Luis Pineda es empresario y dice que está arrepentido. Que rectifica. Que se pasó. Que no volverá a suceder. El pasado martes, dice, hizo algo que lamentó al momento. Desde el año 2004, Luis lleva Solterosdeviaje.com, una compañía que se dedica a organizar por todo el mundo viajes y cruceros para solteros. Suele mandar, por correo, a sus clientes, una newsletter y todas las que considera oportunas. Era algo que tenía que ver con Cataluña. La gente, dice, está “nerviosa y asustada con la situación que se está viviendo allí”. Y el martes, según cuenta, se calentó y lanzó una de ellas.

En esa carta, Luis dictaba una nueva norma en su empresa. A partir de ese día, los clientes de los cruceros que él lleva, antes de subir al barco, debían firmar un papel. En él, los viajeros debían dejar bien claro que ninguno de ellos compartía ciertas “ideas”. “Dije que la gente tenía que certificar por escrito que no tenía ideas independentistas”, explica el empresario a EL ESPAÑOL. Sin ese documento, dice, iba a ser imposible subir a sus cruceros.

Aquí varios fragmentos de la carta que la empresa de Luis difundió a sus clientes.

Acogiéndonos a nuestro "derecho de admisión", siempre buscando el bien de la mayoría y que el ambiente durante un viaje o crucero no se vea amenazado, hemos decidido, hasta que la situación política y social en Cataluña se normalice, únicamente aceptar a personas de esa comunidad que firmen un documento en el que manifiestan que no se comparten ideas separatistas. Si durante el viaje se produjeran discusiones o actos con relación a este asunto, esas personas serán automáticamente apartadas del grupo sin derecho a reclamación alguna.

(…)

Habrá gente que estará o no de acuerdo con esta decisión, incluso quien no comparta esas ideas, que la considere exagerada, pero creedme que es muy, pero que muy desagradable que durante un viaje que se supone es de vuestras vacaciones, tener que soportar actitudes irrespetuosas. Incluso ya estos últimos años hemos notado en algunos cruceros que la gente de Cataluña se "autoexcluía" y no quería relacionarse con el resto del grupo.



Sobre los cruceros por el Mediterráneo y hasta que el ambiente social no vuelva a la normalidad, intentaremos por todos lo medios evitar salir desde Barcelona”.

Uno de los cruceros que organiza Luis desde hace años. EL ESPAÑOL

Se armó. En la nota, Luis instaba a aquellos clientes de pulsión “separatista” a ir directamente a una empresa catalana “que nos consta que comulga con esos ideales” a solicitar ahí las vacaciones. Al día siguiente, Luis tenía quejas procedentes de diversos lugares de España. “Una persona me mandó un email a mí. Y mandó mensajes a todas las agencias que trabajan conmigo. No sé si esta misma persona pero mandó a todas partes”, explica a EL ESPAÑOL.

Llegaron más mensajes, también a través de las redes sociales. De gente del País Vasco. De distintos lugares de España. Hasta una señora gallega le hizo llegar un mensaje haciéndole ver lo desafortunado de la medida y de las palabras escogidas. Decían algunos: "¿Alguien puede imaginar que esto hubiera ocurrido en la dirección opuesta? Ya me lo imagino. Portadas de periódicos, noticias en los telediarios...", "¡Que le juzguen por delito de odio!" o "No tienen ni idea, y encima con condiciones xenófobas. Es de locos".

La noticia se comenzó a difundir en el diario Ara. Uno de los clientes de la empresa fue quien les hizo llegar la carta en cuestión. También la envió a las asociaciones de consumidores y a las agencias con las que la empresa colabora en Cataluña. A los dos días, Luis decidió rectificar. “He escogido la peor forma de buscar el bien común de la mayoría de los viajeros”.

Dice Luis que la gente que tomó esa decisión porque “la gente que no es de Cataluña está asustada con la situación social allí. Se echan para atrás a la hora de meterse un crucero porque no saben si va a haber cortes en las carreteras, manifestaciones...”. El empresario explica que ha tenido que cancelar el crucero de fin de año por lo que se está viviendo estos meses en Cataluña. Dice que empezó a notar “nerviosa” a la gente un par de semanas antes del uno de octubre.

Un crucero en Noruega

Luis, en uno de los viajes que organiza su empresa. EL ESPAÑOL

Hace ya varios años, cuenta Luis, ya sufrió “problemas” durante uno de sus cruceros. Se encontraba en Noruega. Dice que en ese viaje se produjo “una vergonzosa actuación de parte de las personas del grupo”.

Luis iba acompañando el crucero desde el propio barco como coordinador del viaje. Hubo varios de los viajeros del grupo a los que se les ocurrió sacar, en un momento dado de la travesía, una estelada. Dice Luis que a él le molestó que se hicieran fotos con ella. “Nosotros dijimos, pero que está haciendo esta gente. Por eso ahora yo pensé: no quiero que esto se repita. Y que reine siempre el buen ambiente entre todas las personas asistentes”.

Dice Luis que aquello le marcó, y que estos últimos meses se ha acordado mucho de aquello por la situación vivida en Cataluña. Así explica Luis su decisión: “Yo no quiero ir contra nadie. Esto ha sido porque la gente está preocupada. Intento satisfacer más al 98 por ciento de españoles que al dos por ciento. Intenté mirar por el bien de la mayoría, si hubieran sido gallegos habría hecho lo mismo. Como estamos viendo, con la situación actual los catalanes que no tienen esas ideas independentistas lo están sufriendo”.

Luis tiene 53 años y lleva metido en el mundo del turismo desde 1980. Pero fue en 2004 cuando montó su empresa de viajes para solteros. “Se me ocurrió de la manera más tonta. Fue tomando unas cervezas, en las que todos los que estábamos éramos solteros. Me dijeron, tú que tienes una agencia, porque no organizas estos viajes para personas que no tengan pareja”.

Ya existía alguna, así que se sumó al mundillo. Comenzó a organizar cruceros o circuitos de escapadas de fin de semana. “Por ejemplo, a Nueva York llevamos 15 años seguidos yendo”, dice.

En los viajes que su empresa organiza, Luis pretende que los pasajeros hagan buenas migas. Para ello, organiza diferentes actividades para que los turistas se conozcan rápidamente entre sí. “Por ejemplo, las citas de siete minutos: la fórmula original es que siete chicas y siete chicos se sientan frente a frente en una mesa a charlar. Y van pasando. Esa actividad es muy buena porque en poco tiempo todo el mundo se conoce, se rompe el hielo y se hace muy buen ambiente”.

Arrepentido

Luis Pineda lleva más de 30 años en el sector hostelero. En los últimos 15, dedicado a viajes para solteros. EL ESPAÑOL

Tras la polémica carta emitida por su empresa, en las redes sociales han comenzado a surgir todo tipo de comentarios. Sin ir más lejos, uno de sus socios, la empresa Ulises Viatges y Aventura, ha roto relaciones con la empresa de Luis. “Rompemos relaciones dada la discriminación que ha hecho efecto con su texto, que justifica no admitir a los catalanes en sus cruceros por razones ideológicas. Creemos que es un texto denigrante para cualquiera y no compartimos su mensaje”.

Ahora Luis, dos días después del polémico comunicado que ha hecho desde su compañía, se ha echa atrás. “El ambiente está tenso. Conozco gente catalana encantadora. Ha sido una explosión por muy poco tiempo y nunca se me había ocurrido a mí esto. Viendo lo que uno ve y oyendo lo que uno oye, al final te da miedo que gente que se gasta 2.000 euros en un crucero lo pase mal. He metido la pata hasta el fondo. Y lo reconozco”.

Solterosdeviaje.com ha emitido un segundo comunicado. Ahora se retractan de lo ya dicho. El Español ha tenido acceso a él.

Con relación al comunicado enviado en el boletín de ayer y habiendo sido advertido de mi error en la redacción del mismo, queremos manifestar que ante la ilegalidad de exigir que las personas que quieran apuntarse a un viaje deban manifestar sus ideas políticas, únicamente quien así lo desee, podrá manifestarlo.



En absoluto consideramos que todos los catalanes son conflictivos, es más, después de haber viajado desde hace 13 años con muchas personas de allí, estoy seguro que la inmensa mayoría no lo es y que solo busca disfrutar de sus vacaciones en el mejor ambiente.

“Cuando lo hice era consciente de que iba a perder clientes. No diré como el rey emérito, me he equivocado no volverá a ocurrir, pero soy consciente de que me he he equivocado”, dice Luis. Ahora, después de toda la polémica de esta semana, ha decidido que, de ahora en adelante, solo va a exigir un requisito desde su empresa a quienes se suban al crucero. Ahora tan solo pide a los viajeros una cosa: que en el crucero no se hable de política.

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