Actualización por hechos posteriores:
En relación a la denuncia de malos tratos aludida informativamente, posteriormente a esta información se ha dictado auto el 2 de enero de 2019 por la Audiencia Provincial de Barcelona, Sección 22, confirmado el sobreseimiento y archivo de la denuncia interpuesta contra el sr. Guasch Soler.
En relación a la denuncia por sustracción de menores posteriormente a esta información se dictó por el juzgado de instrucción nº 3 de Vilanova y la Geltru, auto el 23 de abril de 2019 acordando el sobreseimiento y archivo de la denuncia interpuesta contra el sr. Guash Soler.
“Prefiero cualquier paliza a tener que seguir sufriendo el maltrato psicológico de alguien que, además de humillarte continuamente, juega con el poder y la impunidad del cargo que ostenta”.
Con esta corta pero demoledora declaración Minerva Kadar Afonso ha decidido dar un paso al frente y denunciar públicamente y en exclusiva para EL ESPAÑOL la relación de maltrato psicológico ejercida hacía ella por Ricard Guasch Soler, subdirector general de Relación con las empresas gestoras de infraestructuras viarias de la Generalitat, su expareja y padre de su pequeña de tres años.
“Los moratones desaparecen, pero cuando se usan las palabras para someterte, el dolor en el alma se queda contigo para siempre. Y eso nadie sabe lo que es”, añade.
Su decisión de hablar no ha sido fácil ni repentina. La ha tomado por su hija de casi tres años: “Sólo quiero que este calvario termine. Que mi hija y yo podamos vivir en paz y alejadas de la pesadilla de la violencia de género”. Además reconoce que lo cuenta porque se siente fuerte y bien acompañada. “Tengo la suerte que no tienen muchas otras mujeres maltratadas y por eso hoy estoy aquí hablando. Por fortuna estoy rodeada de personas que me quieren y me apoyan como mi padre, su mujer, que para mí es como una madre, o de mi abogado Julián Suarez-Inclán, un gran letrado enamorado de su profesión y defensor de la verdad y la justicia a ultranza. Él y su equipo han sido y siguen siendo un gran apoyo para nosotras”, afirma.
Kadar, de 47 años, añade a este apoyo, al que su ex dice que llama despectivamente “séquito”, el de la Asociación Alma, una ONG en defensa de mujeres maltratadas. “Desde que supo de mi caso, a través de mi entorno se puso en contacto conmigo, vio mis pruebas y hemos sido compañeros de lucha: el 016 y todas esas personas que he encontrado, tanto médicos como otros profesionales, cuyo apoyo ha sido inestimable”, recalca.
Con esta entrevista la exmujer de Guasch quiere hacer una declaración de principios y denunciar el daño del machismo hacia las mujeres. “La sociedad y la justicia tienen que hacer algo ya para terminar con estas actuaciones machistas tan normalizadas y tan dañinas, que permiten que haya personas a las que no les importe faltar impunemente a la verdad y usar su poder para imponer su criterio haciendo el daño que sea necesario sin respetar la dignidad humana a la que todos tenemos derecho, seamos hombres o mujeres”, subraya.
- ¿Hasta dónde cree que él puede llegar cuando se publique esta entrevista?
No le puedo dar una respuesta, porque no lo sé. Creo que ha mostrado que su odio por mi persona no tiene límites y desgraciadamente es lo que llaman ya un hecho no controvertido cuyo final sólo lo conoce él. Después del último juicio y viendo su reacción otra vez y cómo me sigue denigrando, a mí solo me toca defenderme y es por ello que, habiéndolo consultado, he decido hablar.
- ¿Es consciente de que sacará aún más sus armas para atacarle?
Como me decía durante nuestro matrimonio: 'Es mi casa, mi hija, mi dinero'. Así que sé que con o sin esta entrevista no parará hasta que me haga el máximo daño posible a menos que alguien nos ayude para que nos deje vivir una vida estable y sin temor a sus represalias, que es lo único que pido. En algún momento se me tiene que ayudar a tener una vida en la que no tenga que estar en estado de vigilia por miedo a qué táctica legal va a usar esta vez para vejarme usando a nuestra hija en común, o cualquier otra cosa como las que ya ha hecho. Ya ha demostrado que tiene el poder por ser quien es, y lo ha demostrado por medios tales como el despliegue y acoso legalizado que ha hecho de profesionales de la seguridad para seguirme a mí y mis padres y grabarnos de forma ilegal.
AÑOS JUNTO A UN “MALTRATADOR NATO”
Cuando Minerva, tras cinco años de noviazgo, se casó por la Iglesia en mayo de 2010 con la persona con la que había elegido compartir su vida poco imaginaba lo que le esperaba. “Ricard estudió Derecho, se hizo funcionario y empezó a trabajar en el mismo departamento de Infraestructuras del que ahora es subdirector. En 2011, si no recuerdo mal la fecha, fue cuando ascendió al cargo que ahora tiene. El ascenso coincidió con los tiempos de Convergencia i Unió [y la presidencia de Artur Mas]. No militaba en el partido pero estaba muy bien relacionado y sabía moverse muy bien”, recuerda.
Para Minerva el subdirector de Infraestruturas, en la actualidad de 53 años, era el hombre perfecto de puertas para afuera y sin embargo en casa era todo un maltratador nato. “En las recepciones y actos públicos a los acudíamos juntos en público cuando la gente le decía que tenía a una mujer que no se la merecía, que yo era guapísima y perfecta, se mostraba orgulloso de mí. Yo tenía que estar callada. Sin embargo en casa era lo peor. Tenía grandes ataques de ira. Era continuo el ninguneo y maltrato psicológico que ejercía sobre mí. Me decía que no valía para nada, me insultaba, me machacaba. Me alejó de mi familia o amigos, incluso de la suya, porque decía que la única familia éramos él y yo cuando estábamos juntos, y cuando nació nuestra hija, el 28 de febrero de 2015, decía que éramos solos los tres”, explica a EL ESPAÑOL.
Cuando ella decidió que era el momento de divorciarse, llegó lo peor. “De hecho, sé que firmé mi sentencia en el mes de agosto de 2016”, relata. Y es que Minerva, tras sufrir un episodio de malos tratos físicos -que no quiso denunciar “por vergüenza”, pero del que tiene un testigo que ya ha declarado de dicho maltrato en el Juzgado de Violencia Doméstica de Vilanova donde Guasch ya está siendo investigado- que le causó estar amoratada, volvió "a creerle”, recuerda triste.
A cambio de no presentar denuncia por dicho maltrato, le pidió a Guasch que le firmara un escrito en el que se comprometía a no usar a su hija contra ella. “Documento que yo no tengo porque él se lo llevó, pero que vio un testigo que también ha declarado a mi favor. En ese momento empezó a planear sustraer a mi hija. Según él dijo, debía de proteger a nuestra hija de mí”.
ACUSADO DE SUSTRACIÓN DE MENORES
Según reza en la denuncia que Minerva tiene interpuesta ante los Mossos, “él sustrajo de nuestra casa por la noche a mi hija, junto a dos hombres que ni conozco (un compañero de la Generalitat y un amigo suyo de la mili que he visto sólo 3 veces) a hurtadillas mientras yo dormía y, como dijo la juez, sin acordarlo conmigo. Durante 40 días me permitió tan sólo ver a nuestra hija de 22 meses dos veces de 35 minutos, una incluso bajo llave y siempre en el domicilio de su familia sin dejarme ni darle de comer ni estar a solas con ella para decirle que no la he abandonado y que la quiero. Me vigilaban dos personas que no conozco, a una de ellas más que de dos ocasiones, como se ha probado”, recalca Minerva.
Una niña que según Guasch (tal y como refleja la denuncia”, “por tener solo 22 meses no se enteraba de nada y no echaría de menos a su madre"), ya que según él Minerva era una madre pésima, drogada por los medicamentos y una mala influencia para su hija. Acusaciones que, según la juez, resultaron falsas. “Tal y como dijo la juez, yo he llevado todas las pruebas de mails, WhatsApp e informes médicos que demuestran lo contrario y él ninguna de lo que dice: no ha probado una actuación o comportamiento mío que ponga en grave peligro a su hija, más allá de meras afirmaciones sin sustento probatorio”, comenta.
De este episodio de sustración de menores, y de los cerca de 40 días que privó de forma unilateral que madre e hija se pudieran ver salvo dos veces, siempre vigiladas y durante menos de una hora.
Junto a este incidente de maltrato psicológico Minerva sumó otro. El del testimonio de otros seis altos cargos y amigos suyos (5 hombres y una mujer) que no dudaron en firmar un documento en defensa del subdirector y en contra de ella para denigrarla como mala influencia para su hija. Se trata de L.G.D.L.T, J.R.O, J.M.M.G, J.S.B, P.F.B y M.J.C.B. “Todos ellos son conocidos de él y a las que he visto tres veces en 11 años. A ellos les ha resultado muy fácil condenar y arruinar la vida de una madre sin ningún tipo de prueba”, subraya Minerva.
“Estas personas sólo han necesitado la palabra de un subdirector general con el que trabajan - porque jamás desde que nació nuestra hija hemos estado con ellos y hubiese bastado con que me hubiesen preguntado o hubiesen pedido las pruebas de ello-. De dichas personas solo una vino a testificar al juicio (M.J.C.A), pues los anteriores se escudaron en el documento, y a lo que yo ni nuestra hija jamás habíamos visto, dijo haber oído conversaciones supuestamente conmigo por teléfono y, por pared interpuesta, es decir (con la claridad que ello debe tener )y sin oír mi voz, sólo la de Ricard, dijo que sabía que yo le llamaba pues le aparecía el nombre de 'cari' en las llamadas entrantes del móvil de él, cuando tenían reuniones cuando a mí me tenía registrada en su móvil con mi nombre… La juez no le dio crédito a este testimonio, pero a esa persona ni a los demás no les ha importado apoyar y dar alas a una persona que no tiene ninguna prueba y que lo único que han hecho es alentar esta crueldad en vez de razonarle para que parase de hacer daño".
DESAHUCIADA DE SU CASA
A esta lista de maltrato psicológico Kantar añade otros dos recientes episodios más. “Ha logrado que la casa en la que habíamos vivido y que la juez, tras la demanda de divorcio y de custodia compartida, estimó siguiese siendo para mí y mi hija por ser la parte más necesitada por falta de recursos. Sin embargo, con sus presiones a la dueña del piso, ha conseguido que me desahucien. He tenido que buscar otro lugar en el que vivir yo y ahora estoy rodeada de cajas en las afueras de Sitges, pero feliz”, relata.
Además, acaba de ganar otro juicio hace menos de un mes ya que su ex, “con el fin de seguir presionándome y maltratándome, apuntó a mi hija motu proprio a una guardería en Barcelona, donde él vive, y a 40 minutos de mi domicilio, y la jueza ha determinado que esto lo hacía por comodidad suya y no en beneficio de su hija, así que la niña irá a la guardería escogida por mí”.
Ahora, a la espera de todos estos procesos judiciales que Minerva espera seguir ganando y demostrando su maltrato psicológico, sólo cuenta los días para que salga fecha para dejar de tener custodia compartida con él.
“De la misma forma que hace tiempo yo no quería apartar a mi hija de su padre y por eso quise la custodia compartida, ahora siento que un "presunto" maltratador, una persona que denigra a la madre de su hija constantemente, no puede ser un buen padre. Además no es lógico que mi hija tenga que estar, cuando está con él, durante 12 horas con una niñera, en lugar de poder estar conmigo”, dice Kantar.
“Con esto quiero decir que para mí la verdadera justicia empezará cuando alguien con autoridad le diga que cese en estas actuaciones, en las que lo único que él busca es hacerme es el máximo daño posible como sea, así como obtener su propio bienestar y comodidad por encima de todo”, añade.
- ¿Cuál sería su deseo?
Mi deseo sería decirle a todas aquellas mujeres que estén pasando por algo como yo que no dejen de luchar por defenderse. No es fácil luchar todos los días, pero para salir de estas situaciones hay que hacerlo y no tener miedo en pedir ayuda; ¡se cerrarán muchas puertas, pero se abrirán muchas otras! No hay que perder la esperanza, porque cuando uno lucha con la verdad en la mano acaba encontrando su camino antes o después, y sale a la luz. Sobre todo, que no se queden solas y busquen un buen asesoramiento legal, en asociaciones y abogados, pues es vital para poder defender la verdad.