“La estrella nos iluminará el camino”, rezaba la nota que el maestro Fermín Sánchez Agurruza dejó escrita en un ejemplar de El Señor de los Anillos que depositó en la escuela de Urdax (Navarra) en la que impartía clase antes de desaparecer. Era febrero de 2014, casi tres años desde que ETA anunciase su “cese definitivo de la actividad armada”. Fermintxo –alias con el que se le conoce dentro de la banda- no estaba conforme con aquella decisión. Por eso, por su cuenta y riesgo, se marchó al sur de Francia, donde aspiraba a construir un comando activo dispuesto a atentar. Su misión fracasó porque la dirección de la banda le frenó los pies. Hoy está de regreso en la Comunidad Foral, donde retomará su labor como docente en las aulas.
Amanece en Berriozar. Fermintxo reside junto a su mujer Isabel en este municipio navarro que no llega a los 10.000 habitantes, muy próximo a Pamplona. En el Ayuntamiento se viven jornadas de tensión, después de que la corporación municipal, encabezada por Raúl Maiza (Bildu) y sostenida por Geroa Bai, se negase a condenar unas pintadas contra PP, PSOE y UPN.
La casa de Fermín Sánchez se ubica en las afueras del pueblo, en la falda del monte San Cristóbal. Se trata de un caserío unifamiliar de dos plantas fácil de distinguir: del balcón cuelgan una estelada y una bandera que pide el acercamiento de presos de ETA. No muy lejos, en la calle Askatasuna [‘Libertad’, en euskera], pistoleros de la banda asesinaron en el año 2000 al subteniente del Ejército Francisco Casanova Vicente.
El nombre de Sánchez Agurruza es de sobra conocido en el pueblo, especialmente en círculos radicales abertzales. Su trayectoria se dibuja sobre el anagrama de la banda terrorista, en la que ha volcado su existencia. Fermintxo se encuadra en Ibil, la línea más dura dentro de ETA, crítica con el cese de la violencia. En su otra faceta –indisoluble de la anterior- se desempeña como profesor de francés e Historia en escuelas públicas.
Para comprender cómo encajan las dos caras de la misma moneda hay que remontarse varias décadas atrás.
Fermín Sánchez nació en Pamplona en 1964 y muy pronto manifestó sus inquietudes políticas. Con 23 años se presentó en las listas de Herri Batasuna en el municipio navarro de Ansoain, no muy lejos de Berriozar. Al mismo tiempo que ejercía su faceta pública comenzó a coquetear con la actividad terrorista. Su nombre era conocido por las fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: era el máximo representante de los insumisos en la capital navarra.
Su trayectoria terminó por estallar el 16 de junio de 1992. Eran años complicados para ETA, que aspiraba a recomponerse en la Comunidad Foral tras los episodios de la Foz de Lumbier, en los que resultaron muertos o detenidos todos los miembros del comando Nafarroa. Fermín Sánchez formaba parte del grupo de terroristas que quería formar un nuevo talde en la región. Sus planes se vieron frustrados en la fecha señalada, cuando la Guardia Civil detuvo a los pistoleros Javier Goldáraz y Santiago Díaz Uriarte, compañeros de correrías de Fermintxo. Este último logró escapar al sur de Francia.
Fuentes de la lucha terrorista precisan que Sánchez Agurruza se convirtió en una pieza clave para gestionar el movimiento de los terroristas al sur de Francia. Les brindaba protección y les ayudaba con la documentación y el alojamiento. En definitiva, era el hombre al que los asesinos debían recurrir cuando huían más allá de los Pirineos.
Las mismas fuentes indican que Fermintxo se había convertido en jefe de los comandos de reserva de ETA en la Bretaña francesa, los que debían golpear duro si la dirección de la banda lo ordenaba.
La detención de Fermintxo
23 de noviembre de 1995. La Guardia Civil lleva semanas siguiendo a varios miembros de ETA al sur de Francia, con la ciudad de Rennes como base de operaciones. Los agentes, en colaboración con las autoridades galas, han advertido un sistema de comunicación hasta entonces novedoso entre los terroristas: se llamaban por teléfono sin llegar a cogerlo y el número de timbres significaba un mensaje u otro.
La operación policial se saldó con la detención de seis personas. Una era Fermín Sánchez Agurruza. Otra, su compañero Álvaro Arri Pascual, el etarra que quiso asesinar a José María Aznar con coche bomba en abril de 1995; una mujer, Margarita González, murió al quedar sepultada bajo su vivienda.
Tras esta detención nació la faceta docente de Fermintxo. Su estancia en prisión -cumplió 7 años de condena por pertenencia a ETA y tenencia ilícita de armas- le sirvió para perfeccionar un francés que hasta entonces sólo chapurreaba.
Un profesor etarra
Fermín Sánchez abandonó las cárceles francesas en 2003. La Audiencia Nacional consideró que el terrorista había cumplido todas sus condenas en el país vecino y lo dejó en libertad. Bilingüe en francés, no encontró grandes problemas para obtener un puesto público como profesor en las escuelas de Navarra. Ninguna ley, ningún estamento impedía que una persona condenada por terrorismo ejerciese ese cargo.
El docente encontró un puesto en la escuela pública de Urdax, enclave rural en el pirineo navarro. Las casas son de piedra y un río serpentea entre el valle, donde viven cerca de 400 personas. El municipio no se atiene a una estructura geográfica concreta, sino que se extiende diseminado en varias hectáreas a la redonda. No hay montañero que se precie que no haya pateado esta zona fronteriza.
Santiago Villares, de un partido independiente, es el alcalde de Urdax:
-¿Qué podría decirnos de Fermín Sánchez Agurruza?
-¿Quién?
-Le llamaban Fermintxo y era profesor de la escuela pública hasta que, en febrero de 2014, desapareció de la noche a la mañana.
-Ah, sí. Pues nos llevamos mucha sorpresa cuando aquello ocurrió. Hubo muchos padres de alumnos que se preocuparon porque sus hijos iban a clase con él como profesor.
Santiago Villares se encuentra de viaje y habla a través del teléfono. Recomienda preguntar a los vecinos de Urdax o en la escuela para obtener más detalles sobre Sánchez Agurruza.
En líneas generales, la respuesta es similar: "No me acuerdo" o "no tengo nada que decir". Esa es también la contestación en el colegio público en el que ejerció como docente, donde dejó una carta de despedida escrita en élfico, idioma inventado por el escritor de novelas de fantasía J.R.R. Tolkien.
"Nadie nos podíamos imaginar que se iba a marchar así. Además que dejó una carta un poco rara, ¿no?", resume una vecina de la localidad que ronda los 60 años. Fermín Sánchez, Fermintxo, se había marchado al sur de Francia para tantear al sector más radical de ETA, con el fin de recomponer un comando terrorista. La dirección de la banda se vio obligada a tomar cartas en el asunto y a pararle los pies.
Ni su propia mujer, Isabel, conocía sus planes. Llegó a presentar una denuncia ante la Policía Foral por la desaparición de su marido, que retiraría 24 horas más tarde.
'Fermintxo' regresa a las aulas
Han pasado más de tres años desde entonces. La Consejería de Educación navarra abrió un expediente sobre el profesor huido y el Tribunal Superior de Justicia de Navarra le suspendió de empleo y sueldo por tres años.
Ese castigo ya ha caducado, según adelantó Navarra.com. De acuerdo al Boletín Oficial del Estado del 9 de junio de 2017, "se deja sin efecto la pérdida de la condición de funcionario de carrera de don Fermín Javier Sánchez Agurruza".
EL ESPAÑOL ha tratado de ponerse en contacto en repetidas ocasiones con la Consejería de Educación de Navarra para obtener más datos sobre la reincorporación de Sánchez Agurruza a su puesto, sin obtener respuesta.
Mientras, Fermintxo desarrolla una vida relativamente tranquila en su casa de Berriozar junto a su mujer; una existencia salpicada por algunos exabruptos con las autoridades, fruto de su actividad destacada en manifestaciones a favor de los presos de ETA y en la pegada de carteles pidiendo su acercamiento.
En pocas semanas, el profesor condenado por pertenencia a ETA y que quiso reconstruir hace pocos años un comando terrorista volverá a las aulas navarras.