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Eran poco más de las 9 de la mañana del pasado domingo cuando sonó en el teléfono del servicio de emergencias 112 en Almería. La llamada, rápidamente, activó a todos los efectivos: una mujer alertaba de que había recibido un mensaje con la confesión de un asesinato y el posterior suicidio de un hombre en la pedanía de Burjulú, una pequeña población perteneciente a Cuevas del Almanzora que no alcanza los doscientos habitantes. Pero ya era tarde: René había asesinado a Mary en el mismo domicilio en el que ella trabajaba como cuidadora interna. Después, se ahorcó. Ambos, de 38 años, eran pareja, aunque ella había iniciado recientemente los trámites de separación.
María del Pilar Rodríguez Ortellado, Mary, era natural de Edelira, una pequeña ciudad paraguaya perteneciente al departamento de Itapúa y que dista quinientos kilómetros de la capital, Asunción. Pese a tener cerca de veinticinco mil habitantes, sólo un millar viven en el núcleo urbano. Lo normal es vivir en el campo: la naturaleza todo lo abarca y el verde es una constante en los paisajes. De hecho, la agricultura es el sustento de la ciudad y el nivel de vida es bajo.
"Teníamos el sueño de poner un comedor comunitario en nuestro pago -comarca, en castellano- natal", cuenta a EL ESPAÑOL uno de sus sobrinos. Hace varios años que no ve a su tía en persona y ya no podrá hacerlo más.
"Carismática, divertida y humilde"
A Mary la describen sus allegados como una persona "carismática, divertida, humilde". Siempre con una sonrisa en la cara, siempre con ganas de ayudar. "Era muy solidaria", destaca otra de sus sobrinas. En la familia, que reside en Paraguay, todavía la incredulidad es la tónica. No se explican cómo René pudo asesinar a "tía Mary".
Mary trabajaba como taxista en la capital de Paraguay antes de emigrar. Poseía un negocio con "gente a la que laboraba", pero que "dejó de funcionar". Así que, resolutiva, decidió trasladarse a España hace más de una década. Quería trabajar, mejorar sus expectativas, incrementar el nivel de vida que podía darle a sus hijos.
En Asunción dejó a sus dos hijos mayores, William y Osvaldo, en un piso de su propiedad. Después comenzó su periplo en busca de un futuro mejor a lo largo de la geografía española. En un principio recaló en Madrid y Valencia. Finalmente, se estableció en el sureste andaluz, en la provincia de Almería, donde trabajaba de lo que encontrase con tal de ganarse un sueldo.
Precisamente, en la provincia andaluza conoció al que sería su asesino, René Páramo, de origen boliviano. Ambos tenían la misma edad y pronto se enamoraron. Hace ocho años tuvieron una niña en común, Mariana. Era la tercera hija para ella.
Cuidadora interna de una señora
Mary y René vivieron juntos en Vera y, más tarde, en Cuevas del Almanzora. Ella trabajaba como dependienta en un supermercado y, desde hace tres años, como cuidadora interna de una anciana incapacitada. "Era muy buena, siempre trataba de ayudar. En el trabajo buscaba superarse, buscar cómo hacerlo mejor. Era muy responsable, podías confiar en ella", indica a este periódico la actual dueña de la superficie, que llegó a compartir techo con la pareja. Él trabajaba en el campo "o en lo que encontrara".
Ella no tenía familia en España. Él, sí. Sin embargo, Mary no perdía el vínculo con los suyos. "Hablábamos por Whatsapp constantemente, con ella y con Marianita. Las queremos mucho", indica su sobrino, para autocorregirse instantes después. "La queríamos... A Marianita esperamos poder seguir viéndola". La cría, de momento y según ha podido saber este diario, se quedará a cargo de su familia paterna en la ciudad andaluza, con quienes se encontraba en el momento del crimen.
Este domingo, Mary se encontraba en su trabajo en Burjulú. Se levantó por la mañana como cualquier otro día. Probablemente comenzaría a preparar el desayuno a Antonia, la señora a la que cuidaba y que sufría una minusvalía. Normalmente sólo estaban ellas dos en la vivienda. Pero René llegó al cortijo y la asesinó. Para cuando el personal sanitario llegó, solo pudieron certificar la muerte de ambos. La anciana permaneció ajena al suceso. Cuando llegó la Guardia Civil a la vivienda estaba en su habitación, sin haber sido testigo de los hechos, según fuentes cercanas a la investigación.
"La ha matado él, no se ha muerto"
La familia quedó estupefacta. "Nunca nos había dicho que tuviera problemas con él ni con ningún otro. Siempre fue una mujer buena", lamenta su sobrina. Tampoco consta que llegara a interponer alguna denuncia previa por violencia de género.
En las redes sociales, varios miembros de la familia de Mary y vecinos de Vera lanzaron un mensaje de repulsa ante la violencia de género. Una suerte de obituario que buscaba recordar a "la mejor consejera que sonreía a la vida". "Me llena de rabia que la familia de este individuo, por llamarlo así, esté justificando los hechos", se sinceraba una de las vecinas de Vera a este periódico. "La ha matado él, no se ha muerto", puntualizaba otro.
Los crespones pueblan las fotos de perfil de sus allegados. Son el último adiós, la única despedida que han podido dar a Mary sus seres queridos.
María del Pilar Rodríguez Ortellado, de 38 años, es la cuadragésimo séptima mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2017, también han sido asesinadas María Sánchez Coca, de 66 años; Ana Belén Jiménez Hurtado, de 44 años; Noelia Noemí Godoy Benítez, de 32 años; Rosa María Sánchez Pagán, de 20 años; Matilde de Castro, de 44 años; una mujer de 25 años cuyo nombre se desconoce; Blanca Esther Marqués, de 48; Toñi García Abad, de 33 años; María de los Ángeles, de 77 años; Virginia Ferradás, de 55 años; Cristina Martín Tesorero, de 38 años; Ana Belén y Ana, madre e hija de 46 y 18 años; Carmen González Ropero, de 79 años; J.D.L.M., de 40 años (solo se conocen las iniciales); Laura Nieto Navajas, de 26 años; María José Mateo García, de 51 años; Leidy Yuliana Díaz Alvarado, de 34 años; Margaret Stenning, de 79; una mujer de 91 años cuyo nombre se desconoce; Mariló Correa Pérez, de 47 años; Gloria Amparo Vásquez, de 48 años; Erika Lorena Bonilla Almendárez, de 32 años; Yurena López Henríquez, de 23 años; María Victoria Zanardi Maffiotte, de 44; Ana María Rosado, de 42 años; Andra Violeta Nitu, de 24 años; Raquel López, de 45; María del Rosario Luna, de 39 años; Eliana González Ortiz, de 27 años; Ana Hilda Linares Báez, de 55 años; Susana Galindo Moreno, de 55 años; Beatriz Ros García, de 30 años; Valentina Chirac, de 37; Encarnación Barrero Marín, de 39; Encarnación García Machado, de 57 años; Fadwa Talssi, de 29; Donna Cowley, de 47 años; Maria del Carmen Carricondo Reche, de 66; María Raquel Castaño Urbán, de 63 años; Ana Belén García Pérez, de 38; Marisela Arauz, de 48 años; Irina G., de 38; Catalina Méndez García, de 48 años; Sofía Tato Pérez, de 42 años; así como Felicidad Bruhn, de 25 años.
En total, la serie 'La vida de las víctimas' contabiliza 47 mujeres asesinadas. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.