David López Frías Gonzalo Araluce

“Es un soldado impecable. Por sus modales y por su forma de vestir. Siempre lo veías en el coro, en la misa, en la catequesis, durante las fiestas de la cárcel. Eso sí… nadie lo había visto reír. Nunca”.

Así define Don Antonio, el párroco de la cárcel de Ferrara (Italia) a Norbert Feher, alias Igor Vaclavic, alias Igor el Ruso, alias Igor el Fantasma, alias Ezequiel, alias Rambo de Budrio. El asesino de tres personas en la provincia de Teruel tenía mil caras. Mil identidades y una gran afición por los disfraces. En la prisión italiana lo definen como un tipo frío, narcisista, con unos modales impecables, sin amistades, sin familia… y sin sentimientos.

Su auténtico nombre es Norbert Feher y nació en 1981 en Subotica, una ciudad de Serbia que hace frontera con Hungría. De hecho, la familia de Feher procede de Hungría, aunque también tenía antepasados rusos. Militar de profesión, sus primeros antecedentes penales conocidos tienen relación con numerosos robos en su Serbia natal. En el ejército aprendió artes marciales y tiro. Lo dejó para dedicarse al mundo del crimen organizado y pasó a formar parte de un grupo paramilitar dedicado al robo y la extorsión. Cuando Serbia se le quedó pequeña, dio el salto al norte de Italia.

DE LA CAPILLA DE PRISIÓN A LAS REDES SOCIALES

En Italia se convirtió en el terror de los agricultores del norte. Iba ataviado con trajes militares, con un cuchillo atado en la pierna y robaba a los campesinos, amenazándolos con un arco y flechas. Dicen sus víctimas que siempre actuaba en solitario. Por estos robos fue detenido y le cayeron 8 años de prisión. El párroco de la cárcel de Ferrara lo recuerda como un hombre serio, de modales impecables y tremendamente religioso.

“No se perdía una ceremonia”, recuerda Don Antonio. “Tampoco hablaba nunca de su familia, ni recibía visitas ni tenía amistades. Su comportamiento era impecable, como un el de un soldado disciplinado. Participaba en todas las actividades religiosas. Y contaba los días que le quedaban para salir”. En la prisión de Ferrara fue conocido como Ezequiel, un nombre bíblico que significa “Dios es mi fortaleza”.

Norbert Feher, en una de sus imágenes difundidas por sus redes sociales.

En 2015 salió de prisión. Adoptó el nombre de Ivan Vaclavic. Los que le conocieron lo definen como un tipo de personalidad narcisista, con una intensa actividad en redes sociales. Llenó su Facebook de fotos con diferentes looks, dejando patente su afición a cambiar de identidad. También su profunda religiosidad, colgando varias fotos con sacerdotes.

ENTRA EN LA BANDA PAJDEK

Pero lejos de estar rehabilitado, siguió con la senda del crimen. Dejó su faceta de lobo solitario para entrar a formar parte de una banda de delincuentes del este de Europa afincada en el norte de Italia. Era una organización criminal conocida como la Banda Pajdek. Se llamaba así porque al frente de la organización criminal estaba un delincuente croata pero con nacionalidad húngara de 50 años llamado Ivan Pajdek. El más joven se llama Patrik Ruszo, también es húngaro y tiene sólo 21 años. Se dedicaban a los robos con violencia y a la extorsión.

Pajdek era el que daba el nombre a la banda y el de mayor edad, pero el auténtico cerebro de la Banda Pajdek era Norbert Feher. Era el que elegía los lugares donde daban los golpes y las víctimas. Se establecieron en el norte de Italia. Bolonia, Módena, Rovigo y Ferrara fueron los escenarios de sus golpes más sonados.

Feher, Pajdek y Ruszo, tres miembros de la banda.

En 2015 protagonizaron un reguero de robos y crímenes en la región. En abril mataron al propietario de un bar. Fue en el municipio de Riccardina, cerca de la ciudad de Budrio. Feher se plantó en un bar con la intención de robar. Disparó al propietario en la cabeza, matándolo en el acto Se llamaba Davide Fabbri y tenía 52 años. La esposa del fallecido declaró a los medios que “nunca olvidaré esa mirada fría y sin sentimientos”. Los disparos los realizó Feher con un arma robada a un guardia de seguridad un par de semanas antes en el pueblo de Consandolo. Aquí se ganó el sobrenombre de Rambo de Budrio.

En su huida pasaron por el municipio de Portomaggiore, donde siguió asesinando. Ya en busca y captura, se cruzó con el policía Marco Ravaglia -a quien hirió de gravedad-, jefe de patrulla, y con el guardia forestal voluntario llamado Valerio Verri, de 63 años. “Cinco tiros escuchamos”, explicaba un testigo presencial a la policía después del asesinato del segundo agente. El crimen se produjo con la misma Smith and Wenson que le robaron al guardia de seguridad.

Valerio Verri y Marco Ravaglia.

ROBABAN Y TORTURABAN A ANCIANOS

Hasta septiembre no volvieron a matar, que se sepa, pero su actividad de robos y torturas se incrementó. Todos los golpes de la Banda Pajdek tenían dos denominadores comunes: la violencia extrema que empleaban y la avanzada edad de las víctimas. Lo afirma Alessandro Colombani, un italiano al que le pegaron una paliza de muerte sólo para robarle la cartera. Lo asaltaron en un cajero automático, le exigieron el número secreto de la tarjeta, le golpearon hasta la saciedad y lo dejaron moribundo. Todo por llevarse 250 euros. Fue el 26 de julio de 2015.

Cuatro días mas tarde atacaron a Emma Santi, una anciana de 93 años, a la que, además de robarle, le aplicaron descargas eléctricas con unas pinzas. Una técnica que ya habían utilizado contra Colombini. El 5 de agosto llegaron a un pueblo próximo llamado Coronella. Allí allanaron la casa de Giulio Bertelli, jubilado de 86 años, al que también robaron y torturaron durante 5 horas. Apalizar a ancianos y ensañarse innecesariamente con ellos se había convertido en la actividad principal de la Banda Pajdek.

Alessandro Colombani.

El 25 de septiembre cometieron el delito que acabó con dos tercios de la Banda Pajdek en prisión: el asesinato del pensionista Pier Luigi Tartari. El hombre, de 73 años, fue hallado muerto, torturado y atado de pies y manos en un caserón abandonado de Ferrara. Habían secuestrado al anciano para robarle y ni la policía entendía tal grado de ensañamiento. “Una barbarie sin precedentes. Inaudita. Nunca habíamos visto una cosa igual” declaraba la policía a los medios locales. De aquella operación policial cayó la banda. Detuvieron a Pajdek, a Ruszo y a Constantin Fiti, otro miembro de la banda de nacionalidad rumana. Los integrantes apresados fueron condenados a 30 años de prisión. Feher fue el único que escapó.

Las autoridades italianas desplegaron un dispositivo de busca y captura hasta entonces nunca conocido. El exmilitar bosnio se convirtió prácticamente en un asunto de Estado y, por tanto, no había que escatimar recursos en su persecución. De acuerdo a las estimaciones que hizo la prensa local, la Policía invirtió cerca de 200.000 euros diarios para dar con Norbert Feher. “Un individuo peligroso. Muy peligroso”, admitía un alto cargo policial italiano -con el rostro cubierto con un pasamontañas- ante las televisiones.

Sea como fuere, el hombre de las mil caras eludió todos los controles establecidos en Italia. Empezaron a llamarle Igor el Fantasma. Según fuentes policiales consultadas por EL ESPAÑOL, empleó las técnicas de ocultación y sigilo que había adquirido durante su trayectoria como militar. En esas, puso su objetivo sobre España: Serbia ya se le había quedado pequeña y su rostro era demasiado conocido en la zona como para seguir cometiendo sus tropelías; y en Italia, con la Policía pisándole los talones, tampoco tenía demasiado margen de maniobra.

DA EL SALTO A ESPAÑA

Norbert Feher, el Fantasma, Rambo, Ezequiel… el exmilitar bosnio coleccionaba apodos como si de cicatrices de guerra se tratasen. Cada sobrenombre escondía una historia trágica, de muerte y extorsión. Pese a su trayectoria, pese al rastro de sangre que venía dejando tras de sí, logró escapar de Italia.

Por Europa circulaba un asesino despiadado, que no tenía reparos en recurrir a las técnicas más sucias para conseguir sus objetivos. La Interpol era consciente de ello y actuó en consecuencia: emitió una orden de busca y captura, que implicaba operativos policiales de Serbia, Austria, Francia, Italia… y España. Todos los indicios apuntaban a que el exmilitar podía establecerse en nuestro país. Así fue.

Norbert Feher.

El hombre de las mil caras se refugió en la Costa del Sol. Desconoce nuestro idioma, pero no tuvo problemas para encontrar apoyos puntuales en la zona para esconderse. En otras ocasiones recurría a identidades falsas y a mentiras. Todo lo que cabe esperar de un soldado sin piedad, de los fugitivos más buscados en Europa.

Todas las pistas apuntaban a que Norbert Feher estaba en la provincia de Málaga. Por eso supuso una gran sorpresa que este jueves apareciese en la provincia de Aragón. Fue el jueves fatídico, en el que sumaría otros tres nombres a su trayectoria criminal teñida de sangre: el de los guardias civiles Víctor Romero Pérez y Víctor Jesús Caballero Espinosa (Romero y Caballero, de ahora en adelante), y el del ganadero José Luis Iranzo.

Hagamos el ejercicio de cambiar el prisma de la historia, centrándonos en estos tres últimos nombres. En la provincia de Teruel, especialmente en las zonas rurales, venían registrándose en las últimas semanas varias oleadas de robos en fincas y viviendas. Los dos agentes formaban parte del Equipo Roca de Alcañiz y estaban especializados en la lucha contra estos delitos. El primero, Romero, estaba casado y tenía una hija; el segundo, Caballero, residía en Teruel con su pareja. Ambos se habían granjeado la amistad de la población local por su plena dedicación en la lucha contra la delincuencia.

Víctor y Jesús , los dos guardias civiles asesinados en Andorra E.E.

Los agentes investigaban un suceso que había tenido lugar el pasado día 5 en Albalate del Arzobispo, un tiroteo en el que dos personas habían resultado heridas graves. El episodio estaba relacionado con un intento de robo.

José Luis Iranzo era un conocido ganadero de la zona, nieto del Pastor de Andorra, uno de los cantantes de jota más reconocidos. Este jueves, advirtió algo extraño que llamó su atención en una zona conocida como El Ventorrillo, entre los términos municipales turolenses de Albalate del Arzobispo y Andorra. Sospechó que se podía tratar de uno de los ladrones que en las últimas semanas había causado estragos en la región e inmediatamente llamó al Instituto Armado.

Entre los tres trataron de resolver aquel misterio. El ganadero conducía a los agentes -que iban vestidos de paisano pero con chalecos antibalas- al punto señalado. Serían los últimos pasos que darían en su vida.

José Luis Iranzo es descendiente de José Iranzo, uno de los cantantes de jota más reconocidos internacionalmente.

Feher les recibió haciendo lo que mejor sabía hacer, desenfundado su arma. Estaba solo, vestido de militar. Se desenvolvía a la perfección por parajes inhóspitos, alejado de las grandes ciudades. Abrió fuego y apuntó con precisión. En un instante abatió a los tres hombres. No se preocupó por recoger los casquillos caídos en el suelo. Arrebató las armas reglamentarias a los guardias civiles caídos y huyó del lugar a bordo de un vehículo pick-up de color verde.

La captura del fugitivo

La Guardia Civil se volcó con obsesiva escrupulosidad en la búsqueda del fugitivo, en una de las mayores operaciones policiales que se recuerdan en la provincia. Los agentes recomendaron a los vecinos de la zona que no abandonasen sus viviendas si no era estrictamente necesario. Rastrearon la región en profundidad. Todos los agentes tenían a mano un retrato robot del asesino.

Pasadas las cinco de la madrugada, el hombre de las mil caras sufrió con su vehículo un accidente en la carretera que une las localidades de Mirambel y Cantavieja, muy cerca de la provincia de Castellón, a cien kilómetros de distancia donde se registró el tiroteo.

Quizá por agotamiento tras una noche a la fuga, quizá por las consecuencias del accidente, Norbert Feher, alias Igor Vaclavic, alias Igor el Ruso, alias Igor el Fantasma, alias Ezequiel, alias Rambo de Budrio, cayó detenido por la Guardia Civil: estaba dormido a 200 metros del lugar en el que se había siniestrado el pick-up.

Este domingo, la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela tomará declaración al hombre de las mil caras; un exmilitar bosnio que había puesto en jaque a las autoridades europeas y que ha dibujado su trayectoria a base de sangre y sufrimiento. Desde sus crímenes en Italia, donde sembró el terror con sus torturas a ancianos y asesinatos, hasta Teruel, donde escribió las últimas líneas en las trayectorias vitales de los guardias civiles Víctor Romero Pérez y Víctor Jesús Caballero Espinosa, y del ganadero José Luis Iranzo.

El operativo desplegado por la Guardia Civil en Andorra (Teruel) ha estado operativo toda la noche. Antonio García Efe

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