 2006. Ahora han ardido más de 4.000 hectáreas. 210 incendios arrasaron y siguen arrasando la comunidad gallega desde este pasado domingo. 17 de todos ellos, según fuentes municipales, tienen nivel 2 de alerta, es decir, suponen una situación de riesgo real para la población. La mayoría se están desencadenando en la zona sur de la provincia de Pontevedra.
Las llamas se han abierto paso en Vigo, Ponteareas, Nigrán, As Neves, Gondomar, Salvaterra, Baiona, y decenas de parroquias más amenazando las viviendas de cientos de ciudadanos. A esta hora, tres personas han muerto a causa de las llamas en Nigrán. Dos han aparecido calcinadas en el interior de su furgoneta y la tercera en un corral.
Ante la situación de máxima alerta, todos están arrimando el hombro lo máximo posible. En Vigo, centenares de personas se han echado a la calle en el barrio de Navia (en los alrededores del estadio de Balaídos y cerca de la calle Florida) con cubos, mangueras y agua para colaborar con los servicios de bomberos. Mientras, a varios kilómetros, en el Campus de la Universidad de Vigo, la cercanía de las llamas ha provocado que en la noche de este domingo haya sido desalojada la residencia Universitaria O Castro. En Vincios (Gondomar), 2.000 personas se han tenido que marchar de sus casas a un lugar más seguro.
Los bomberos gallegos, solo a fuerza de la nefasta costumbre de extinguir uno tras otro, son quizá de los más eficaces y preparados de toda España apagando incendios forestales. Uno de ellos es Sebas, uno de los que más experiencia acumula en las últimas décadas. En treinta años de servicio, Sebas habrá apagado cerca de un millar de incendios por toda Galicia, la región del fuego, la más castigada por esta lacra en toda España. Comenzó en el año 1990 y desde entonces no ha parado. Seguramente sea de los bomberos de toda España con más experiencia, de los que más fuegos han conseguido extinguir.
Este domingo se produjeron las condiciones idóneas para que las llamas se propagasen con rapidez por el monte gallego. Las elevadas temperaturas de los últimos días. Una humedad relativa muy baja, inferior al 30 %. Fuertes vientos que extendieron el fuego de una zona forestal a la siguiente. Así hasta llegar a la ciudad de Vigo.
Algo que, con frecuencia, se suele asegurar en estos casos es la posible implicación de una supuesta banda organizada. Nada más lejos de la realidad. Sebas lo explica a EL ESPAÑOL. Hoy, como todos, se encuentra hasta arriba en las tareas de extinción del fuego.
¿Qué está pasando?
¿Las razones? Pues que con las condiciones adecuadas, aquellas personas que quieren provocar incendios para limpiar, cazar, expulsar lobos, por recelos, odios, pues queman. Cada fuego tiene un causante y este un motivio. Pero son las condiciones atmosféricas las que hacen que los incendios se vuelvan descontrolados.
Más de 4.000 hectáreas quemadas hasta el momento.
En estas condiciones, un número pequeño de incendios con vientos fuertes se vuelven grandes. Pero no hay tramas. Como excusa para el político puede quedar bien pero no hay tal.
¿Personas distintas prendiendo fuego a la vez en diferentes lugares?
Piensa que, más o menos, hay 100 personas dispuestas a prender fuego en Galicia ahora mismo. En estos momentos hay 80 incendios con viento y condiciones atmosféricas propicias para volverse ingobernables. Ya hubo fuego los días anteriores. Y muchos, pero las condiciones hicieron posible que fuesen apagados.
¿Como en 2006?
Como en 2006. Estas mismas condiciones estuvieron presentes entonces durante 20 días. Y de seguir, la cosa se va a poner peor todavía. Solo la lluvia puede ayudar. Un fuego del de las dimensiones de Ponteareas, que afecta a miles de hectáreas y varios ayuntamientos, absorbe una enorme cantidad de recursos.
Ahora mismo hay incendios que se reprodujeron de días anteriores porque no se pudieron revisar, ya que hubo que atender a fuegos nuevos. Hay fuegos nuevos y grandes también porque no hay medios suficientes, porque una brigada solo puede atender un incendio y le puede llevar horas. Entonces, los incendiarios aprovechan para prender fuego porque anuncian lluvia y las condiciones justo antes son las adecuadas.
¿Justo antes?
¿Qué hacemos cuando hace calor? Pues ir a la playa. Las personas que quieren prender fuego, cuando se dan las condiciones idóneas, ¿qué hacen? Pues ir a prender fuego. Aprovechan, efectivamente, antes de que llueve porque después ya es imposible.
Estaba haciendo mucho calor estos días en la zona de Vigo y alrededores. Hacía tiempo también que no llovía.
Las condiciones eran lamentablemente espléndidas: viento, baja humedad relativa, calor… Y combustible seco disponible para arder con una elevada velocidad de propagación.