Los autodenominados artesanos de la paz, es decir, los mediadores utilizados por ETA para escenificar su último desarme trampa de abril, hicieron público este lunes un comunicado en el que desvelan reuniones con el Gobierno de Francia para abordar la situación de los presos terroristas. Este anuncio se produce pocos días después del sexto aniversario del anuncio del cese definitivo de la violencia por parte de la banda criminal que, no obstante, se resiste a anunciar su disolución.
Según el comunicado oficial difundido por los propios mediadores, hubo “una primera reunión el 10 de julio de 2017” y añaden que “el 19 de octubre de 2017 se recibió una nueva delegación en el Ministerio de Justicia para una segunda reunión de trabajo sobre la situación de los presos vascos”. Añaden que el Ministerio ha “confirmado su disposición a continuar las conversaciones con la delegación y la situación carcelaria de los detenidos”.
En este sentido, los mediadores de ETA anuncian un nuevo encuentro para el mes de noviembre, si bien no han confirmado la fecha exacta. En el horizonte, la manifestación que estos organizadores del desarme han convocado para el próximo 9 de diciembre en París para, según dicen, acabar con “el régimen de excepción” de los reclusos de la organización criminal. Actualmente aún quedan 68 presos de ETA en cárceles francesas, 238 en España, otro en Portugal y uno más en Brasil.
Ya hubo contactos en 2015
El Gobierno español no ha modificado su negativa a las demandas penitenciarias de los terroristas, que buscan en Francia un intento de romper la histórica cohesión entre ambos países en la cuestión. Ya obtuvieron resultados en el verano con el Departamento de Justicia galo, que entonces dirigía la ministra Christiane Taubira. Bajo su gestión también se produjeron acercamientos, pero el cese de Taubira a principios de 2016 frenó estas iniciativas.
La cuestión penitenciaria en Francia es competencia del Ministerio de Justicia. Cuando en 2015 trascendieron estos encuentros entre la Administración francesa y el entorno de ETA, el Gobierno de François Hollande se preocupó por dejar claro que su postura en este asunto era la misma que la del Ejecutivo de España. Ahora, dos años después, las aspiraciones de los presos de la banda han encontrado otra puerta abierta en la Administración de Emmanuel Macron. Como punto de partida piden un acercamiento a las cárceles más próximas al País Vasco y Navarra y la excarcelación de presos enfermos.
El diario abertzale Naiz aporta más detalles de estos encuentros y asegura que el Ejecutivo galo se ha comprometido a crear un “espacio de trabajo” para estudiar un cambio en la política penitenciaria. La delegación que está entablando diálogo con las autoridades francesas está formada por el alcalde de Bayona, Jean-René Etchegaray, anfitrión de la escenificación del desarme de abril. También la forma el presidente de Honor de la Liga Francesa de Derechos Humanos, Michel Tubiana, quien se salvó de ser detenido en una operación desplegada por la Guardia Civil y la policía gala en diciembre de 2016.
Sus compañeros fueron sorprendidos en el momento en el que procedían a destruir en un caserío del sur de Francia parte del arsenal de ETA en connivencia con la banda y de espaldas a las autoridades, con el riesgo que eso suponía de destruir pruebas útiles para esclarecer atentados sin resolver (cerca de 300 casos aún permanecen sin autor material conocido). El objetivo, según reconocieron después, era grabar un vídeo y dar a conocer la destrucción del material bélico. La tesis de los expertos antiterroristas es que pretendían servir de altavoz a ETA para escenificar otro desarme con el que forzar a los gobiernos de España y Francia a una negociación.
Un diputado apoyado por Macron
El resto de la delegación la forman el autodenominado artesano de la paz Michel Berhocoirigoin; Vincent Bru, diputado de uno de los partidos apoyados por Macron en las elecciones legislativas francesas del pasado junio y el presidente de la plataforma Bake Bidea (Camino hacia la paz) Anaiz Funosas.
A juicio de los expertos antiterroristas, ETA busca un final honroso a su trayectoria criminal y lograr un acuerdo sobre sus presos es el único resquicio que les queda después de los golpes policiales a su arsenal. A juicio de las fuentes antiterroristas consultadas, eso es lo que forzó a ETA a entregar la parte de sus armas que tenían localizadas. A pesar de ello, las autoridades francesas constataron que el material entregado era inferior al anunciado.
En aquella escenificación del mes de abril participaron en calidad de artesanos de la paz algunos de los etarras más sanguinarios como Josu Zabarte, conocido como El Carnicero de Mondragón, autor de 17 asesinatos, entre ellos un niño de 13 años.