Con la muerte de Miguel Crespo Alonso -cuyo cuerpo fue hallado en el baño de un hospital de Nueva York- se llora la pérdida no sólo de un “brillante” médico, sino de un “hombre sensible” de 40 años, al que sus amigos admiraban por sus méritos; un chico travieso que en su infancia correteaba por las calles de Toledo y que desde hace años se desvivía en su investigación contra el cáncer de colon. Ahora no queda más que saber los detalles de su fallecimiento en extrañas circunstancias, que ha conmocionado a compañeros y familiares.
Quien se refiere a Miguel como “brillante médico” y “hombre sensible” es un viejo conocido de Toledo. Según apunta, la noticia ha sorprendido a los padres del médico fallecido; ambos han aterrizado ya en Nueva York para certificar los correspondientes trámites tras la defunción. Miguel Crespo tenía varios hermanos y una de ellos era, como él, doctora.
El médico toledano había volcado sus esfuerzos en la lucha contra el cáncer de colon, fundamentalmente en el Weill Cornell Medical Center de Manhattan, donde realizaba su posdoctorado. De hecho, estaba a punto de presentar las conclusiones de su trabajo, centrado en la aplicación de células madre para combatir contra esta enfermedad, informa encastillalamancha.es.
Sus informes estaban llamados a aportar información inédita y relevante en la materia. De hecho, trabajaba de forma infatigable en los últimos tramos de su investigación.
La trayectoria profesional de Miguel arranca con sus estudios de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid, donde obtuvo su doctorado en 2008. También fue voluntario en la clínica Payne Whitney. Hablaba cinco idiomas, según detallaba en su perfil de LinkedIn: español, inglés, francés, alemán y persa. Había cumplido su sueño de investigar el cáncer de colon en el Weill Cornell Medical Center, un referente mundial en este ámbito.
Es precisamente en este centro -el Weill Cornell Medical Center- donde se encontró su cuerpo sin vida; lo localizaron sus compañeros varias horas después de la muerte, tendido en el suelo de un baño ubicado en la octava planta. Miguel había vomitado antes de desfallecer. Al parecer, perdió la vida a causa de una muerte súbita el pasado 26 de noviembre, aunque el caso aún está bajo investigación.
La sensibilidad artística de Miguel
Cuando este viejo amigo de Miguel se refiere a él como una “persona sensible” lo ejemplifica con su predisposición artística, plasmada en un blog en el que publicaba fotografías y diseños artísticos. A sí mismo se definía de la siguiente manera:
“A lo largo de mi vida, me he esforzado incansablemente por capturar la belleza de las cosas que siempre he sentido que el mundo aún no ha descubierto: ventanas, sombras, reflejos, la magia en la luz aterciopelada que se proyecta en nuestros ojos. Siempre me ha cautivado la compasión, la emoción y el significado que la mirada de alguien puede transmitir e inspirar. Las miradas aparentemente frías pero cargadas de sentimientos que siempre quedan congeladas por la lente de la cámara siempre permanecerán allí, sacándonos fuera de los cuatro lados del marco de la imagen”.
Porque a lo largo de sus 40 años de vida, Miguel Crespo había recorrido el mundo y plasmado en sus fotografías escenas cotidianas en diferentes escenarios. Nueva York, ciudad en la que vivía y trabajaba de forma incansable, es el escenario que más se repite en sus instantáneas.
Junto a las fotografías, Miguel subía sus diseños gráficos, inspirados en la máxima que movía a Pablo Picasso y que él mismo repicaba en su página web: “Los buenos artistas copian, los genios roban”.
La investigación de su muerte
De acuerdo a informaciones compartidas en diferentes medios estadounidenses, en el cuerpo de Miguel no había ninguna señal de violencia. Los informes preliminares apuntan a que sufrió una muerte súbita. Según detalla la Fundación Española del Corazón, se trata de “la aparición repentina e inesperada de una parada cardíaca en una persona que aparentemente está sana y en buen estado”.
“La noticia ha sido una terrible sorpresa, nadie podría imaginar que Miguel iba a perder la vida en estas circunstancias”, detalla el amigo de la infancia del brillante médico toledano.
La familia del fallecido espera repatriar su cadáver con la mayor celeridad posible y esclarecer todos los detalles de su misteriosa muerte en el baño de la octava planta del Weill Cornell Medical Center.